ATENCIÓN: CAPÍTULO CON CONTENIDO ADULTO EXPLÍCITO."Samantha"Estaba estática. No podía quitar los ojos de su mano acariciando su propio miembro endurecido. Estaba babeando de ganas de sentirlo en mi boca. Él soltó una risa fuerte y me llamó nuevamente.—Si sigues mirándome así voy ahora mismo a tu casa —Heitor amenazó divertido—. Vamos. Muévete, mujer, quiero ver todo tu pijamita.Me levanté y me coloqué frente a la cámara y comencé a girarme lentamente.—Samantha, eres una diosa —dijo Heitor y tomó el celular—. Ahora, ¿te quitas ese pijama indecente para mí? Por favor, déjame verte.—¿Y por qué haría eso? —provoqué.—Porque estoy seguro de que quieres exhibirte para mí. Porque estoy seguro de que también estás excitada. Y porque estoy seguro de que quieres volverme aún más loco por ti.—Tienes muchas certezas.—Y suelo estar siempre en lo cierto. ¿Lo vas a negar?—Tal vez tengas razón.Decidí ser atrevida, de todos modos me gustaba, era cuestión de tiempo hasta que me llev
"Heitor"Después de insistir toda la semana con Samantha, el jueves almorzamos juntos y ¡finalmente me dio su número! Estaba eufórico, pero Melissa no colaboró y programó una reunión justo a la hora en que tomaba café con Samantha todos los días.Le prometí que haría una videollamada para ella por la noche. Cuando llegué a casa estaba ansioso por verla. Tomé una ducha y me puse solo unos bóxers, quería provocarla un poco. Pero quien me provocó fue ella con ese remedo de pijama. Aquello no era ni siquiera lencería, era solo un retazo minúsculo de tela transparente sobre ese cuerpo exuberante.Cuando la vi con aquello en su cuerpo no resistí, la deseaba más que nada. Y si ella me iba a provocar, tendría que aguantar la provocación. Pero me sorprendió de nuevo. Samantha es una mujer hermosa, seductora, receptiva, fogosa y ardiente. ¡Es una mujer incandescente! Nunca me excité tanto viendo a una mujer desnuda por una cámara. Fue el mejor sexo virtual de mi vida, fue incluso mejor que mu
"Samantha"Entré corriendo a casa para no darle oportunidad a Heitor de convencerme de ir a su casa. Estaba muriendo de deseo por él, completamente excitada. No solo era guapo, era encantador, olía delicioso, divertido, demasiado atractivo. Pero por más que quisiera pasar la noche con él, no podía. Mi jefa había cambiado mi turno del domingo y tendría que levantarme temprano.Fui directo a tomar una ducha, necesitaba calmar este fuego que me consumía. Me acosté en mi cama y el celular vibró en la mesita de noche, había llegado un mensaje, miré y era de Heitor.Heitor: "Tu aroma es divino, mucho mejor de lo que imaginé."Estaba riendo como una tonta mirando la pantalla del celular. Pero como no tenía sueño, decidí provocarlo un poquito más, así que me hice la tonta y entablamos una conversación.Samantha: "¿De qué estás hablando?"Heitor: "Del regalito que me diste."Samantha: "¿Que sería?"Heitor: "Ese retacito que dejaste en mi regazo hoy antes de salir de mi auto."Samantha:
"Heitor"Me encontré con los chicos en el restaurante del Club Social. Estábamos allí para apoyar a Alessandro que andaba arrastrándose detrás de Catarina. Yo hasta pensaba que ella tenía razón, pero el tipo es mi amigo, no podía dejar de apoyarlo. Sin embargo, Rick y Nando me dejaron algo preocupado diciendo que las chicas estaban movilizadas para hacernos arrastrarnos a todos por culpa de las estupideces de Alessandro. Nando había dicho que Melissa llamó a todas las chicas a petición de Catarina y me quedé pensando dónde podrían estar.—¿Y ustedes saben adónde fueron? —pregunté. Ciertamente Samantha estaría con ellas, aunque hubiéramos quedado en encontrarnos. Tal vez podría pasar a recogerla.—Mel dijo que no era de nuestra incumbencia y me mandó a decírselo a ustedes —comentó Nando algo contrariado. A veces pensaba que tenía miedo de su novia, porque yo a veces lo tenía, Melissa podía ser aterradora.—Si descubriéramos dónde están podríamos ir allá —comentó Patricio—. Rick, pod
"Heitor"—Entonces, Alessandro, ¿qué idea tan magnífica es esa que tuviste para sacarme de casa antes de las seis de la mañana? —pregunté cuando me encontré con los chicos el lunes, en un café cerca de la empresa de Alessandro.—¡Vamos a enviar flores a nuestras mujeres, amigo mío, muchas flores! —Alessandro sonreía.—Es una buena idea, Melissa está imposible —comentó Nando.—¿Qué tipo de flores? —preguntó Rick.—Cada uno elige las suyas, pero tiene que ser un arreglo que les haga ver lo locos que estamos por ellas —dijo Patricio con esa sonrisa tonta en la cara.Terminamos el café y fuimos a la florería que estaba abierta día y noche. Cuando llegamos, la florista nos mostró varios arreglos en la computadora que podría hacer. Pero Patricio, como siempre Patricio, vio un arreglo descomunal en un rincón de la tienda y llamó nuestra atención.—¡Es ese! —Patricio señaló y hasta la florista empezó a reír.Era un arreglo enorme de flores en tonos rosados en un jarrón de cristal alto.
