Monserrat
Estoy en el centro de la ciudad donde se encuentra la mayoría de empresas sé que no dudará mucho tiempo en conseguir trabajo, mi mirada se centra en una empresa grande de exportaciones, camino hasta estar al frente del imponente edificio, e ingreso adentro todo es lujoso los pisos son de mármol y sus paredes son blancas dándole un toque de sofisticación al lugar, al fondo del lugar se encuentran tres jóvenes que por cierto son muy hermosas, camino moviendo mis caderas de lado a lado como si se tratara de una reina
—Buenos días señoritas, disculpé vengo por el anuncio —señaló la hoja donde que descargue horas antes
—Si claro siga hasta al fondo y sube hasta el piso treinta allí les hacen la entrevista, —sonrió al escuchar esas palabras puse sé que ese puesto es mío
—Gracias es usted muy gentil —digo al esbelta rubia que me atendió recibo mi gafete y como me dijo la rubia hago camino por el pasillo hasta el fondo donde se encuentran los ascensores oprimo el botón que me lleva hasta el piso treinta, después de unos minutos por fin llegó, nunca pensé que por caprichos de mi padre yo tuviera que pasar por todo esto al salir del ascensor veo que hay una enorme fila de hermosas mujeres por el mismo puesto, suspiro pues esto llevará tiempo así que a lo que vinimos después de hacer una hora y ver a una que otra chica salir de la oficina echando chispas por fin sigo yo y creo que soy la última
—Pase señorita el señor Martínez la está esperando, —asiento y caminó hacia la enorme puerta color caoba, tocó sutilmente hasta que una voz gruesa me indica que ya puedo pasar
—Adelante, está abierto, —miro y es un hombre bastante mayor quien rasca su cabeza por lo visto está agotado.
—Buenos días señor Martínez, —estiro mi mano a lo que él levanta su mirada y deja salir una sonrisa, me agrada su expresión pues logra recordarme a mi abuelo.
—Tome asiento y cuál es su nombre —dice aquel hombre con su cabello totalmente cubierto de canas.
—Monserrat Navas —digo emocionada, pero aquel hombre creo que no le gustó ni tantito mi nombre ya que se levantó de inmediato de su silla y empezó a agitar sus manos.
—Lo siento señorita Navas, pero el puesto por el que usted viene ya está ocupado así que se puede retirar —dice alzando su voz
—Pero señor Martínez usted ni siquiera sabe para qué puesto vengo —estoy totalmente confundida
—Solo le estoy diciendo que aquí no hay trabajo para usted así que puede retirarse —dice tirando un fuerte golpe al escritorio que pegue un salto del susto que logró darme, salgo despavorida corriendo hasta llegar a la salida de la empresa, vaya este señor su que está completamente loco, recuperó mi aliento y sigo con mi búsqueda pues un viejo loco no va a derribar mis metas qué es conseguir un buen empleo y demostrarle a papá que está muy equivocado que yo voy a salir adelante si él.
Camino por las calles y voy empresa por empresa, pero en todas al pronunciar mi nombre me cierran las puertas prácticamente en la cara por así decirlo, no entiendo que es lo que pasa pero creo saber de quien es obra de mi querido padre, sé que él tiene sus manos metidas en todo esto, he caminado casi todo el centro de la ciudad en donde había oportunidad de empleo, pero en todas me rechazaron al momento de decir mi nombre como si se tratara de una maldición.
Tan pronto lo oían prácticamente me sacaban a patadas, ahora mi padre si la supo hacer si me quería ver en el suelo lo está logrando, pero que ni crea que voy acceder a sus pretensiones eso no, bueno será ir a mi lujoso hotel estoy agotada y estos tacones no me dan más, así que empiezo a caminar a ver si puedo tomar un autobús, ya que el cielo amenaza con destruir todo a su pasó pues está totalmente nublado así que tengo que moverme, miro que el autobús estacionó un metro más adelante así que corro, pero mi tacón se parte haciendo que caiga bruscamente al piso trato de ponerme de pie pero al momento de apoyar mi pierna ella no colabora mucho este hinchada debido al fuerte golpe, me levanto con algo de esfuerzo y empiezo a caminar pero el autobús ya se ha ido, así que tendré que esperar el siguiente, pero por lo visto hoy la suerte no me acompaña.
Toco mi cara al sentir una gota resbalar por mi cara, miro hacia el cielo pues ha empezado a caer un enorme aguacero todo esto es un caos la gente corre despavorida para no mojarse y otro en sus autos echan pito como si eso los ayudará avanzar, yo mientras tanto estoy completamente empapada de los pies a la cabeza solo suspiro derrotada hoy fue un día bastante complicado y sé que se lo debo a mi padre.
