Montserrat—¡Cinthia! Detente qué diablos piensas que haces —gritó llena de angustia llegando hasta donde se encuentran ellos, pero me paro de inmediato al ver que ella tiene un arma sobre sus manos y amenaza con disparar.—vaya, pero a quién tenemos aquí a la maldita de Montserrat —dice, y puedo ver que en su mirada hay rabia mucha rabia y en parte también hay dolor, además de que está algo nerviosa Lo sé por la forma en que actúa y como tiembla sus manos.—Cinthia no les hagas nada por favor, hazme lo que quiera mí, pero a ellos dos déjalos en paz, por favor suelta mi padre y a mi hijo, por favor. —Muevo mis manos y dejó caer mi bolsa al piso, suplicando pero ella se gira y le pone el revólver a mi padre en la cabeza, todo el mundo al ver que ella tiene un arma sus manos sale corriendo y lo único que se escucha son gritos de los niños y los padres quiénes estaban en estos momentos recogiendo los niños, nunca había sentido tanto miedo, pues con esta loca nunca se sabe nada además si
AlbertoEsta tarde sentí la necesidad de escuchar su voz de verla y de estar cerca de ella, pero quise darle la sorpresa y por eso cuando hablamos no le quise decir que ya estaba aquí acerca de ella, la deseo tanto que quiero ir hasta la casa y dejar rosas blancas por toda la habitación, pero justo cuando llegó hasta la cama noto una hoja y la tomó, puedo ver que es letra de Montserrat y en ella hay un bello poema dirigido a mi…—“Alberto eres mi chinito lindo, mi perfumito, mi flor, eres como una canción cuando tus manos me tocan y mi pasión alborota ante tus ganas de amor. Eres el beso deseado en mi boca, en mi piel, en toda parte, el placer que se deshace en mi sexo, eres un sueño y por eso no te dejo de querer. Eres una voz bonita, una mirada que atrapa, unas manos que arrebatan cada gota que hay en mí, eres y no importa nada porque me haces vivir.Eres viento en mi piel cuando las llenas de besos, lluvia donde refresco el calor que brota en mí, haciéndome un diluvio, manantial, f
AlbertoAl llegar veo a la ambulancia ir a los paramédicos subiendo a Pablo a una camilla y a un policía con mi bebé en sus brazos quién llora desconsoladamente, me acercó al oficial de policía y le pido que me entrega mi hijo, quién tan pronto está en mis brazos solamente dice, papito, papito, papito, lo tomo y trato de calmarlo y en menos de segundos deja de llorar pero mi angustia incrementa más cuando veo que se llevan a Pablo en ambulancia no sé si estará bien o como pueda estar.Que ninguno de los paramédicos me dicen qué estado está Pablo decido volver rápido hace mi auto con mi hijo en brazos poner una parte de atrás e ir corriendo para ver si alcanzo a los malditos que se llevaron a Montserrat, así que lo único que me queda es seguir la ambulancia, de camilo le llamo Mónica quién llora desconsoladamente por lo que acaba de suceder le digo que por favor nos vemos en el hospital mientras vemos cómo solucionamos para encontrar a Monserrat, al llegar al hospital me encuentro con
MonserratAbro mis ojos e intento moverme, pero me es imposible siento que tengo mis manos atadas, por qué, es la palabra que me repito una y otra vez, por qué la loca de Cinthia le disparó a mi papito, aun siento la angustia de no saber nada, de saber si está bien y si está fuera de peligro, y mi hijo sólo espero que tampoco le haya pasado nada, no entiendo en qué momento este par de locos se unieron y causaron tanto daño, y yo aquí atada de pies y manos y sin poder hacer absolutamente nada.—¡Hasta que despierta princesita! pensé que te iba a tener que echar está cubeta de agua helada por encima para que despertara de tus dulces sueños bella durmiente. —Levanto mi cara al escuchar la voz de Cynthia susurrar a mi oído, para después tomar mi cabello y jalarlo hacia atrás.—Eres una maldita perra desgraciada —respondo y ella me jala más de mi cabello haciendo que me vaya de espaldas con todo y silla.—¿Te parece que soy una maldita desgraciada? no tanto como tú que me arrebataste todo
