Por fin mi día especial llegó. Los días pasaron como ráfagas de viento y esta vez no salí en domingo porque iba a necesitarlo para la ceremonia de mi graduación. Ninguno de los dos irá conmigo, tampoco a la cena en casa de Helena. Debería estar feliz, pero me he levantado un poco desanimada y ahora no sé si estoy más enojada conmigo que con Eliot.
El muy idiota sigue igual, a veces quisiera pensar que está enojado porque me la paso más con Ferran, pero nunca admite nada y yo tengo que recordarme que no debo andar pensando en esas bobadas. Fue el mismo quien dijo que debía deshacerme de mis sentimientos, y es obvio que ya se había desecho de los suyos.
Pero quien le entiende.
Debería estar feliz porque tengo a un ogro y un príncipe para mí, los personajes favoritos de los cuentos de hadas.
Suspiro hondo.
Lo cierto es, que debería estar muy emocionada, hoy es mi gran día. Pero creo que el conejito de Energizer tiene m
Ese extraño arranque de Noah hace que me ruborice un poco, y tengo que aceptar que tener a Noah de nuevo, en nuestro antiguo estado de buenos amigos me alivia montones. Lejos de todo, no quiero estar en malos términos con él. Siempre fue bueno conmigo, el mejor amigo que puedas desear a pesar de que es un poco mayor que yo; así que mientras esperamos que lleguen Marcia y Phil para servir la cena, Noah y yo hablamos largo y tendido poniéndolo al tanto sobre mi cambio de planes. No estuvo muy de acuerdo con lo de hacer la biografía de Eliot desde su casa, pero al final entendió que el hombre quiere privacidad y al final me ofreció su ayuda para servirme de editor y corrector de estilo. Él es un experto en eso y yo la aceptaría con gusto, pero no creo que a Eliot le agrade la idea. Aunque al muy bruto no le agrada nada. Cambio de tema, porque no quiero irme de la lengua con lo que hago. Hay cosas que Noah no debe enterarse y sobre todo aquello que
A quien trato de engañar, un poquito dentro de mí estoy contenta y rematadamente feliz de que haya venido a buscarme. No obstante, me enojo conmigo misma, porque la otra parte, la que está bastante entonada está enojada, furiosa con él.¡Eliot, definitivamente es una mierda!Y qué bueno que no puede leer mis pensamientos. Se supone que había dicho que podía quedarme y me sale con éstas y me pone en un aprieto porque me tocó inventar una buena excusa para que entendieran un poco porque tenía que salir corriendo de mi celebración para ir a atender al tirano de mi jefe. Noah no parecía muy convencido de que tuviera que ir a corregir un resumen de última hora. Lo desaprobó totalmente.Solo Marcia y Phil parecen solaparme, porque Helena, aunque aceptó mi excusa se mostró algo reticente y nada convencida. El caso más extraño es Luc
Eliot conduce con su mirada seria detrás de unasRaybanoscuras y sin decir nada durante el trayecto, creando una especie de burbuja silenciosa, espesa, maleable y con la que podrías jugar con tu dedo. Un ambiente bastante recargado. Llegamos hasta una zona residencial con hermosas casas de paredes blancas y techos grises. Como si fueran de la época medieval. Un conjunto muy armonioso. Nada parecido a la gran mansión de Eliot. Estas son mucho más evocadoras, comunitarias, familiares. Si mis padres vivieran me habría gustado vivir en un lugar así con ellos. Hubiera sido un cálido hogar. Eliot estaciona frente a una de ellas. Es el primero en bajar. De pie, ostentando su buen porte y con una mano metida en uno de los bolsillos de su pantalón caqui ajustado a juego con su camisa azul celeste, me mira y sin quitarse sus lentes hace una seña para que le siga cuando empieza a caminar hacia el porche de entrada escalonado de la tercera casa. Tiene un jar
¿Si, que culpa tengo yo? Estiro mi cuello para ver porque parece que hemos llegado. Eliot ha bajado la velocidad, ya empezó a caer la noche y hay una seguidilla de faros encendidos que ilumina el camino dejando avistar en la profundidad la casao más bien la mansión de indudable estilo moderno de los padres de Eliot. Mientras nos acercamos pienso que es quizás, la propiedad más grande en la que haya estado alguna vez, porque es incluso más grande que la de Eliot. Son muchos acres de tierra las que la encierran, y alejada, al igual que la de Eliot del bullicio de la ciudad. Cuando la camionetase adentra en ella me quedo un poco extasiada observando el jardín de entrada, y aunque es de noche luce de ensueño con los faros iluminados. No como las plantas secas de la casa de la descuidada de Alishea. Pero es imposible no hacer ese recorrido visual y más hasta la enorme piscina cuya agua iluminada se vislumbra azul y cristalina. Sin duda, te invita a una sesión
