Patrick Estaba preocupado por Jessica y Rhonda. Esperaba que no tuvieran ningún contratiempo.―Tranquilo, ellos saben lo que hacen ―dijo mi padre.―Sí, es cierto, aunque no por eso no me preocupa.―Lo sé.―¿Qué querías hablar conmigo?―De verdad, nada.―¿Entonces?―Me enteré de que ese tipo había salido de la cárcel y venía a ponerlos al tanto, pero llegué tarde.―¿Cómo lo supiste?―Tengo mis contactos. Fue un caso muy impactante para mí.―Y por eso enviaste a Jessica con tus hombres. ―Envié a mis hombres, con Jessica.―Espero que estén bien.―Sí, en todo caso, debemos esperar a que nos llamen, no podemos llamar nosotros. Vamos a trabajar, no nos vamos a quedar viéndonos las caras aquí.―¿Vas a trabajar tú?―No, voy a mirar cómo lo hacen ustedes ―bromeó.En realidad, no, no bromeaba, se quedó mirando cómo trabajábamos, pero no como supervisor, más bien como visita, quería saber qué hacíamos y cómo lo hacíamos exactamente, ahí me di cuenta de que él hacía mucho tiempo había dejado
JessicaTodos se acercaron a saludar a Rhonda, pese a que no todos sabían lo que había pasado, sí sabían que algo malo le había ocurrido.―Como es casi la hora de almuerzo, ¿por qué no vamos al comedor? Allí podremos hablar mejor ―sugerí, a lo cual todos accedieron.Llegamos, pedimos nuestras comidas y nos acomodamos.―Bueno, como la mayoría sabe, yo estuve con un hombre muy violento, me hizo mucho daño, por eso él se fue a la cárcel, pero salió esta mañana y fue a verme a la casa. Los guardaespaldas de los Lennox me ayudaron, ellos lo detuvieron y lo volvieron a entregar a la policía, así es que la libertad le duró la nada misma.―Menos mal que no te hizo nada. Rick Lennox parece ser un buen jefe ―comentó Marty.―Sí, es un buen hombre ―concordó Mark―, siempre que puede, ayuda mucho. De hecho, tú estás en el puesto de Erick, a él lo trasladaron por una loca psicópata que lo violentaba y lo quería matar. Rick mismo lo vino a buscar y se lo llevó.―¿Y Patrick es su hijo? ¿Cómo es que tr
PatrickDejé a Jessica en su casa después de un buen rato de conversación con ella, con Rhonda y con Brandon. Debo decir que siempre había tenido más relación con Stan, pero Brandon resultó ser muy agradable también, yo pensaba que él era más tosco en su trato y no, con Rhonda era un dulce de leche.Llegué a mi edificio y salí a comprar algo para comer. Debí haber pedido, en la puerta me encontré a Melissa.―Hola, querido.―Melissa, ¿qué haces aquí?―Vine a hablar contigo.―Yo no tengo nada que conversar.―Por favor, querido, claro que tenemos cosas que hablar, yo puedo perdonar tu desliz con esa mujer.―¿Desliz? Jessica no es un desliz, yo no tengo nada contigo, no tienes nada que perdonarme.―Soy tu prometida.―No eres mi prometida, Melissa, ¿en qué forma quieres que te lo diga?―Subamos a tu departamento para conversar mejor, no me gusta discutir en plena calle.―No estamos discutiendo, simplemente yo no tengo nada qué decirte.―Tu madre no piensa lo mismo.―Mamá no tiene por qué m
JessicaMe desperté temprano, me duché y entonces llamé a Patrick para despertarlo, como cada mañana cuando no dormíamos juntos. No me contestó. Me preocupé, pues hasta ese momento no había demostrado ser irresponsable.Me vestí y cada cierto rato lo llamaba, pero nada. Al final, su teléfono me mandaba directo al buzón de voz. O no quería hablar conmigo o algo le había pasado. Algo malo.―Patrick no me contesta ―le conté a Rhonda cuando nos encontramos en la sala.―¿Y eso? ¿Le habrá pasado algo?―No lo sé. Estoy preocupada, anoche me mandó un mensaje.―¿Qué te puso?―Te necesito. A la una y veinte. ¿Qué hacía despierto a esa hora? Y no me suena a un “te necesito” de que quería estar conmigo porque sí, no, lo siento desesperado.Mi amiga me miró con seriedad.―A lo mejor estoy viendo cosas donde no hay nada. ¿Vamos?―Claro.Abrimos la puerta y afuera nos esperaba Brandon.―Hola, ¿por qué no nos avisaste que estabas aquí afuera? ―lo reconvine―. Te hubiéramos hecho pasar.―No, supuse que
