Capítulo 50

Lo beso con agonía, muerdo su labio como él lo hace conmigo, sacándole un gruñido gutural. No paro de besarlo ni de enredar mis dedos en su melena sedosa y negra. Él tampoco cesa de acariciarme y frotarme fuerte sobre él.

Llevo una de mis manos a su pantalón, suelto el botón y la meto dentro de sus interiores. Toco la piel alrededor de su falo duro, erecto, impecablemente rasurado. Lo abrazo con mi mano y presiono su glande con mi índice. Gruñe fuerte, excitado. No me detiene. Me sonrío, le tengo agarrado y se siente bien en mi mano. Me siento posesiva, lo siento mío. Esta es la primera vez que agarro el miembro de un hombre y me encanta como se siente en mi mano. La Samantha de antes, la aburrida, dedicada e inocente se abría avergonzado. La de ahora, la atrevida, la desvergonzada. No.

Me detengo de besarle, y le encaro mientras prosigo mi acción con mi mano sobr

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