IV

Capítulo 4

El trabajo de la universidad se puede ir a la…

*


Era la primera hora de la mañana del martes, estaba agotada, tenía mucho sueño, apenas compré un poco de café y me lo tomé como agua antes de entrar a la clase de metodología de la investigación, deteniéndome casi de inmediato al darme cuenta que de hecho ya el profesor estaba en el aula y yo había llegado tarde irrumpiendo toda la clase.

Joder, siempre metiendo la pata, Rose.

—Disculpe —murmuré haciendo una mueca y tomé asiento en uno de los lugares desocupados de enfrente intentando no seguir llamando la atención y p***r desapercibida.

El profesor me ignoró y continuó impartiendo la clase, yo saqué mi cuaderno y un lápiz del bolso preparándome para escribir cuando de repente sentí un ligero golpe en mi cabello, pasé una mano por él y un papelillo cayó al pupitre, ¿Quién me estaba lanzando papeles?

Voltee con una ligera mueca confusa y mis ojos se cruzaron con unos marrones familiares, al parecer Barbie también veía la misma materia que yo, ella me hizo un ligero saludo y yo le respondí con el mismo gesto para continuar prestando atención, al menos tenía una conocida en la universidad.

De súbito alguien entró al salón robando tal vez la mirada de todos.

—Permiso —dijo Ethan continuando su camino sin prestarle realmente atención a nadie a su alrededor, mis ojos lo siguieron, tenía una peculiar forma de caminar, moviendo los hombros al compás de las caderas como todo un modelo de Calvin Klein, parecía recién bañado porque su cabello blanco estaba húmedo y se pegaba a su frente, su perfume varonil impregnó todo el salón.

El Hechizo.

Ethan tenía mucha presencia, él era de esas personas que no pasaban desapercibidas. Me intenté concentrar nuevamente en la clase, pero mi mente solo pensaba en lo que debía hacer para involucrarme con él, tal vez… ¿coquetearle?

—…Para el proyecto van a formar grupos de 3 personas —decía el profesor, debíamos hacer un proyecto para el final de semestre y debíamos entregarle adelantos por capítulos.

Voltee a mirar a Barbie y ella me sonrió, definitivamente me relajaba tener a un amigo y así no estar sola sin grupos.

—Pero yo los voy a elegir —continuó el profesor, se escucharon puras quejas, por mi parte como apenas estaba conociendo personas, solo esperaba caer con alguien que sí estudiara y me ayudara, no con un vago.

El profesor comenzó a elegir al azar por los números de la lista de alumnos de la clase, esperaba que dijera mi nombre mientras hacía rayones en mi hoja del cuaderno, cuando de repente sentí la mirada de alguien sobre mí, alcé la vista cruzándome con sus ojos azules, y otra vez ese raro revoltijo se manifestó en mi estómago, no sabía si eran nervios o qué cosa, su mirada fija era bastante intimidadora; lo admitía.

—Rose Jones —dijo el profesor robando mi atención—, con Barbie Benet —la voltee a mirar con una sonrisa, que desapareció cuando nombró al tercer integrante: — Y Ethan Milano.

Vaya, al parecer no iba a tener que coquetearle de manera descarada para hacerme su amiga y acércame, ahora estábamos juntos en el proyecto.

Grandioso.

—La semana entrante deberán traerme un adelanto del primer capítulo —finalizó el profesor arreglando sus cosas y saliendo de clases.

Metí mis cosas al bolso y lo cerré justo cuando percibí ese familiar olor que lo admitía; me encantaba, y me voltee para mirar a Ethan parado justo frente a mí, sentí ese ligero susto en el pecho de la impresión y alcé la cabeza para verle el rostro, joder, creo que nunca podría acostumbrarme a su belleza de dios griego.

— ¿Estás estudiando ingeniería? —Dijo con algo de burla— ¿o te divierte acosarme?

Como no, el engreído creyéndose todo un adonis, es decir; sí lo era, pero me molestaba que se lo creyera.

Estaba a punto de responderle de una manera poco amable para que se bajara de esa nube llena de egocentrismo pero me frené escuchando la voz de Ash en mi mente cuando en la llamada de ayer me dijo:

‹‹Métete debajo de sus pieles, haz lo que haga falta››.

Tenía que atraerlo, no alejarlo.

—Me divierte acosarte —arreglé mi bolso a mis espaldas—, ¿Por qué? ¿Tienes problema con eso?

Él frunció el ceño, no parecía esperarse nunca mis raros comentarios.

—Hey —dijo Barbie acercándose a nosotros robando nuestra atención—, ¿Qué día nos vamos a reunir para hacer el proyecto?, ¿El sábado en la noche?

—No, el sábado trabajo —dije volteando a verla—, puedo el domingo.

— ¿Trabajas? —Dijo ligeramente interesada— ¿Qué trabajas?

No había querido decirle ayer cuando hablamos lo que hacía, no quería andar dando explicaciones.

—Es estríper —soltó Ethan—. El domingo hay una fiesta en la fraternidad, ¿por qué no otro día?

— ¿Estríper? —Repitió Barbie mirándome como si me hubieran salido dos cabezas—, no te creo.

No, al parecer nunca me creía nada.

—Supéralo —dijo Ethan mirándola con desprecio—. Esto es para la semana que viene y no tenemos un día para reunirnos, así que es mejor que yo lo haga y pongo sus nombres.

—Okey —dijo Barbie pareciendo complacida de no hacer nada, pero a mi casi me iba a dar un infarto.

—No —refuté, nunca ponía la carga de mis tareas en otras personas, mucho menos cuando mi misión era precisamente acercarme a él—. Hagámoslo antes de la fiesta, es un trabajo en equipo, no un trabajo del cabeza de champú.

