Amanece.
Estoy dándome un baño para seguir con este día tan aburrido. Me hace falta algo de acción, pero tampoco quiero poner a Melanie en peligro. Estoy completamente desnudo y no he asegurado la puerta. Así que pasa lo esperado: Melanie entra y al verme, salta del susto, se da la vuelta y se cubre los ojos para no ver.
— ¡Disculpa! No sabía que estabas aquí.
— Tranquila. Pero ya que estás aquí, podríamos bañarnos juntos, ¿qué dices? — sonrío maliciosamente. Sé que nunca accedería, pero me gusta molestarla.
—No, gracias. Disfruta tu baño y no tardes. — y sale. Ella se lo pierde.
Horas más tarde.
Estoy asegurándome de que todo esté en orden mientras Eric me informa por la radio que los que venían detrás de nosotros, eran gente de Frank y que seguían investigando más a fondo el tema. Observo a Melanie y está hablando con alguien por la laptop sospechosamente. Llamo a Jimmy y le pido que intervengan en sus redes sociales para saber qué y a quién le ha escrito algo. En cuestión de segundos, me dan toda la información. Leo todos sus mensajes con Martha y le ordeno a Jimmy avisarle a Eric y los demás para que vayan a detenerla. Yo me encargaré de Melanie aquí.
Si quiere jugar sucio, haré lo mismo.
Un rato después, me la encuentro en la cocina.
— ¿Qué haces? — le pregunto. Sé que está cocinando, pero no logro entenderla, teniendo en cuenta que tenemos mucha comida preparada.
— ¿Qué haces? —me acerco.
—Bailando, ¿no lo ves? —bromea.
—Qué chistosa. —esconde su sonrisa. Me acerco mucho más, tanto, que siento sus nalgas pegadas a mi pantalón. Coloco las manos en la meseta. La tengo acorralada.
—Veo que tu confianza ha crecido para que te vistas así delante de mí. —le susurro.
—Si vamos a estar juntos en esta casa por quién sabe cuánto tiempo, es mejor dejar las diferencias de lado y entendernos. —continúo con la estrategia.
—Pues no me opongo. —mi mano acaricia sus muslos de abajo hacia arriba. Sé que quiere apartarme pero lo está disfrutando. Así que antes de que se arrepienta, meto una de mis manos entre sus bragas y suelta un leve gemido mientras se apoya en la meseta de la cocina.
—Estás llena de ganas, pero te aterra consentirlas. — le susurro. Puedo sentir lo húmeda que está. —Déjame mostrarte cómo se hace. —de un girón, la coloco frente a mí y sin pensarlo, presiono mis labios contra los suyos. Intenta alejarse pero la estrujo fuertemente contra mí para que no escape. Enredo mi lengua con la suya mientras acaricia mi nuca con sus manos.
La cargo, enreda sus piernas alrededor de mi cintura y camino hasta la habitación. La arrojo bruscamente en la cama, le arranco la camisa que llevaba puesta, dejando sus pechos al descubierto. Gateo hasta estar sobre ella. Es mucho más hermosa desde esta posición. Masajeo sus pezones y los beso como si quisiera sacar algo de ellos.
Recuerda el plan, Jack. Recuérdalo. Me repito a mí mismo. La beso y llevo sus brazos por encima de su cabeza. Se desconcierta cuando la esposo astutamente al espaldar de la cama.
— ¿Qué haces? —frunce el ceño.
— ¿Qué? ¿Creíste que podías escapar? ¿Crees que soy tonto? — me aparto. —Tu madre se llevará una sorpresa cuando cientos de agentes vayan a la dirección y la arresten.
—Pero no hago esto por eso.
—Apenas ayer me deseaste que me fuera al infierno y hoy te veo solo en bragas por la casa y tan amable conmigo. Fue suficiente para descifrar tu estrategia. Pensaste que así me engañarías y tendrías ventajas de escapar, ¿no es así?
—No. Tener sexo contigo no era una estrategia. Lo que estaba cocinando, sí. Las hojas que estaba mezclando, funcionan peor que un sedante. Te dormiría por muchas horas y creí que me daría tiempo de irme y volver. Solo quería escuchar la versión de Martha, pero no soy alguien que incluye tener sexo para conseguir algo.
— ¿Y entonces por qué estabas accediendo?
—Porque lo necesito. Necesito que alguien me haga temblar y no de miedo. Quiero asegurarme de que después de esto, puedo tener una vida sexual sana sin ver la cara de ese enfermo. — la observo con mucha excitación y desconfianza a la vez. ¿Este sería otro de sus trucos?
