"Manu"Acababa de atender a una cliente cuando miré en la esquina de la tienda cerca del escaparate y vi al guapo de Samantha observándola en la tienda de enfrente. ¡Ese hombre estaba muy interesado! Me divertí toda la semana con las historias que Sam me contó, las notas que él le envió. Incluso ya conocía a su sobrino y el chico era muy buena gente.Pero iba a aprovechar esta oportunidad para jugar con él. Además, el tipo estaba buenísimo y Sam merecía un chico guapo y buena onda, pero ella tenía miedo después del idiota de Rómulo. Yo le daría un empujoncito.Le envié rápidamente un mensaje a Sam avisándole que él estaba allí, así que no debía dar señales. Y caminé hacia él con mi mejor pose de vendedora servicial.—¿Buscando algo especial, señor?Me miró sin entender y ya listo para mandarme a paseo. Pero pareció pensar en la situación y salió con la excusa de que quería comprar un regalo para su hermana. ¡Ja! ¡No perdería una buena venta y la oportunidad de molestarlo!Entonce
"Samantha"La semana estaba siendo muy buena, ya había hecho excelentes ventas. Manu dejó la tienda donde trabajaba, me contó que hizo una gran venta a Heitor y que al final él la contrató y ella estaba muy feliz. Yo estaba feliz por ella, pero ahora había perdido a mi compañera.Sin embargo, Heitor estaba pasando mucho tiempo aquí en el centro comercial. Aparecía todos los días a la hora de mi descanso y me llevaba a tomar un café. Estaba suplicando por mi número de teléfono y yo me estaba divirtiendo con eso, pues hasta su sobrino ya tenía mi número menos él.El miércoles, Enzo me invitó a almorzar, quería presentarme a su novia, una chica adorable y súper habladora. Después del almuerzo, cuando nos detuvimos en la puerta de la tienda, me dijo:—¡Tía, hermosa! —era tan galante como su tío—. No puedo venir al centro comercial la próxima semana, es semana de exámenes y mi madre me mataría.—Está bien, guapo. ¿Pero por qué me dices esto? —nos llevábamos muy bien.—Porque quiero pe
ATENCIÓN: CAPÍTULO CON CONTENIDO ADULTO EXPLÍCITO."Samantha"Estaba estática. No podía quitar los ojos de su mano acariciando su propio miembro endurecido. Estaba babeando de ganas de sentirlo en mi boca. Él soltó una risa fuerte y me llamó nuevamente.—Si sigues mirándome así voy ahora mismo a tu casa —Heitor amenazó divertido—. Vamos. Muévete, mujer, quiero ver todo tu pijamita.Me levanté y me coloqué frente a la cámara y comencé a girarme lentamente.—Samantha, eres una diosa —dijo Heitor y tomó el celular—. Ahora, ¿te quitas ese pijama indecente para mí? Por favor, déjame verte.—¿Y por qué haría eso? —provoqué.—Porque estoy seguro de que quieres exhibirte para mí. Porque estoy seguro de que también estás excitada. Y porque estoy seguro de que quieres volverme aún más loco por ti.—Tienes muchas certezas.—Y suelo estar siempre en lo cierto. ¿Lo vas a negar?—Tal vez tengas razón.Decidí ser atrevida, de todos modos me gustaba, era cuestión de tiempo hasta que me llev
"Heitor"Después de insistir toda la semana con Samantha, el jueves almorzamos juntos y ¡finalmente me dio su número! Estaba eufórico, pero Melissa no colaboró y programó una reunión justo a la hora en que tomaba café con Samantha todos los días.Le prometí que haría una videollamada para ella por la noche. Cuando llegué a casa estaba ansioso por verla. Tomé una ducha y me puse solo unos bóxers, quería provocarla un poco. Pero quien me provocó fue ella con ese remedo de pijama. Aquello no era ni siquiera lencería, era solo un retazo minúsculo de tela transparente sobre ese cuerpo exuberante.Cuando la vi con aquello en su cuerpo no resistí, la deseaba más que nada. Y si ella me iba a provocar, tendría que aguantar la provocación. Pero me sorprendió de nuevo. Samantha es una mujer hermosa, seductora, receptiva, fogosa y ardiente. ¡Es una mujer incandescente! Nunca me excité tanto viendo a una mujer desnuda por una cámara. Fue el mejor sexo virtual de mi vida, fue incluso mejor que mu
