Cae la noche.
Después de un día muy pesado, voy al burdel de Judith, una vieja amiga. Para pasar por más desapercibido, llevo puesto un abrigo y jeans negros, tenis blancos y mi arma, la que nunca se puede quedar. Eric se quedó en la estación para entender más sobre el caso y lo que tiene que hacer al respecto.
Podría considerar que es una de las técnicas más difíciles: entrar a la vida de alguien, hasta incluso enamorarla para poder sacarle información y tenerla bajo la mira para poder conseguir el éxito de una misión. La parte más abrumadora es cuando tienes que decirle la verdad. Estos casos pueden llevarse una gran parte de ti. Solo creo que he tenido la suerte de repararlas a tiempo para que no profundicen en mi conciencia.
Minutos después de conducir, ya estoy aquí.
El lugar está lleno como de costumbre, un poco más organizado, tal vez. Camino sin prisa hasta el final del espacio donde está Judith esperándome con una sonrisa. Cuando más me acerco, centro mi vista en los ojos de una hermosa chica que está a su lado, viéndome llegar hasta ellos. Se me hace conocida pero no caigo en cuenta de dónde. Sin apartar la mirada de sus rostro, intento analizarla y deducir de dónde la he visto antes. ¡Mierda! También me está viendo. Lo que menos quiero es darle a entender otra cosa, así que regreso la mirada a Judith, quien me da la bienvenida con una gran sonrisa.
— ¿Quieres tomar lo mismo de siempre?
—Sí. Tuve un día muy pesado hoy. —contesto, sentándome en la barra. Judith le ordena a la chica que aún analizo, traer una cerveza y lo hace. Le quita la tapa y me la da. Al tocar la botella al mismo tiempo, su mano roza un poco con la mía pero se aparta un poco más de nosotros. ¿Dónde he visto esos ojos antes?
Empiezo a tomar cerveza de la botella que me ha servido mientras converso un poco con Judith. Me pregunta la razón por la que Eric no vino esta vez y le invento que no se sentía bien. Nuestro trabajo, lo que hacemos para llevar a cabo un caso, no se puede comentar con nadie que no sea del equipo. Por algo es “clasificado” y la verdad, estoy muy intrigado por este en particular. Siento que hay algo más y tengo que averiguarlo.
— ¿Quién es ella? —le pregunto a Judith mientras todavía la sigo mirando, aunque ahora esté de espaldas.
— ¿Quién?
—La nueva.
— ¡Ah! Ella es Melanie Cross. Le pasó algo terrible y vino aquí buscando refugio. — ¿Refugio? La miro con el ceño fruncido. —No quiere acostarse con nadie, solo será mesera aquí. Su madre es una vieja amiga y no podía decirle que no. Es muy tímida y me dio algo de pena lo que está pasando. — aclara.
— ¿Y qué le pasó?
—Si tantas dudas tienes acerca de ella, pregúntale tú mismo. Yo no sé muchas cosas y, de todos modos, no me importa. No podría decirte nada de todos modos. — se pone a la defensiva, lo que me da a entender que sabe más de lo que dice y me encanta esta sensación.
— ¿Cómo dijiste que se llamaba? —vuelvo a preguntar mientras concentro la mirada en ella, que aún habla con Lisa, la cual, me mira y le sigue hablando. Seguramente ya notó que la miro demasiado. Típico.
—Melanie Cross… ¿qué sucede? —responde.
<<Melanie Cross, Melanie Cross, Melanie Cross >>
¿Dónde he escuchado ese nombre antes? Pienso, pienso y pienso, hasta que me doy cuenta de que es uno de nuestros objetivos para dar con Frank. La tengo justo delante de mí y no perderé esta oportunidad.
—Quiero una habitación y la quiero a ella. — digo. Me pongo de pie y me dirijo a las habitaciones. Ya sé dónde quedan.
— ¿Qué? Espera, no puedes hacer esto. No con ella. No está aquí para esto, no accederá. — dice mientras me sigue. Entro a una habitación (la que está apartada solo para mí siempre) y ella viene detrás.
