Estaba esperando que todo el mundo se durmiera en mi casa para salir.
Vi que todas las luces se apagaron estaba preparando mi huida por la ventana cuando Alice entró de repente.
— ¿Qué haces? —preguntó mi hermana, frente a la puerta.
La miré con tantos deseos de matarla, ella sabía perfectamente lo que quería hacer, pero sólo buscaba una manera para molestarme.
— ¿Tú qué crees? Estoy mirando los teletubis en la TV del vecino a través de la ventana.—dije mientras tomaba un respiro de paciencia.
— ¿Vas a hacerlo otra vez, cierto? Te importa una m****a que todos estemos poniendo de nuestra parte, para ayudarte siempre haces lo mismo Verena.—grito.
Miré los ojos grises de mi hermana y sentí deseos de matarla
— Verena, soy hermana mayor me preocupa lo que estás haciendo—mi hermana se acercó a mí y recordé tres años atrás, cuando ella y yo éramos inseparables ¡Joder! Amo a esta chica con todo mi corazón. Ella era mi mejor amiga.
— Punto uno: somos de la misma edad, nacimos el mismo día. Punto dos: sólo voy a dar una vuelta y tú no puedes venir; y punto tres: ¿Qué haces en mi habitación?—La nariz de Alice se arrugó, Señal de enojo.
— Sólo quería tener una noche de chicas, como antes, las extraño mucho; cuando hablábamos de nuestros novios y...—mi mirada lo dijo todo.
— ¡Y una m****a! No me interesa nada de eso, ahora déjame en paz.—salí por la venta tomé mi bicicleta primero busqué cigarrillos en el hotel, después fui al lago.
Ahí estaba el chico. Su pelo se movía con el viento, me senté a su lado sin decir una palabra, encendí un cigarrillo y luego le di otro a él.
— Entonces, ¿este es tu lugar favorito y yo te lo estoy robando? —Pregunté.
— Me gusta venir aquí a estas horas. Cuando todo está tranquilo y a ti, ¿qué te trae a este lugar? —preguntó llevándose el cigarrillo a la boca.
— Me gusta estar sola y lejos de las personas, más cuando voy a fumar. –Me encogí de hombros.
El viento se hizo presente y unos cuantos mechones de mi cabello bailaron a su ritmo.
— Por cierto soy Ethan. —me regaló una sonrisa de lado mientras jugaba con el aro en su labio.
—¿Crees que hacer eso es sexy? —le pregunté.
Él frunció el ceño en respuesta. No sabía a lo que yo me refería.
— ¿Trajiste ese refresco de fresas?.—pregunté de repente.
— ¡Sí! —Me pasó una lata, le di un sorbo.
—¿Te gusta mucho esa banda, The 1975? —Confundida, le miré la cara él hizo señas a mi camiseta.
— Sí, es algo que vale la pena escuchar.
Saqué un joint de mi abrigo y esta vez lo encendí, cerré mis ojos dejándome llevar para relajarme. Entonces escuché un carraspeo y giré mi cara para ver al chico a mi lado.
—¿Quieres?—Le pregunté el chico. Le dio una calada, cerrando sus ojos.
— Entonces… —Dijo.
— ¿Entonces...? —Pregunté.
— ¿Me darás tu nombre? Digo, ya sabes que me llamo Ethan.
— Nunca pregunté tu nombre y haces muchas preguntas Ethan.
Me levanté del muelle y limpié mi jeans. Ethan se quedó mirándome, giré sobre mis talones y busqué mi bicicleta. Ya estaba amaneciendo, entré por la ventana y me tumbé en mi cama. Otro día en el que yo estaba viva.
La soledad me estaba empezando a consumir aunque no quería admitirlo se sentía cada vez más cerca de mí, debía hacer todo lo posible para que nadie se diera cuenta, no quiero ir a otro psicólogo o psiquiatra que me diga lo mismo.