— ¿Y consideras que yo podría ayudarte con eso? —me acerco más. Quiero saborear de cerca su mentira o su verdad.
—Sí.
— ¿Por qué?
—Porque estoy segura de que eres el único que sabe lo que necesito de verdad.
— ¿Quieres hacerlo conmigo…ahora? —gateo hasta estar sobre ella.
— Sí. —casi podría sorprenderme su respuesta.
—No quiero que pienses cosas que no son. No puedo usarte de esta forma. —tengo una misión que seguir y esto, no es parte de ello.
—La que quiere esto soy yo. En todo caso sería la que te esté usando. No eres una persona con la que compartiría mi vida. No te preocupes. —esbozo una media sonrisa.
—Solo será sexo.
—Solo sexo. —confirma. Será interesante ver cómo manejamos lo que sea que tengamos sin mezclar sentimientos personales de por medio. Sobre todo si ambos estamos conscientes de la misión y de que no será nada comprometedor. Temía, todos en la estación temían que esto se repitiera, pero…nadie tendrá porqué enterarse. Mientras sea así, todo estará bien.
Le quito las esposas. La vuelvo a besar con más calma. Le beso el cuello y echa la cabeza hacia atrás para darme espacio. Me deslizo hasta sus pezones y con mi lengua juego con ellos. Desciendo a su vagina, le quito las bragas, dejándola completamente desnuda para mí. Percibo que se siente un poco avergonzada y le doy una de mis miradas para que se calme y confíe en mí. Aparentemente, funciona. Abre más las piernas y mi boca se adueña de ella. Se retuerce en la cama con mis ágiles lamidas y caricias. Minutos después, me aparto. Me quito los pantalones junto con los bóxeres, dejando mi pene a plena vista. Se queda viéndolo por varios segundos y sonrío al percibir que le gusta lo que ve. Abro un condón con los dientes, lo saco y me lo coloco perfectamente. Se queda viéndome hacerlo con mucha atención. Vuelvo a ponerme encima de ella. Rozo mi glande unos segundos por encima de su vagina para seguir estimulándola. Quiero volverla loca. Trato de
Anochece. Me la he pasado pegado al celular casi todo el día. Mucho más después de las cosas que me dijo Melanie de su madre y el supuesto infiltrado. Ha estado haciendo sus clases de la universidad, al menos eso la distrae un poco, recordando que ha pasado por cosas muy trágicas. —Por lo visto, Martha es más testaruda de lo que pensé. No ha dicho nada desde que llegó. Solo se quedó a solas con Laura unos momentos y tampoco dijo nada — le digo entrando a la habitación con ella. Está en bragas con una franela de tiros. Por lo rico que huele puedo deducir que se ha bañado. —No tienes idea. No fueron pocas las que aguanté con ella —contesta. Me siento en el borde de la cama. —No has tenido una linda infancia, ¿verdad? —Claramente, no. Todo lo que conozco son acosos, los gemidos de mi madre por las noches, maltratos verbales en mi corta e inestable familia y todo lo demás. —Aparte de tu hermano y tu madre, ¿no tie
Aún no amanece. El sonido de los truenos debido a la fuerte tormenta que ha comenzado me despierta. Me levanto, dejando a Melanie muy dormida para asegurarme que todo esté en orden. Cuando observo por una ventana, un movimiento extraño llama mi atención. Saco el arma y la tengo preparada por cualquier disparo necesario. Aún sigue lloviendo, así que me coloco una capa de plástico para salir a rodear el lugar. Inspecciono todo el alrededor, yendo específicamente de donde he visto movimiento. La tensión que siento mientras voy acercándome lentamente detrás de unos tanques, es muy fuerte. Tensión que se desvanece al ver que todo este suspenso ha sido culpa de un simple perro perdido, quizás. Respiro profundo y me relajo. La tormenta se pone peor, así que regreso apresuradamente adentro. Después de cerrar todo nuevamente y tender la capa plástica para que se escurra, el grito de Melanie me altera los nervios y voy corriendo a su dirección con el arma en manos. Entro a la habitaci
