Capítulo 4.

—Soy la inspectora Adams. Te haré un par de preguntas y necesito que respondas con honestidad para poder ayudarte, ¿de acuerdo? —Laura se presenta. Estamos en la sala de interrogatorio; ellas en una habitación cerrada y nosotros detrás del cristal por donde no nos puede ver. —Hemos identificado a su acosador. Su nombre es Frank G. Uno de los mafiosos más buscados de toda la ciudad. ¿Puede decirme cuál podría ser la razón por la que se acerca tanto a ti? —sigue diciéndole.

—Mi madre es prostituta. Llevaba sus clientes a casa y él era uno de ellos. Siempre me miraba con morbo, pero lo ignoraba. Hasta que ayer todo se salió de control. Estaba sola en mi habitación, desnuda. Solo olvidé asegurar la puerta, así que entró, me agredió y me...y me...me...me...violó. —confiesa y comienza a llorar. Claramente no ha sido nada bonito lo que ha vivido. Laura le da un paño para que se seque las lágrimas.

— ¿Qué pasó después? — continúa con el interrogatorio.

—Martha, mi madre, lo apuñaló varias veces por la espalda. Yo vi cómo se desangraba y moría en la habitación. No entiendo cómo es que sigue con vida. Me dijo que fuera al burdel porque allí recibiría ayuda de algún modo, también que quemaría la casa con él dentro y vendría por mí cuando tenga todo bajo control. No tengo idea de lo que está pasando, pero quiero a ese repugnante ser lejos de mí.

—Tenemos grabaciones de las cámaras de seguridad de lo que pasó en su casa después de su salida. —le coloca una tablet en frente con el vídeo de las cámaras de seguridad —Su casa fue quemada cuando su madre salió con Frank… muy abrazados. Seguimos la matrícula del vehículo en que escaparon y poco después apareció abandonado en una zona despejada, sin rastros de ninguno de los dos. Desde entonces, están en busca y captura. Con la reaparición de Frank, cientos de patrullas estarán buscándolo y lamentablemente, como su madre es cómplice, también pagará por todos sus delitos, mucho más ahora, después de lo que te hizo. Solo quiero que sepas que no tienes la culpa de nada, ¿ok? — ese lado dulce de Laura, solo lo usa para asegurar éxito a sus casos. Normalmente es más fría y calculadora, pero siempre y cuando sus tácticas funcionen, no le veo ningún problema.

—Para completar los procesos, irás con un médico y una psicóloga para que terminen de examinarte.

—¿Qué pasará conmigo ahora? —le pregunta antes de que Laura salga.

—Él es el agente Anderson. Se encargará de tu seguridad hasta que podamos detenerlo. Así evitaremos que vuelva a acercarse a ti. — Eric entra, ya que será el agente encargado de su seguridad. Ha estado muy callado desde que llegó y eso es extraño en él. Laura se coloca a mi lado. Cuando Eric sale con Melanie también, nuestras miradas conectan por unos segundos. Aunque quisiera, no puedo apartar mi mirada de la suya cuando la tengo de frente. Se ve muy pálida y cansada, es lógico después de todo lo que ha pasado. Por un momento, la sensación de querer protegerla y mantenerla a salvo se apodera de mí, pero recuerdo que este, no es mi caso, es de Eric. Pero honestamente, no sé si pueda mantenerme alejado después que sentirla alejarse de mí dramáticamente, mientras noto la agonía en sus ojos.

— ¿Puedo hablar un momento contigo, Jack? — me dice Laura, poniendo una de sus manos en mi brazo. Lo que hace que vuelva a mis sentidos.

—Sí, claro. — respondo y vamos a su oficina. Nos sentamos y espero a que comience a hablar.

— ¿Cómo diste con ella? —cruza los brazos y no tiene buena cara.

— ¿A qué viene tu pregunta? — por su tono de voz, sé que de algo se quejará. La conozco muy bien.

—No te hagas el tonto. Sé que acudes mucho a ese lugar de mala muerte. No he hecho un informe de las cosas ilegales que hacen ahí porque también saldrías perjudicado. No sé a quién proteges ahí dentro. — apoya sus manos en el escritorio.