No me queda más remedio que acatar su orden otra vez y proseguimos hasta el comedor donde ya empiezan a servir la cena. Cena que solo compartimos los tres, y me entero de que la fiesta es mañana sábado, y va a ser con una gran celebración organizada por el padre de Eliot. Terminada la cena él es el primero que se retira a atender algunos asuntos y yo quedo en manos de Eloise. Ella se encarga de mostrarme muy amablemente las partes de la casa en donde podía hacer mi investigación, y por último me enseña a la que será mi habitación en la zona de invitados. Ella puede subir a las plantas superiores en una moderna rampla que le permite subir y bajar sin mayor problema. Es tarde, pero ella insiste en mostrarme la biblioteca donde abundan toda clase de libros y revistas que se han ido guardando con el pasar de los años, recopilando todo aquello que se ha dicho de él, y también de su padre. Son excesivas las revistas en las que sale en portada con la misma postura de hombre dominan
¿Ya los tengo todos ganados? Definitivamente quien entiende a Eliot, pero sí que sabe cómo engatusarme y ponerme a su merced. Una vez más caigo redonda y me crecería la nariz si dijera que no deseaba esto. La tonta de mí se ruboriza a más no poder prisionera de ese deseo. Él no se toma su tiempo, tampoco quiero que lo haga o pensaré que la magia que me envuelve se va a acabar rápido. Sin embargo, él descubre mis senos más rápido de lo que yo alguna vez llegaré a descubrir sus pensamientos. Siento cosquillas en mi estómago acompañadas de un hormigueo en mi bajo vientre y entre mis piernas, señal de que también lo necesito. Lo necesito. Lo quiero ahora. Intento tocarle la mejilla y detiene mi mano. La agarra junto con la otra y las lleva por encima de mi cabeza desorientándome. ―Esta vez seré yo quien va a complacerte, Sam. Y necesito que seas obediente ―dice y sus palabras me hacen recordar que desde lo de la oficina, no volvió a tocarme. Lo q
Lo beso con agonía, muerdo su labio como él lo hace conmigo, sacándole un gruñido gutural. No paro de besarlo ni de enredar mis dedos en su melena sedosa y negra. Él tampoco cesa de acariciarme y frotarme fuerte sobre él.Llevo una de mis manos a su pantalón, suelto el botón y la meto dentro de sus interiores. Toco la piel alrededor de su falo duro, erecto, impecablemente rasurado. Lo abrazo con mi mano y presiono su glande con mi índice. Gruñe fuerte, excitado. No me detiene. Me sonrío, le tengo agarrado y se siente bien en mi mano. Me siento posesiva, lo siento mío. Esta es la primera vez que agarro el miembro de un hombre y me encanta como se siente en mi mano. La Samantha de antes, la aburrida, dedicada e inocente se abría avergonzado. La de ahora, la atrevida, la desvergonzada. No.Me detengo de besarle, y le encaro mientras prosigo mi acción con mi mano sobr
No dormí bien, la recurrente voz de esa mujer que no pude reconocer y ni siquiera sé quién es, no me dejó pegar el ojo de solo pensar por qué Eliot ansiaba tanto su llamada. Tiene que ser eso para que estuviera esperándola. ¡Diantres! Me he levantado de mal genio por su culpa, o por la mía por crearme alas yo solita. Estúpidamente también tengo ganas de llorar. Eliot es un idiota. ¿Por qué no se quedó conmigo? Que ilusa soy de verdad al pensar que eso era posible. Largo un hondo suspiro, ya me he arreglado para salir de la habitación, pero no tengo muchas ganas de hacerlo y solo por no encontrarme con Eliot. Verlo solo me hará sentir más miserable. Así o más idiota que soy. Percibo golpecitos en la puerta, y miro hacia ella pensando quien toca de esa forma. Eliot no es, él simplemente abriría la puerta así le pusiera seguro. Decido ir a abrir cuando siento los golpecitos de nuevo, pero antes me percato que la falda plisada color coral que me p