Después de unas horas, ya estamos listos. Llevo un traje muy elegante negro, acompañado de mi equipo de seguridad como: auriculares donde todos los demás agentes y yo nos comunicaremos, el arma, entre otras cosas. Me veo al espejo unos últimos segundos antes de salir. Aún estamos en la casa de seguridad, pero no solos. Hay un enorme equipo con nosotros para asegurarse de que todo vaya bien. En la habitación del lado, están alistando a Melanie. Me encuentro con Eric por los pasillos muy sonriente. Va vestido de mesero o algo así, creo que acorde al plan. — ¿Cómo me veo? —pregunta mostrándome su vestuario. —Te ves muy…mesero. — contesto con una sonrisa sarcástica. —Contigo no se puede hablar sensatamente, ¿verdad? —nos reímos. —Este caso fue menos extenso de lo que esperábamos. Tener a Melanie bajo nuestra protección nos sirvió de mucho. Nos conecta mucho con Frank y todo su mundo, aunque no tenga mucho que ver. Recordando que se acostaba con
Laura dispara varias veces detrás de mí a los hombres de Frank que intentan asesinarme. Saco el arma y les disparo a dos tipos que vienen detrás de ella. Nos escondemos detrás de unos autos, contamos hasta 3 y volvemos a disparar. Esta vez, acabando con todos ellos. Solo tengo cabeza para pensar en Melanie, así que miro a Laura rápidamente antes de volver con ella. Las personas corren como locas a la salida de emergencia por el tiroteo. Solo se han quedado dentro: Eric, Melanie y Frank, teniéndola sujetada del cuello mientras le apunta con el arma. Un inmenso escalofrío recorre todo mi cuerpo al verla así. —Suéltala. No lo repetiré. —le apunto. Tengo mucha rabia. — ¿Te crees muy valiente con esa arma, no es así? ¿Por qué no la sueltas y me muestras qué tienes sin ella? O tendré que violarla otra vez, como aquella niña para sacar lo peor de ti. — mi sangre está hirviendo. Tiro el arma al suelo. La suelta, tira su arma también y comenzamos a pelear. Con
Después de darme una relajante ducha, me preparo un sándwich y un poco de jugo verde que tenía en el refrigerador. La carpeta está encima de la mesa. Mientras voy comiendo la voy mirando sin saber si de verdad quiero ver lo que hay dentro. En ocasiones es malo ser unos de los mejores en su ámbito. Por otro lado, me han entregado una caja con pertenencias de las herencias de mi padre. Escojo abrir esto primero, aunque tampoco me interese mucho. Dentro, hay muchas llaves, tarjetas de crédito de todo tipo, más documentos y el mundo mediano que siempre tenía en su escritorio como adorno. Era su favorito, por ende, también se volverá el mío. Lo coloco en el estante donde tengo otros trofeos y medallas por la policía. Hay otra caja dentro de la caja, donde hay una laptop y un celular de último modelo. Tengo cientos de estas cosas, así que mejor se las regalaré a Melanie. Ella los necesitará más que yo. <<Melanie>> Tengo que ir a visita
— ¿Puedes llevarme al burdel? — me pide. Hace una hora nos hemos despertado, lavado los dientes y alistados para este nuevo día. Tenía ropa limpia en el vehículo. Me pongo la placa y guardo el arma. — ¿Al burdel? ¿Qué quieres buscar allá? — me está empezando a no gustar ese lugar, mucho menos para ella. —Es que hice una amiga y me gustaría hablar con ella de muchas cosas. —¿Y quién es esa amiga? No me agrada mucho ese lugar. —¿Desde cuándo? Pareces ser el fan número uno de ese lugar. —Ya no. Ya no iré. Mi rutina cambió. — sonrío. En cierta parte, ella fue la responsable de este cambio. —Y bien… ¿me dirás de quién se trata? Porque estoy muy seguro de que Judith no es. —Es Lisa. Solo hablaremos y le explicaré mi salida tan repentina. Además, no tengo de qué preocuparme. Frank está muerto. — preocuparme es inevitable, pero tampoco puedo obligarla a estar encerrada todo el día. —De acuerdo. — me resigno, salimos y conduzco. La
—Y con ese sueldo voy a poder cubrir todos mis gastos —me termina de contar Melanie mientras estamos comiendo en un restaurante privado al que la he invitado. Estoy perdido en mis pensamientos después de leer casi toda la carpeta que me dejó Simmons. Estoy procesando todo poco a poco. — ¿Me estás escuchando? —me devuelve a la realidad. —Fuerte y claro. —Entonces ¿por qué tienes esa cara? — ¿Cuál cara? — La que veo que pones cuando no te gusta algo. — No es que no me guste que trabajes. Tienes todo el derecho, pero ¿no crees que primero debes enfocarte en terminar tu carrera? — ¿Y cómo la termino si no tengo de dónde pagarla? — Fácil, yo te la pago. No tengo problema con eso. — ahora sabiendo que tengo dinero de sobra por las herencias, puedo ayudarla lo suficiente. — ¿Qué? ¡Por supuesto que no! No. Definitivamente no voy a aceptar que hagas eso. Arriesgas tu vida a diario para poder ganarte la vida y no es justo