Es difícil tener que afrontar tantas adversidades juntas y más cuando los seres que más amas se ven perjudicados, cuando los seres que amas te los arrancan a la fuerza de la vida, pero nunca del corazón y aunque estuve a punto de estar junto a mi padre hoy estoy aquí frente a tu tumba dándole gracias por haber entregado su vida por haber salvado a mi hijo.—Aquí estoy papito y aunque es un poco tarde, estoy aquí presente para darte las gracias por salvar a Álex, darte las gracias por ser un ejemplo de hombre y aunque muchas veces no estuvimos de acuerdo te doy las gracias porque gracias a ti soy la mujer hoy en día soy, no niego me duele tu partida y más porque no pude estar presente el día de tu entierro pues tú más que nadie sabes que me estaba debatiendo entre la vida y la muerte, pero sé que si hoy estoy aquí frente a tu tumba es porque tú mi angelito en el cielo intercediste para que yo estuviera al lado de mi hijo, y aunque ya pasó dos meses, aquí estoy para darte una vez más Gr
AlbertoTérmino de tomar mi pequeña siesta, con mi traje blanco preferí vestirme antes de llegar a descansar, pues ser un viejo no es nada fácil este bastón es el que me ayuda estar de pie, como quisiera tener la misma energía de Montse, ella continúa siendo tan bella y la sensualidad no se le ha acabado solo que ahora la acompañan unas cuantas llantitas, las que más me gustan agarrar cuándo nos recostamos sobre la cama, tocan la puerta y es obvio que son mis hijos, ellos están muy emocionados y además quién pelea con la puntualidad que mantienen.Pues yo solo la voy perdiendo con el pasar de los años, me levanto y camino hacia la puerta, la abro y entran los cuatro a la vez, uno empujando al otro jamás dejarán de ser mis niños, aún cuando ya sean todos unos adultos, nos damos un abrazo grupal y lo único que no les puedo compartir, es que dejen a su madre sola ellos saben que las mujeres deben verse perfectas, en cambio yo salí del paso con un pantalón y una camisa, muy frescas las pr
AlbertoMiro a ese hombre, las cosas nunca salen de otro modo a como yo lo quiero. —Entonces señor Navas, cerramos el trato. —Estrechamos nuestras manos después de la gran firma.—Por supuesto mi querido socio, mi hija Monserrat se casará con usted en un mes, como lo estipula el contrato. —Río pues jamás pensé que sería tan fácil obtener la mano de Monserrat y lo que más me llena de gusto es que ella está de acuerdo o al menos eso dijo su padre, sé que Pablo hace todo esto por tener control total sobre las empresas, lo que no sabe es que después que logré casarme con Monserrat le tengo una pequeña sorpresa, ahora será mejor arreglar todo para mí boda con ella, así que terminamos el brindis y me despido de mi socio y próximamente suegro, salgo de la oficina con una sonrisa de oreja a oreja y al salir me encuentro con mi futura esposa quien al verme rueda los ojos como siempre.—Buenos días señorita Navas, usted como siempre hermosa —recalcó pues me encanta verla como se pone cuando la
MonserratLlegó hasta la oficina de mi papá, me pidió que viniera acá lo más rápido posible, nunca lo había escuchado tan afanado a que viniera.—¡No papá!, no lo pienso hacer —dije recalcando, mientras hablo con mi papá en su despacho. Muevo mis manos indignada.—Si no haces lo que te pido te juro que de mí no vas a volver a conseguir ni un solo peso. —No entiendo porque mi padre quiere obligarme a casarme, con un hombre al que no conozco y que además es mucho mayor, si lo sé tiene 36 años, pero no es justo, solo por hacer que su imperio crezca más.—Ya te lo dije, no se cual es tu empeño de casarme con el asqueroso de Alberto Cáceres. Alberto es el socio de mi padre, llevan años haciendo negocios; hace unos días Alberto Cáceres, vino a pedirle mi mano a mi padre y él muy gustoso de la vida aceptó. La verdad, él es atractivo ante la vista de todas las mujeres por acá, no obstante, para mí no es más que un hombre sin gracia, que quiere forzar lo que no se puede. Ahora entiendo la s