Él me miró tan fijamente que casi temí que me fulminaría.

—No necesito a nadie que me estorbe —dijo.

Decidí ignorar su comentario.

—Yo aún no te conozco —dije—, y no sé qué harás en el trabajo, no voy a dejar mi calificación a tu cargo.

Al parecer ambos éramos maniáticos del control. Él me miró alzando una ceja cuando dijo:

—Bien, a las 3 de la tarde en mi fraternidad.

No esperó respuesta, solo salió del salón dejando su aroma como único rastro, definitivamente dos leones como nosotros no podían m****r en la selva.

—Qué asco que nos haya tocado con Ethan —dijo Barbie—, es un mandón controlador, por eso no dije nada cuando se ofreció a hacerlo, convivir con él es como estar en un campo de minas, no puedes decir nada porque explota.

—Ya, no puede ser tan malo —dije restándole importancia, sabía que a ella no les caía bien.

—Lo es —dijo Barbie—, hace unos años él salía con una chica llamada Sidney, pero la acusaron de copiarse en un examen y él se aseguró de que la expulsaran de la universidad.

Vaya.

Bien, eso sí era algo extremista, incluso para mí.

—Como sea… ya olvídalo —dije comenzando a caminar hacia la salida—, ya es suficiente que el cabeza de champú sea mi jefe en el club, y ahora sea mi compañero de proyecto.

—No puedo creer que seas estríper —dijo—, bueno sí lo puedo creer, debí suponerlo es decir…

Dejó las palabras en el aire cuando comenzamos a caminar por el pasillo y volteé a mirarla con real interés.

— ¿Es decir qué? —indagué alzando una ceja.

Barbie se encogió de hombros mientras sus mejillas se coloraban un poco, no me hubiera imaginado nunca verla tímida, pero creo que su fachada rebelde era precisamente eso; una fachada, por dentro era una persona diferente.

—Por la manera que te vistes y luces —soltó mirando mi ropa, sabía a lo que se refería, la mayoría de mis camisas mostraban mucho escote y casi toda mi ropa era ajustada.

—Uhm, ya veo que me miras mucho, ¿acaso te gusto? —dije en broma, sin embargo su rostro se tornó aún más colorado y negó con la cabeza evitando verme.

—No seas ridícula —giró los ojos—. ¿Pero por qué estríper? Hay muchos otros trabajos.

— ¿Cómo cuáles? —Dije— Necesito el dinero, el horario en el club es cómodo y la paga es buena.

Trabajar de noche no interfería en mis clases de día, y tan solo anoche había ganado casi mil dólares en efectivo por puras propinas.

—No lo sé, puedes ser payasa en fiestas, limpiar baños, presidente… —agregó con una sonrisa irónica—, cualquier cosa es mejor que denigrarte bailando desnuda en un club.

—Consideraré lo de presidente —murmuré.

—Es en serio —dijo—, ¿no crees que esto manchará tu currículo cuando te gradúes y quieras entrar a una buena empresa a trabajar?

Giré los ojos, ya no estaba de humor para reproches de mi vida.

—No a todos nos pagan los estudios en la universidad —solté—, estoy sola, y tengo muchos gastos.

Sabía que su tío Zacarías le costeaba los estudios, ella misma me lo dijo, era fácil para ella que a pesar de ser huérfana tuvo un tío rico que le costeó todo, yo no tuve un tío rico nunca.

— ¿No tienes padres? —preguntó.

—No —me limité a decir esperando que dejara el tema.

— ¿Murieron? ¿Qué les pasó? —siguió indagando.

Necesitaba huir, ella había sido muy abierta conmigo en esos temas, pero yo definitivamente no podía hacer lo mismo.

—Después te cuento —mentí—. Debo entrar a clases.

—Ah, okey, hablamos luego —se despidió con un gesto de la mano y yo apenas le respondí, crucé el pasillo ocultándome rápidamente detrás de una estantería para perderla de vista y luego me dirigí del otro lado.

Sentía que perdía el tiempo y no hacia lo que vine a hacer.

Caminé rápidamente recordando los sitios que Antonela dijo en el recorrido, miré la hora en mi teléfono casi las diez de la mañana, si no estaba equivocada, el decano Wesley saldría a ver su auto en…

Me voltee hacia los arboles como si viera algo interesante cuando el decano salió de la oficina, a las diez él salía a revisar su auto porque en años anteriores los estudiantes habían reventado sus cauchos con alfileres solo para fastidiarlo.

Caminé rápidamente a la oficina girando el pomo y abriendo la puerta para entrar con rapidez cerrándola detrás de mí, las paredes eran de un deprimente gris, con algunas fotos colgando, fui al escritorio y busqué entre las gavetas algunos documentos que me sirvieran y… encontré uno que decía: ‹‹Cartas confiscadas››.

La saqué para abrirla ojeándola rápidamente, solo papeles sin importancia relevante para mí, hasta que encontré una hoja de color rojo algo opaca con un raro símbolo de una estrella, fruncí el ceño observando el título, decía:

Euforia. Árbol hueco, caballo al frente, a la derecha una torre, dama hunde el pie y vuelve atrás.

Saqué rápidamente mi teléfono colocando la cámara y le tomé una foto, no sabía si era lo que buscaba pero creo que podía ser relevante. De repente escuché la voz del decano Wesley.

M****a.

Cerré la carpeta metiéndola a su lugar rápidamente sintiendo mi corazón acelerarse, si me veían aquí hurgando las cosas del decano iban a expulsarme, corrí rápidamente a la puerta para huir, pero la puerta se abrió y el decano entró.


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