Pero hay si como decía mi madre al mal tiempo buena cara, y eso lo voy aplicar no me voy a dejar derrumbar no ahora, así que sin más al ver que viene el próximo autobús saco mi mano y hago el pared y pongo mi mejor cara, subo al autobús con la mirada de encima de la gente como si se tratara de un bicho raro, no prestó atención y voy hasta el último asiento donde me siento y respiro aliviada, «hay mamita cuanta falta me haces, todo esto hubiera sido tan distinto si hubieras estado aquí conmigo», mis lágrimas amenazan con salir una vez más, por más que intento ser fuerte sé que por dentro estoy hecha un desastre, siempre creí que mi padre era de un carácter fuerte algo difícil de llevar.
Pero jamás se me pasó por la mente que con tal de conseguir lo que él desea sea capaz hasta de vender a su hija y todo por el maldito control de todas las empresas donde tiene sociedad con el imbécil de Alberto Cáceres, ahora por culpa de su ambición desmedida estoy lejos de mi hermana aquí en tumba de mi madre jure proteger, pero que ahora me es imposible por los caprichos del señor Pablo Navas.
Alberto CáceresDías antesHace dos días que la vi y estaba más hermosa que la última vez que la vi, sé que no me ama, pero yo la voy a doblegar.—¿Entonces Santiago, dime no confías en mis capacidades como para enamorar a Monserrat Navas? —le digo a mi amigo y socio.—Claro que confío en tus capacidades, lo que no creo es que llegues a nada con la amargada de Navas, pues nunca se le ha conocido un novio y mucho menos pretendientes.—Pero, ¿por qué hablas así de ella si ni siquiera la conoces? —Me río por las ocurrencias de mi amigo.—Lo sé, pero es lo que la gente murmura, —niego con la cabeza—Sabías que no puede dejarte llevar por lo que dice la gente, si en verdad no lo tratas —responde—Bueno ya que veo que estás en modo defensa, apuesto un millón de dólares que ni siquiera llegas a primera base con Monserrat Navas. —Vaya esto va enserio hasta que sacó su chequera.—Acepto, pero un millón no es muy poco, mejor que sean cinco —digo serio, pues sé que a Santiago le encanta apostar
Mónica.Voy llegando a la casa muy exhausta de tanto estudiar, tocó la puerta tres veces para que sepan que llegue y me abran la puerta necesito descansar, viene Lilia, y me abre la puerta, ella siempre es muy especial se preocupa mucho por Monserrat y yo.—Niña Mónica siga, le preparo algo de cenar—, me sonríe de una manera muy tierna.—No te preocupes no tengo hambre, quiero descansar han sido días muy difíciles y no puedo dejar de pensar en mi hermana me preocupa mucho—, Agachó mi mirada y de mis ojos caen lágrimas incontrolables.Voy subiendo las escaleras, quiero ver a mi papá, pero extraño tanto a mi hermana a veces siento odio y repugnancia por mi papá por todo lo que le ha hecho a Monserrat, voy caminando por el pasillo hasta llegar a la habitación de Monserrat ver sus cosas me hacen sentir impotencia y frustración por no ayudarla, ella merece que le pase lo mejor del mundo es una muy buena persona, no merece estar viviendo lo que le está tocando vivir por culpa de mi p
Monserrat.Acaba de amanecer, estoy rendida, no dormí nada, no soporto más esto… Tengo que solucionar algo, me levanto rápidamente aunque muy adolorida no tuve ni un poco de comodidad, me arreglo con lo que aún conservo y tomo mis cosas, bueno las pocas que tengo, salgo a la calle y voy caminando muy deprimida por todo lo que he tenido que pasar por culpa de mi papá me es muy difícil no sentir rabia hacia él, no puedo creer que su ambición sea tan grande para que no le importa sacrificarme a mí que soy su hija, lo único que me tranquiliza es que mi papá no le haría daño a Mónica, eso es algo que me da seguridad, no me importa voy a demostrarle que sí puedo sin su ayuda. Sigo caminando alguien debe necesitar una persona para trabajar, hay una agencia de viajes voy a preguntar, por mi experiencia dirán que sí.—Buenos días señor, vengo a preguntar si hay alguna vacante para un empleo, lo que sea no importa, quiero y necesito el trabajo. —Lo miró a los ojos.—No hay nada para usted n