PatrickMe fui del departamento y le pedí a Stan que manejara por mí. No me sentía capaz.―¿Qué pasó?―No sé.―¿Cómo así?―Lo que pasa es que creo que Jessica ya no quiere seguir conmigo.―¿Y eso? Parece muy enamorada.―Es mi culpa.―¿Qué le hiciste?―Acompáñame al departamento para conversar, creo que necesito un buen tirón de orejas.Stan sonrió y siguió conduciendo el corto trayecto a mi departamento en silencio. Estacionó, yo ni siquiera me di cuenta, hasta que él me tocó el brazo para hacerme bajar.―Lo siento.―Sí que estás mal. Vamos.Entramos a casa y me tiré al sillón.―¿Puedes servirme un coñac, por favor?―No. Esta vez será un sano jugo de frutas.―¿Por qué?―¿No te bastó con la borrachera de anoche? Suficiente por la semana. Por un mes. Además, estoy aquí para jalarte las orejas, no para ser condescendiente.Sirvió un par de jugos y se sentó frente a mí.―Dime en qué metiste la pata.―En escuchar a mamá.―¿Qué te dijo?―Me dijo que Jessica solo quería jugar conmigo, que no
JessicaDespués de muchas horas de pensar y repensar en todo lo que había sucedido y en la desconfianza de Patrick, me dormí llorando. No me gustaba la sensación, no me gustaba sufrir. ¿Por qué Patrick tenía que colarse de esa manera en mi corazón? No tenía derecho. No debí permitirme estar con él, no debería haberse quedado a dormir. Lo extrañaba. Su mano en la mía me hacía dormir tranquila, en paz. Sentía que por solo sentir su mano cada noche, viviría con él cada día; aparte del excelente sexo que me otorgaba.Patrick me pasó a buscar como cada mañana, nos fuimos en su coche, pasamos a comprar nuestros cafés y llegamos al edificio en completo silencio. En el ascensor tomó mi meñique, ese gesto tan pequeño, me llenaba de motivos.―Nos vemos más tarde ―me dijo al bajar.Entré a mi oficina y me paré en el ventanal a beber mi café.―Bien, Jessica Wilson, a trabajar ―me dije a mí misma.Patrick estaba distante, serio, quizá se había molestado por lo que dije de su mamá, en realidad, yo
PatrickEstaba alistándome para ir a casa de mi hermano, cuando recibí una llamada.―Jack ―respondí.―Hermano, te llamo porque se presentó un problema.―¿Qué pasó?―Lo que pasa es que Susan tuvo que ir a casa de sus padres porque algo pasó, así es que seremos solos los dos para celebrar tu cumpleaños, ¿te parece que vamos a algún bar?―Claro, pero si tienes que ir con tu mujer…―No, no, ella ya está con mis suegros.―Ah, bueno, si no es problema para ti.―No, para nada. Te paso a buscar y nos vamos por ahí.―¿Y por qué no nos quedamos? La verdad es que no tengo ganas de salir.―¿Seguro? Es tu cumpleaños, hermano.―Sí, sí, pedimos algo, nos tomamos unos tragos y conversamos.―Parece que lo necesitas.―Sí.―Está bien. Voy para allá, nos vemos.―Gracias.―Te quiero, hermano.―Yo también.Llegó en menos de treinta minutos, pedimos pizza y algunas cosas para picar. Serví dos vasos de whisky.―Ya, hermano, dime, ¿qué te agobia tanto?―Estoy sufriendo lo que tú sufriste con mamá y Hanna.―Me
JessicaÉl cerró la puerta y me colgué de su cuello. Se veía tan sexi, tan deseable, me hizo recordar al día en que lo conocí. Nos besamos por largo rato, hasta que él me tomó en sus brazos y me llevó a la habitación.―Te extrañé mucho anoche ―me dijo sin dejar de besarme.―Y yo a ti ―respondí―. ¿Cómo lo pasaste con tu hermano?―Después te cuento ―me contestó y siguió besándome, me hizo el amor como aquellos primeros días.Nos quedamos en la cama y al rato, él se durmió, tomé su mano y me dormí también, había dormido muy poco la noche anterior y me gustaba estar con él.Despertamos pasado el mediodía. Nos duchamos y yo me puse a preparar todo. Él se sentó a la orilla de la cama a observar cómo me movía de un lado para otro buscando las últimas cosas para llevar.―¿Y ese traje? ―me preguntó cuando saqué un vestido casual de mediodía.―Mañana quiero que vayamos a almorzar a un lugar lindo ―respondí.―¿Es una cita?―Algo así ―respondí con una cínica sonrisa, no iríamos a ningún lado.―Me