—Supongo que no soy el único que tiene cola que le pisen. ¿O te recuerdo el oscuro pasado que tienes? Por el que, realmente, no entiendo cómo sigues trabajando aquí. —intento usar sus muchos trapos sucios.

—Yo nunca haría algo que te perjudicara. No todos somos tú. Lo único que quiero saber es si ya conocías a esta chica antes de todo esto, puesto que la encontraste “afortunadamente” cuando más la necesitábamos — se ha calmado un poco. Pisar las cenizas de los demás a veces sirve.

—Nunca la había visto. Según mis datos, llegó anoche al lugar muy desesperada, buscando ayuda. Iba a trabajar como mesera. Diría que su primera experiencia fue servirme una cerveza. Cuando me dijeron su nombre y las circunstancias fue cuestión de segundos para identificarla. Digamos que fue un golpe de suerte. Por algo soy uno de tus mejores agentes. Tengo mis propias tácticas. — sé que sueno un tanto altanero, pero me da igual.

—Solo eres un agente con mucha suerte. Pero de acuerdo… — levanta las manos al aire y rodea toda la oficina con sus escandalosos tacones. —Solo te recuerdo que este caso, le pertenece más a Eric que a ti. No te involucres más de la cuenta — suelto una carcajada al darme cuenta de que está celosa.

— No puedo creerlo. ¿Estás celosa, Laura? — y la cara que pone me lo confirma.

—Puedes pensar lo que quieras, solamente no quiero que nuestra historia la tengas con nadie más. Por el bien de todos. — así que ese es el problema. Me pongo de pie y me acerco a ella. A pesar de que es incluso algunos años mayor que yo, se pone nerviosa cuando está conmigo. Cuando me tiene tan cerca.

—Por eso le dijiste a Simmons que me dejara fuera de esto, porque temías que me involucrara de la misma forma que lo llegué a hacer contigo, ¿no es así? —esto me molesta y mucho, pero trato de parecer cómodo ante la situación.

—Este asunto necesita mucho profesionalismo. No voy a arriesgar más mi trabajo y el de todos ustedes por un mínimo error que se puede prevenir.

— ¿Y el error del que hablas es “tener sexo y mantener una conexión” aparte del caso como lo tuvimos tu y yo? —sé que es eso, pero quiero oírlo de su boca. Solo me mira sin decir nada, por lo que deduzco que me está dando la razón.

Miro unos segundos al suelo y vuelvo la mirada hacia ella.

—Nuestro “caso” fue distinto, pero me da mucha risa que tomes decisiones a base de cosas personales cuando lo único que pides es “máximo profesionalismo”. Sabes perfectamente que no me gusta que me cohíban, muchos menos, si de mi trabajo se trata. Tengo mis emociones muy ocupadas como para pensar en arruinar un caso por una estupidez como esa, como la que estás creando tú. Y para que te quede claro, no me interesa meterme en esto, así que resuélvanlo como les plazca. Al menos yo, sí puedo separar una cosa de la otra. No me vas a manejar a tu antojo, Laura. — acaricio amenazantemente su mentón y salgo de su oficina. No quiero seguir viéndole la cara mientras siga tan furioso como lo estoy ahora.

Horas más tarde.

Aún estoy en la oficina, pensando muchas cosas. He firmado y enviado el testamento que la “abogada irritante” me ha obligado a aceptar esta mañana. Pero Frank y su manía de ir acosando y violando chicas por ahí, no sale de mi cabeza. Siento que estallaré en cualquier momento. Melanie y Eric aun no llegan y me estoy empezando a preocupar; por él, claro está. Sé que este tipo de situaciones son extremadamente peligrosas, incluso para él.

Cuando veo a Laura pasar por mi oficina sin mirarme, observo por unos segundos y salgo detrás de ella. Melanie y Eric han llegado y se ven muy sonrientes. Ellos muy felices y yo preocupándome por nada. Que estúpido soy. En cuanto Eric nota mi cara de inconformidad, recupera la seriedad que amerita este caso.

Estaban hablando de algo que seguramente Laura escuchó porque llegó antes que yo.