Ya había pasado una semana desde que conocí a Ethan. Se podría decir que nos hemos hecho amigos.Él va a recogerme en el hotel de noche y salimos por la ciudad en su carro, casi no hablamos, es como si el silencio de los dos nos hiciera entender todo lo demás.— Entonces, ¿quién es ese chico? —preguntó Alice escondida detrás de su cabellera negra.Levantó su cara del mostrador y me mostró esos ojos grises que impresionan; son como una tarde nublada. Las pecas esparcidas por todos lados de su rostro, le daban ese aire de inocencia… Alice mordía su labio esperando que le diera alguna respuesta. Escucho mi despertador, quiero seguir durmiendo, pero de la nada siento cómo dos cuerpos se hunden en mi cama, abro los ojos para encontrarme con “Los repetidos”.— ¡Los quiero fuera de mi habitación, ya! —Grité-.Me levanto de la cama y me dirijo al baño, Alice lo está usando, me siento a hacer pis, mientras me cepillo los dientes.—¿Que ya no existe la privacidad?—preguntó.—El baño es para las dos.—Todos saben que no soy buena en las mañanas.Voy a mi habiCapítulo 5
EthanDespués de pasar casi tres meses de aburrimiento, la noche de la fiesta de independencia, vi a una chica hermosa entre la multitud de personas que se entraban a las carpas en busca de objetos o alguna cerveza, ella estaba perdida entre el medio de la multitud parecía como si quisiera salir de ahí, frente a ella había una mesa de souvenirs.Una chica preciosa, su pelo rubio y castaño parecía brillar en la oscuridad, toda ella brillaba debajo de esa sudadera negra más grande que ella, audífonos puestos. Parecía no encajar con este lugar, llamó mi atención no por lo bella sino por la oscuridad que se veía en ella, la quise seguir, pero estaba con unos amigos y se me hizo imposible.<
Ya había pasado una semana en esta escuela, y la odiaba, no me sentía cómoda, tampoco tenía amigos, no es que me importara, sentía que me asfixiaba entre tantas personas.Alice ya era popular se estaba preparando para la audición de las porristas, me tenía loca, mis hermanos hacían lo mismo; se preparaban para entrar en los equipos ser capitanes narcisistas eran todos, yo me preparaba para encender mi cigarrillo en mi lugar favorito de esta escuela el patio, debajo de un árbol cerca de las gradas y escaleras que daban a las canchas, un chico rubio de ojo azules y sonrisa seductora se acercó a mí.— Verena Milli, ¿verdad? —me preguntó con cara de duda. Me encuentro en la biblioteca, explicándole al estúpido otra vez las fórmulas que él no entiende. Estoy harta de explicarle cosas que al final no va a entender.— Me rindo, nunca lo entenderás, ya tenemos tres semanas en la escuela y no eres capaz de entender los ejercicios de la primera semana, ¿qué diablos harás para el examen?.—me queje.— Oh! vamos, no puedes rendirte ahora, tengo partido y necesito aprenderme varias jugadas.—entonces se me ocurrió.— ¡Eso! Aprenderás matemáticas como las jugadas de Lacrosse. Sabía que ver tanto Disney Channel con mi hermana algún día funcionaria.—dije mientras pasaba pag a mi cuaderno.Capítulo 8
Hoy era uno de esos días donde no quería ir a la escuela, no me sentía bien, las voces en mi cabeza no se callaban, debía fingir que todo estaba bien. Estábamos terminando de desayunar cuando mamá me habló.— Linda ya encontró tu nuevo psiquiatra, si quieres voy contigo.—estaba recogiendo la mesa, hoy ella está libre.— No hace falta mamá, ya estoy acostumbrada a esto, no tienen que pausar su vida por mí.—jugaba con las migajas de pan que estaba en mi plato—Chicos nos dejan un segundo a solas con su hermana.—Papá miró a mis hermanos todos se pararon de la mesa. Estábamos en el hospital. Todos, incluyendo Pirim. Alice no paraba de llorar, ahora que ya estaba consciente entendía la gravedad del problema; me iba a suicidar delante de mi hermana, eso la habría destrozado.Un señor mayor rubio canoso con ojos azules llegó con Linda.— Él es el doctor Slucher, tu nuevo psiquiatra. —Dijo Linda.Miré al doctor, se me hizo familiar.— ¡Hola! Verena es tu nombre, ¿no?.—estaba viendo mi récord.Capítulo 10
Después de mi larga charla con Pirim fui al hotel, me tocaba trabajar, en la recepción estaba haciendo la tarea, después fui a la oficina de papá, antes de que empezara mi me faltaban unos minutos antes de que empezara mi turno, como por el momento no me podía quedar sola en casa hasta nuevo aviso o mi psiquiatra lo decidiera o debía estar siempre acompañada de alguien preferí ir al hotel que al hospital, me tumbe en el sofá que había en la oficina a pensar un poco en el desastre de mi vida y todo lo que Pirim me había contado. La puerta se cerró sola por la brisa no me levante para abrirla. Marcos abrió la puerta y se paró en el marco de brazos cruzados.—¿Qué quieres?.—dije aunque tenía los ojos cerrados su perfume lo delataba, el Paco Rabanne que le regale para navidad.