"Samantha"Entré corriendo a casa para no darle oportunidad a Heitor de convencerme de ir a su casa. Estaba muriendo de deseo por él, completamente excitada. No solo era guapo, era encantador, olía delicioso, divertido, demasiado atractivo. Pero por más que quisiera pasar la noche con él, no podía. Mi jefa había cambiado mi turno del domingo y tendría que levantarme temprano.Fui directo a tomar una ducha, necesitaba calmar este fuego que me consumía. Me acosté en mi cama y el celular vibró en la mesita de noche, había llegado un mensaje, miré y era de Heitor.Heitor: "Tu aroma es divino, mucho mejor de lo que imaginé."Estaba riendo como una tonta mirando la pantalla del celular. Pero como no tenía sueño, decidí provocarlo un poquito más, así que me hice la tonta y entablamos una conversación.Samantha: "¿De qué estás hablando?"Heitor: "Del regalito que me diste."Samantha: "¿Que sería?"Heitor: "Ese retacito que dejaste en mi regazo hoy antes de salir de mi auto."Samantha:
"Heitor"Me encontré con los chicos en el restaurante del Club Social. Estábamos allí para apoyar a Alessandro que andaba arrastrándose detrás de Catarina. Yo hasta pensaba que ella tenía razón, pero el tipo es mi amigo, no podía dejar de apoyarlo. Sin embargo, Rick y Nando me dejaron algo preocupado diciendo que las chicas estaban movilizadas para hacernos arrastrarnos a todos por culpa de las estupideces de Alessandro. Nando había dicho que Melissa llamó a todas las chicas a petición de Catarina y me quedé pensando dónde podrían estar.—¿Y ustedes saben adónde fueron? —pregunté. Ciertamente Samantha estaría con ellas, aunque hubiéramos quedado en encontrarnos. Tal vez podría pasar a recogerla.—Mel dijo que no era de nuestra incumbencia y me mandó a decírselo a ustedes —comentó Nando algo contrariado. A veces pensaba que tenía miedo de su novia, porque yo a veces lo tenía, Melissa podía ser aterradora.—Si descubriéramos dónde están podríamos ir allá —comentó Patricio—. Rick, pod
"Heitor"—Entonces, Alessandro, ¿qué idea tan magnífica es esa que tuviste para sacarme de casa antes de las seis de la mañana? —pregunté cuando me encontré con los chicos el lunes, en un café cerca de la empresa de Alessandro.—¡Vamos a enviar flores a nuestras mujeres, amigo mío, muchas flores! —Alessandro sonreía.—Es una buena idea, Melissa está imposible —comentó Nando.—¿Qué tipo de flores? —preguntó Rick.—Cada uno elige las suyas, pero tiene que ser un arreglo que les haga ver lo locos que estamos por ellas —dijo Patricio con esa sonrisa tonta en la cara.Terminamos el café y fuimos a la florería que estaba abierta día y noche. Cuando llegamos, la florista nos mostró varios arreglos en la computadora que podría hacer. Pero Patricio, como siempre Patricio, vio un arreglo descomunal en un rincón de la tienda y llamó nuestra atención.—¡Es ese! —Patricio señaló y hasta la florista empezó a reír.Era un arreglo enorme de flores en tonos rosados en un jarrón de cristal alto.
"Heitor"A la hora de siempre estaba fuera de la tienda esperando a que Samantha saliera para ir a tomar un café. Estaba deslumbrante con un pantalón lila de corte sastre, una blusa de seda blanca y zapatos de tacón. Se había hecho un moño bajo y dejó dos mechones cayendo alrededor de su rostro.—¡Eh, Heitor! ¿Haciéndote el listo otra vez? ¿Tu madre dejó de rezar por ti? —dijo Samantha tan pronto como salió de la tienda.—¿De qué estás hablando, mi diosa? —sabía muy bien que era sobre el ataque colectivo de las flores, pero preferí hacerme el tonto.Samantha me saludó con un beso en la mejilla y salimos caminando hacia la cafetería.—Claro que sabes de qué estoy hablando. ¿Los súper amigos ahora solo hacen las cosas juntos? ¿Si uno no lo hace el otro tampoco?—Sam, ¿no te gustaron las flores?—Me encantaron las flores, Heitor, pero parece que fueron enviadas con doble sentido. Mel tiene razón, parece que quieren manipularnos.—No es nada de eso, mi diosa —me detuve quedando fre