—De hecho, algunas cosas han cambiado, Eric. He decidido reasignar la misión a otro agente. Este asunto necesita mucha discreción y seriedad. Sin dejar atrás el profesionalismo, cabe recalcar. —Laura dice. Tengo los brazos cruzados, esperando con qué otra cosa saldrá esta mujer esta vez. Aunque dije que no me metería en el caso, Eric es mi compañero, y cualquier cosa en la que esté involucrado, también me concierne.

— ¿Reasignar la misión? ¿A quién? —pregunta.

—Al agente Jack Connor. Él se hará cargo de la seguridad de la señorita. El protocola seguirá siendo el mismo. — responde. Arremeto los ojos en dirección a ella y la miro con mucha rabia. Si antes estaba molesto, ahora estoy peor. ¿Qué le pasa? ¿Quién se cree que es? Hace rato me decía una cosa totalmente distinta y ahora esto. Me está tocando los cojones y cuando expulse toda la mala sangre que llevo dentro, le irá muy mal. Eric, al contrario, tenía muchas ganas de hacer esto y la cara de decepción que lleva me da hasta pena. Prefiero guardar silencio para no armar un escándalo en medio de la estación con todos los que trabajan aquí.

— ¿Eso es chocolate? Es mi favorito, ¿Eric te lo obsequió? — asalta los ojos cuando lo mira. Se está volviendo loca, pero tiene algo de razón. Eric está que babea por ella desde que llegó. Por eso ha estado tan callado y sonriente.

—Sí. ¿Quiere tomar? —le ofrece, pero se niega.

—Eric, ¿vienes un momento conmigo, por favor? — se retiran y me dejan a solas con Melanie. Sé que se siente muy incómoda. Estoy empezando a creer que traerla aquí quizás no fue lo mejor después de todo.

—Lamento si estoy causando problemas. —dice a una corta distancia de mí, arrimados a la pared.

— No tienes nada que lamentar. Hemos tenido ciertas experiencias que ponen en juego muchas cosas. Eric está que babea por ti. —le soy honesto.

— No preguntaré de qué se trata exactamente, pero espero que esta situación no sea incómoda para ti, más de lo que ya sé que es.

— La misión, ni tú son el problema. Solo hay algunas cosas que no puedo controlar y eso me molesta. Es cosa de la inspectora y yo, nada que ver contigo, tranquila. — espero calmarla un poco.

— ¿Y cuándo nos iremos?

—Esta misma noche, en la madrugada. Tengo que preparar algunas de mis cosas. Nos vemos al rato. — y me retiro. Tengo muchas cosas que preparar si no tengo más opción. Antes de poder entrar a la oficina de Laura otra vez, me encuentro con Eric en el pasillo.

— ¿Dónde está? —lo detengo, refiriéndome a Laura. Trae una tremenda cara de desilusión que me da más coraje.

—Se fue. Me dijo algunas cosas y se fue. Seguramente evitando tú aparente ira. ¿Por qué estás tan molesto por este caso? — se queja de inmediato.

—Porque está cohibiéndome por sus caprichos y tú sabes bien a qué me refiero. Justo cuando le digo que no me meteré en el caso me pone a cargo, ¿Qué cree que hace? — estoy muy cabreado. Intento respirar y calmarme. Los demás agentes pueden escucharnos.

—Me encariñé mucho con ella, ¿sabes? Tal vez fue lo mejor. Tú tienes más experiencia que yo en estas cosas, estoy seguro de que lo harás mejor. Es una gran chica, no merece lo que le está pasando. Al menos me siento bien al saber que estará bajo tu cuidado. — por su tono de voz, sé que está un poco triste. Todos reconocen el gran agente que es, menos Laura y por alguna razón, su opinión es la que más le importa.

—No lo haré solo, lo haremos juntos. Somos un equipo y siempre lo seremos, ¿de acuerdo? — coloco mi mano en su hombro. Poco a poco logro hacer que se sonría y estreche su mano con la mía. Me pelearía con todos aquí, pero con él, no lo resistiría.

Se va, no sin antes, desearme mucha suerte y darme las buenas noches. Tengo que quedarme a preparar las armas que llevaré y todo lo que haga falta para llevarla a la casa de seguridad en unas horas.

En cuanto más rápido termine este caso, será mucho mejor.

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