Capítulo 6

Rose los recibió en su gran mansión. Aquella mujer se veía muy delicada y fina, en el cual lucía un cabello largo y ondulado rubio, con apariencia suave y brillante. Vestía una prenda de ropa muy sutil pero elegante, ya que, portaba un vestido blanco y largo, acompañándolo de unas botas largas color marrón con tacón y gran parte de las botas eran cubiertas por el vestido, dándole una apariencia estilizada, pero cómoda. Su piel era pálida, aunque eso no le sorprendía a ninguno de los presentes, después de todo, la única diferencia entre ellos era la diferencia de rangos. 

Sara se encontraba tensa porque no sabía exactamente lo que harían ahí ¿Quién era ella? ¿Era pareja de Richard? ¿Hace cuanto se conocían? ¿Por qué le tuvo que contar su caso? ¿Por qué se ve tan tranquilo?

Se sentaron en unos sillones que también eran completamente blancos y la sala de estar era iluminada por una gran ventana y al fondo el ambiente lo adornaba una gran escalera muy hermosa y estética. Sara se sentó en frente de Rose, donde una pequeña mesa del té las separaba, sin embargo, Richard se sentó al lado de la vampira rubia. 

- ¡Querida! Gracias por recibirnos. La traje.

¿La traje? Cada minuto que pasaba Richard hacia algo que colocaba incomoda a Sara y no se sentía en un equipo, se sentía un producto. No podía describir con palabras exactamente como se sentía porque, para empezar, jamás se había sentido así antes. Era extraño y confuso.

- No me trajiste. Hubiera venido de todos modos incluso si te hubieras arrepentido. Después de todo la que tiene dos habilidades en esta habitación, soy yo -dijo decidida. 

No sabía si era buena idea mostrarse imponente en un lugar que no conocía en una ciudad que no era suya, después de todo, le gustara o no, dependía de Richard en ese ámbito, pero no quería sentirse tan inferior. 

Rose la miró de pies a cabeza y luego sonrió. Se acomodó el vestido y tomó un sorbo de su taza de té.

- Es tal cual como la describiste -dijo mirando a Richard. 

-Preciosa, yo siempre cumplo.

-Entonces... ¿Puedes demostrar que tienes dos habilidades, aquí y ahora? - dijo Rose dirigiéndose a Sara. 

-Supongo que a eso he venido -contestó seria.

-Típico de Richard, no me sorprende que no haya querido contarte los detalles -dijo mientras se levantaba del sillón.

- ¿A dónde vas muñeca? -dijo Richard. 

-Tú te quedarás aquí, en cuanto a Sara, ven sígueme -dijo mientras se disponía a subir las escaleras. 

-Yo no haría eso si fuera tú. Tienes que estar a mi lado -dijo Richard tomando el brazo de Sara de manera decidida. 

-Sé cuidarme sola.

En realidad, Sara si tenía miedo, porque no sabía la razón por la cual Rose quería verla a solas y se notaba a leguas que tenía un rango más alto que ella, por lo tanto, presentaba mayor experiencia también. Aun así, Sara no dejaría que ese lado vulnerable saliera expuesto, al menos, no ahora. 

Rose de repente se detuvo en una puerta. 

-Escucha Sara, algo me dice que no te atreverías a venir aquí si lo que me dices no fuera cierto. Pero conozco como puede ser Richard y no puedo darme el lujo de creerle a ciegas. Dos habilidades activadas es algo que no puedes ver todos los días, así que discúlpame, pero dudar de ti, es bastante fácil. 

-Lo entiendo, para mí también es extraño y no me gustaría estar viviendo esto. No tengo problemas en demostrarte que digo la verdad. 

-Para eso, estamos aquí -dice mientras abre la puerta a una biblioteca hermosa y muy espaciosa. 

- ¿Una biblioteca? -dije sorprendida.

-Resulta que, solo existe una sola persona en todo el mundo, en la cual confío ciegamente, con los ojos cerrados. Y a esa persona es a quién le mostrarás tu habilidad. Si pasas ese filtro, entonces confiaré en lo que me dices. 

- ¿Por qué no simplemente me pides que aplique mi habilidad en ti misma?

-Por dos razones. La primera, es porque odio la incertidumbre, y me pondría extremadamente nerviosa esperando si tu habilidad tiene efecto y segundo... estas cosas también fortalecen mi confianza en Dánan -dijo riendo. 