MonserratYa han pasado dos días, desde que volví a casa desde luego la más feliz fue Mónica y más cuando le dije quién sería yo que me iba a casar con Alberto CáceresInicio flashback—Montse no es justo, mi padre no te puede hacer esto, —decidí contarle todo a Mónica, aunque para mí siempre va seguir siendo mi princesa, sé que ya tiene la edad suficiente como para entenderlo todo—Tranquila mi princesa hermosa, sólo será por un año y nada más, —trato de tranquilizarla, pues me parte el alma ver cómo sus ojitos saltones están llenos de lágrimas, prometí una vez en frente de la tumba de mi madre que siempre cuidaría de su pequeña y ahora no pienso romperla y mucho menos por mi culpa—Nuestro padre no tiene perdón de Dios, por esto que te está obligado hacer, —me acerco hasta ella y la abrazo fuerte hasta que mi niña linda logró quedarse dormida, me parte el alma verla así pero sé que pronto lo olvidará y podrá seguir con su novio, que por cierto me lleve una gran sorpresa al escuchar
AlbertoMiró fijamente hacia el techo y se me viene la imagen de Monserrat, tanto que dejó salir una sonrisa «hay Montse, pronto caerás rendida a mis pies» está mañana cuando la vi contorneando sus caderas hacia el elevador algo dentro de mí creció y quiso tenerla cerca de mí, pero es tan testaruda que todo lo que le digo lo toma a mal, tanto que cada vez que hablamos rueda los ojos, causándome gracia pues definitivamente es hermosa, “hay Monserrat que me estás haciendo” bueno por ahora será mejor llamar a Santiago y que vaya alistando varios ceros a la derecha pues ya que Monserrat regreso no hay nada ni nadie que impida que sea mi esposa.Voy a disfrutar la cara de Santiago cuando le diga que me caso en dos semanas, seguro que voy a tener mi celular listo para grabar su cara de desilusión por haber perdido cinco millones de dólares, me levanto de la cama y voy hasta mi minibar donde me sirvo un vaso de coñac, hoy fue un día bastante complicado, por un lado tuve una discusión con Pab
Monserrat día fue un completo desastre, o al menos el pesado de Alberto Cáceres se encargó de eso, debo admitir que la sorpresa de la cena fue muy bonita pero nunca dejó de lado su arrogancia, como quisiera que hubiera puesto sus ojos en alguien más pero no el niño de papi y mami tiene que cumplir sus caprichos a toda sin importar los sentimientos, como es que no le importa que mi sentimientos hacia él solo sea odio y desprecio, solo por el beneficio de él pero bueno tendré que ocupar mi cabeza en otro tema o si no me voy a volver completamente loca por pensar en una persona frívola y sin corazón. Terminó de colocarme la pijama y voy a la cama pues hoy en verdad estoy agotada como es posible que durante el tiempo que hui de la casa mi padre no se hubiera encargado de absolutamente nada, no logro entender si tanto le importa la empresa porque no le presta atención cuando él perfectamente sabe que así Alberto Cáceres sea socio de la empresa nosotros tenemos la mayoría de las acciones
MonserratNo puedo creer que mi cuerpo me traiciona, como es posible que haya dejado que Alberto me besara y que después se fuese de mi oficina sin ni siquiera pedir excusas, paso mis manos una vez más por mis labios y por más que trato de pensar en otra cosa no puedo así que prefiero irme a casa ya que por lo que veo no voy a poder concentrarme, tomo mi bolso y apagó el computador salgo de la oficina hacia el elevador dónde para mí desgracia al abrirse la puerta ahí está él y lo que más me llena de ira es ver su sonrisa de triunfo que se gasta, así que me giro sobre mi eje pues no pienso tomar el mismo elevador que Alberto.—¿Qué sucede? no me diga, que le gustó tanto mis labios que ahora le da pena subir en el mismo elevador conmigo —dice, sonriendo de oreja a oreja, lo que provoca que quiera lanzarme sobre él y golpearlo, pero me contengo porque antes que todo soy una dama.—Definitivamente su ego está bien arriba. —Muevo mis manos—. Pues déjeme decirle que el beso que usted me dio
AlbertoNo entiendo a la caprichosa de Monserrat dice que me odia, me demuestra todos los días su desprecio, pero sus besos me dicen otra, sentir cómo tiembla en mis brazos me lo confirman aún más pues tenerla acorralada bajo mi poder me hizo ver qué todo lo que provocó en ella, que todo lo que me dice es una simple máscara que utiliza para no verse frágil ante mi o su padre, pero yo voy a quitar esa máscara y la voy a doblegar haciéndola que caiga rendida a mis pies, y lo tengo que lograr antes de la boda pues estamos a solo un mes para unir nuestras vidas para siempre, y una de las cosas que más deseo es apostar por su amor, ella siempre me mira como bicho raro y yo como un loco babeando por ella, pero sé que no va ser por mucho tiempo eso lo juro.—¿En qué tanto piensas amigo? Mira a todas esas muñequitas bailando desnudas y tú en otro mundo —dice Santiago chocando su copa con la mía.—En trabajo amigo, en trabajo —respondo.—¿En el trabajo o en la amargada de Montserrat?, Porque