"Heitor"A la hora de siempre estaba fuera de la tienda esperando a que Samantha saliera para ir a tomar un café. Estaba deslumbrante con un pantalón lila de corte sastre, una blusa de seda blanca y zapatos de tacón. Se había hecho un moño bajo y dejó dos mechones cayendo alrededor de su rostro.—¡Eh, Heitor! ¿Haciéndote el listo otra vez? ¿Tu madre dejó de rezar por ti? —dijo Samantha tan pronto como salió de la tienda.—¿De qué estás hablando, mi diosa? —sabía muy bien que era sobre el ataque colectivo de las flores, pero preferí hacerme el tonto.Samantha me saludó con un beso en la mejilla y salimos caminando hacia la cafetería.—Claro que sabes de qué estoy hablando. ¿Los súper amigos ahora solo hacen las cosas juntos? ¿Si uno no lo hace el otro tampoco?—Sam, ¿no te gustaron las flores?—Me encantaron las flores, Heitor, pero parece que fueron enviadas con doble sentido. Mel tiene razón, parece que quieren manipularnos.—No es nada de eso, mi diosa —me detuve quedando fre
"Heitor"Llegué al centro comercial y todavía faltaban unos minutos para que Sam saliera del trabajo. Me quedé fuera de la tienda esperándola, pero un poco alejado. Noté a un joven merodeando por allí, más cerca de la puerta de la tienda, e imaginé que sería el novio de alguna de las otras chicas.Samantha salió de la tienda con una hermosa sonrisa para mí, pero vi su sonrisa desvanecerse cuando el joven la jaló del brazo y le dijo algo. Parecía asustada, así que me acerqué.—¿Algún problema aquí? —dije poniéndome al lado de Samantha.—¡No es asunto tuyo, niño rico! Estoy hablando con mi novia —respondió el joven de manera brusca y miré a Samantha que parecía asustada.—Suéltame, Rómulo, no eres nada mío —Samantha tiró del brazo, pero él no la soltó.—Bueno, Rómulo, ¡escuchaste a MI NOVIA! —dije bien alto enfatizando el "mi"—. Suéltala ahora o tendrás un gran problema.—¿Entonces es verdad? ¿Te estás acostando con este niño rico, Samantha? ¿Te volviste una puta de lujo? —aquel c
"Samantha"—¿Qué pasa, Sam? —preguntó Heitor cuando colgué el teléfono.—Rómulo... —estaba temblando.—¿Quién es Rómulo, Sam? —Heitor me miró confundido.—Mi ex. Está dentro con mi madre —comencé a llorar—. Tengo que entrar.—¿El del centro comercial? —asentí—. ¿Tu madre lo dejó entrar? ¿Aun sabiendo que te está persiguiendo? —preguntó Heitor y noté que ya se estaba irritando.—No, seguramente mi madre no lo dejó entrar, pero no sé cómo entró —no tenía las respuestas y estaba perdida.—Sam, ¿qué te dijo tu madre? —preguntó Heitor como tratando de entender la situación.—Que Rómulo me está esperando. Solo eso. Heitor, no sé cómo entró y no sé qué está pasando ahí dentro. Mi madre está sola con él —comenzaba a agitarme.—Calma —todavía estaba en el regazo de Heitor y me abrazó—. Primero llamemos a la policía y después entraré contigo. Imagino que como tienes la orden de restricción, llegarán más rápido.Salí del regazo de Heitor y él llamó a la policía. Al llegar al portón me v