Rose, es una mujer muy hermosa, de ese tipo de belleza estereotípico que no puedes dejar de ver y es difícil que alguien diga que no la encuentra hermosa. Sí, a ese nivel. Al sonreír, resaltaba aún más esa belleza incalculable y Sara solo podía preguntarse quién era esa tal Dánan que la hacía reír de esa manera. 

De repente, de una montaña de libros salió una mujer. Tenía el cabello color rosa, largo y liso, complementándose con unos ojos color miel extremadamente tiernos que resaltaban con pequeñas pecas por todo su rostro. También era una vampira y traía puesto un cárdigan blanco y pantalones cafés complementándolo con unos botines cafés muy cómodos. Ella era Dánan y su estilo era muy estético, de biblioteca, intelectual. Arriba de su cabeza tenía unos anteojos redondos que asumo usa para leer. 

- ¡Rose! ¿Ella es la anomalía? -dijo apuntándome.

- ¡Así es! usará tu habilidad contigo.

- ¡Hola! soy Dánan -dijo estrechando la mano con Sara. 

-Mucho gusto -respondió Sara. 

-Bueno, vayamos al grano. Me colocaré frente a ti y me mirarás a los ojos. Haz lo mejor que puedas -dijo en un tono tranquilizador.

Sara pensó que debía relajarse y solo dejar fluir lo que sintiera, sin embargo, sería la segunda vez que usaba su "segunda" habilidad y no sabía cómo resultaría eso. Era como volver a nacer y aprender todo de nuevo, o al menos, así se sentía. 

-¡Detente! -gritó Sara mientras miraba a los ojos a Dánan. 

Pero nada pasó. 

-Lo siento cariño, no sentí nada ¡otra vez! -animó Dánan.

- ¡Camina! -volvió a dar otra orden para saber si eso ayudaba. 

- ¡Lo sabía! maldito imbécil, estafador -comenzó a vociferar Rose mientras su ira comenzaba a aumentar. 

- ¡Te juro que es cierto! -gritó Sara.

- ¡Silencio! ¿Creíste que me podrías ver la cara de estúpida? ¡Largo de mi casa! -gritó más fuerte Rose.

-Rose, cálmate, todo estará bien -dijo Dánan mientras se disponía a acercarse a Rose. 

De repente, justo en dirección por la cual comenzó a caminar Dánan una pila de libros inestable amenazaba con caerse rotundamente.

- ¡Dánan! -gritó Sara para llamar su atención.

- ¿Que sucede? -volteó Dánan para mirar a Sara.

- ¡No te muevas! -dijo mirándola a los ojos.

Aquella acción provocó que Dánan se detuviera abruptamente y la columna de libros cayera solo a metros de distancia evitando que se dañara puesto que, esa pila de libros era bastante grande y la dimensión de estos bastante gruesa. Se notaba que eran libros muy antiguos y pesados. 

Sara, ahora más segura de lo que hacía, caminó directamente hacia Rose. 

-¿Qué te parece? Ya no piensas que es una e****a ¿o sí?

-Primero, deja que Dánan se mueva y luego hablamos. 

Y así como Rose lo pidió, Sara volvió hacia la peli rosa y mirándola a los ojos le indicó que podía moverse nuevamente, logrando que la chica pudiera nuevamente reanudar sus acciones.

-¿Si se sintió como un hipnotismo? -Rose preguntó  Dánan.

-Totalmente, me sentí igual que cuando tú los haces -respondió Dánan.

-Espera ¿Qué? -dijo Sara sorprendida. 

Acto seguido, Rose le releva que ella es una Ocaratis y que por eso no le pidió que la hipnotizara a ella, ya que no hubiera funcionado de todos modos y que por esa misma razón Richard la trajo, porque le puede ayudar con esa habilidad. 

-¿Y tú Dánan? ¿Qué tipo de vampiro eres? -dijo Sara con curiosidad. 

-¡Una Horen! 

Sara estaba sorprendida con todo lo que pasó. No se esperaba para nada que Rose fuera una Ocaratis y que por otro lado conocería a otra vampiro con una habilidad curiosa, sin embargo, una Horen es un vampiro de rango medio. ¿Como es que una vampiro de rango alto como Rose, conoció a una vampiro de rango medio como Dánan y de paso a un Letjetis  como Richard? 

Sara comprendió que no podía quedarse atrás y debía adentrarse cada vez más, a este mundo. 

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