Jackson Johnson
Ella estaba en silencio. Sus pestañas se agitaron rápidamente. Abrió su boca pero no salió una palabra. Entonces caí en cuenta del peso de mis palabras.
—Me refiero “conmigo” en el edificio, —mentiroso, no vas a arregarlo, sonreí. —yo soy el dueño de este lugar, puedo darte un precio accesible en el departamento que tengo libre… —ella arrugó su ceño y entrecerró sus ojos.
—No sonó así, pero de todos modos, gracias, pero buscaré en otra área. —luego mostró una hermosa sonrisa, sus mejillas se habían tintado de un hermoso rosa, desvió su mirada a la comida que teníamos frente a nosotros.
Me sentí un torpe. ¿Cómo decirle que viva conmigo en nuestra quinta cita? ¿Qué es lo que te pasa, Jackson? Entonc
Lilly BradleyMi espalda estaba contra el azulejo oscuro, mis piernas rodeando la cintura de Jackson, sus manos estaban en mi trasero, sosteniéndome. Me separé de nuestro beso para poder tomar aire, de un momento a otro desde la cena, estábamos desnudos bajo la cascada de agua de su baño, haciendo el amor como si el mundo se fuese a acabar.—Eres fuego, Lilly. —susurró antes de inclinarse a tomar de nuevo mis labios, nos perdimos de nuevo en el beso, me embistió de manera impecable hasta que llegamos a nuestros propios clímax. Al llegar a la cama, no pudimos dejar de tocarnos, de acariciarnos, de susurrarnos como nos sentíamos y volvimos a hacer el amor otra vez. Un par de horas más tarde por la madrugada, sentí como su mano que me rodeaba desde atrás, abrí mis ojos momentos después de que Jackson salió de la habitació
Oliver Chester—Nos falta la nueva estufa…—dijo Michelle a mi espalda. — ¿Puedes dejar de mirar por el ojillo de la puerta?—Lilly no vino a dormir.—Sabes que está saliendo con el tipo de bienes raíces.—Pero ella es hija de casa, ¿Cómo es posible que Beatrice y Harry permitan que Lilly no llegue a su casa? Es el techo en el que está viviendo, tiene que respetar. —entonces la puerta se abrió, era Lilly, lució un traje estilo ejecutivo, blusa, saco de vestir a juego con un pantalón, el color azul marino me encantaba ver en ella, lanzó una mirada hacia nosotros, luego caminó y retrocedí como si ella me hubiera visto que la estaba espiando. —Maldición, ella…El toque de la puerta alertó a Michelle.— ¿Es ella? —afirmé mirand
Lilly BradleyEntré como tornado a mi oficina, colgué mis cosas y luego me senté en la silla, encendí la computadora y en lo que arrancaba el sistema, repasé las palabras que le había escupido a Michelle, ya era el colmo, ¿Cómo se atreven a mudarse frente a mis padres? La ira me invadió, tenía que hablar con Oliver y dejarle claro que se tiene que detener.— ¿Señorita Bradley? —salí de mis pensamientos cuando escuché que me llamaban, era Richard bajo el marco de la puerta.—Oh, Richard, no te escuche llegar…—Lo siento, no quería interrumpirla.—No lo haces, dime.—Tengo un mensaje del señor Johnson. —arrugué mi ceño.— ¿Mensaje? —él afirmó. —Pero pudo decírmelo directamente, &ique
Jackson JohnsonCerré los ojos. Mis dientes los apreté con ira. De nuevo a buzón. Al abrirlos, negué. Lilly debía de estar molesta por mi ausencia durante el día y ahora de última hora en la cena. La entendía pero necesitaba un poco de espacio personal. El celular sonó y me di cuenta que era mi madre. Deslicé el botón para contestar.—Dime. —contesté en un tono bajo.— ¿Qué es lo que pasa? Según ya había llegado Lilly, pero luego Richard dijo que se había marchado, ¿Dónde estás? ¿Por qué no has llegado? ¿Se han peleado?—No, madre. No podré llegar y ella estaba indispuesta, disculpa por no llegar y…—interrumpió mi oración.— ¿Tan indispuesta que se tuvo que ir por si sola caminando? ¿
Isidora JohnsonColgué la llamada con Jackson y me quedé pensativa, ¿Qué es lo que estaba pasando entre él y Lilly? Ella se fue y…cerré los ojos y tomé aire para soltarlo lentamente.— ¿Pasa algo, amor? —me volví hacia James que tenía aun la mano en el picaporte, su rostro mostró curiosidad. —Isidora. —usó el tono de advertencia que no le esté ocultando algo.—Me ha informado el hombre de la caseta que se fue Lilly, y Jackson me acaba de informar que no vendrá a la cena. —James cerró la puerta para que nadie escuchara.— ¿Por qué se ha marchado?—No lo sé.— ¿Y Jackson por qué no vendrá?—No lo sé tampoco. —James se sentó en el brazo del sillón.<
Lilly BradleyLunes por la mañana…Era tarde. Mi habitación había quedado desordenada como si un tornado hubiera pasado y arrasado por el lugar. Leah se había marchado temprano y mis padres igual. Yo era la única que quedaba en casa y llegaba tarde por primera vez a la empresa. Casi no había dormido este fin de semana en casa de Jackson, fuimos demasiado demandantes el uno al otro, no dejábamos de tocarnos, de acariciarnos y de tener orgasmos. Fue un fin de semana maratónica.Tomé el abrigo, mi bolso y mi celular. Llegué a la puerta, al abrirla, me topé con el vecino de enfrente: Oliver.—Buenos días, Lilly. —reprimí una mueca de fastidio, era el colmo de los colmos.—Buenos días. —le di la espalda para cerrar, poner el seguro y marcharme, “No va a arruinar mi lu
Jackson Johnson Empresas Johnson —Cancela mis citas del día. —dije de inmediato a mi secretaria al pasar a mi oficina, entré y me aflojé un poco mi corbata, tenía mucha molestia en mi interior por lo de Oliver. El verlo salir de ese edificio me hizo sentir algo que no intenté controlar, sin duda, eran celos, pero había algo más que no podía saber que era. Tocaron a la puerta y anuncié que podía pasar, sabía que era mi secretaria. —Señor, la señora Johnson ha llegado. —arrugué mi ceño, ¿Qué hace mi madre tan temprano en mi empresa? Me volví hacia a ella. —Bien. Que nadie nos interrumpa, ¿Puedes traernos dos cafés? Y un poco de leche descremada. —Sí, señor. —la puerta se cerró y un momento después, escuché la voz de mi madre hablando con mi secretaria de manera animosa, luego tocó con los nudillos y abrió la puerta para asomarse. —Toc, toc. Tu madre ha llegado de m
Lilly BradleyMiré la pantalla de mi computadora, mi mente estaba repitiendo una y otra vez la escena de Oliver y Jackson de esta mañana, me tenía inquieta. Sabía que a Jackson eso lo estaba molestando y no lo decía en voz alta, pero… ¿Qué podía hacer? Busqué mi celular a toda prisa para mandarle mensaje a Leah, quería que me ayudara a solucionar este asunto, intenté de nuevo, por segunda vez ya que la primera estaba la línea ocupada.—Dime—contestó algo agitada.— ¿Interrumpo algo? —pregunté, curiosa.—No, no, estoy subiendo los escalones, me he dado cuenta que mi condición física…es deplorable. Estoy en el nuevo proyecto con mi jefe y tu novio.—No es mi novio. —al decirlo en voz alta, me estremeció, se hizo un silencio del otro lado de