—Me importa una m****a tus o sus excusas. La quiero aquí, haz lo que sea necesario para que venga aquí conmigo o ya no te daré más dinero para resolver todos tus problemas. O aún peor, puedo hacer un informe para la policía de todas las sustancias ilegales que venden aquí con tu consentimiento, eso sería tu ruina, ¿no es así, Judith? —le amenazo. Nunca la había tratado así, pero cuando se trata del éxito de mi trabajo, haría esto y más. Noto que se sorprende y la cara de decepción que pone es muy evidente.
—No accederá. No es como las demás.
—Entonces, al menos inténtalo. —me acerco a su oído. —No seré malo. — le susurro. Me mira de arriba abajo con rabia y sale de la habitación frenética. Sé que lo hará. Lo único que le importa es el dinero y gracias a mí, puede dormir tranquila, sin problemas que la atormenten.
Aquí la esperaré.
…
Llevo algunos minutos esperando y nada. La habitación está cubierta con luces rojas que le dan más intensidad al momento. Lo más probable es que no venga, pero ya encontraré otra forma de sacarle información, sea de la manera que sea. Repentinamente, siento mucho alboroto y gritos a pesar de la fuerte música y lo apartado que estoy.
Mi celular suena y lo reviso.
“Ella está allá, tráela con nosotros”, dice el mensaje de Eric. Seguramente ha estado investigando sobre Melanie las últimas horas.
Es entonces cuando alguien entra a la habitación en donde estoy. Es ella. Me está dando la espalda, sujetando con fuerza el seguro de la puerta y su frente recostada en ella. No se ha dado cuenta que estoy aquí. Sea lo que sea, el alboroto de ahí afuera, la ha asustado. Es más que obvio. Solo que quizás, entró por la puerta incorrecta.
Me levanto de la cama y me acerco lentamente para no asustarla más.
— Melanie Cross, ¿no? — digo. Da un salto del susto tras escucharme y se da la vuelta.
—No estoy aquí para lo que quiere. —por su cara, sé que me reconoce. Está muy nerviosa, lo puedo sentir.
— ¿Entonces? — me hago el tonto. Se escuchan disparos y nos inquietamos. Toco el arma en mi espalda, listo para cualquier situación, pero cuando intento salir me detiene desesperadamente.
— ¡No lo hagas! ¡Es peligroso! Me está persiguiendo un psicópata y necesito esconderme. —miro sus manos en mi brazo. —Por favor, ayúdame. Haré lo que me pidas, pero no dejes que se acerque a mí. — me pide. Su actitud cambia bruscamente. Está demasiado asustada.
—Tranquila. —asomo la cabeza por la puerta y vuelvo a cerrarla. —Quítate la ropa. —le ordeno. Ya tengo el único plan que funcionará en mente. Aunque no puedo negar que me aprovecho un poco de la situación.
— ¿Qué?
—Haz lo que te digo si quieres que te ayude. — pone mala cara pero hace lo que le pido. Se retira la ropa hasta quedarse en interiores y cuando noto que su sostén es de dibujos animados frunzo el ceño. ¿De verdad todavía se usan de esos? Quizás debería juntarme con otro tipo de mujeres. En cuanto nota mi confusión, se da la vuelta para que no pueda verla. Tranquila, de igual forma tus pechos no me interesan. Desabrocho los botones de mi camisa y me recuesto en la cama ágilmente. No tardarán en revisar esta habitación.
—Siéntate sobre mí. Está revisando todas las habitaciones. Solo así no te reconocerá, ¿de acuerdo? —cuando creo que (por su cara) no colaborará, los gritos de las personas afuera la asustan y hacen que se refugie en mí.
Pone sus manos sobre mis pectorales y poco a poco, se acomoda. Su piel es muy suave y pálida. Su vagina está justamente sobre mí. Contrólate, Jack, no dejes que conozca tu lado pervertido. Me concentro en la puerta y de esconder un poco mi cara para que Frank no logre reconocerme.
Cuando escucho pasos acercarse por el pasillo a nuestra dirección, se pone nerviosa y me abraza impulsivamente. Frank patea la puerta y mira, pero no se acerca. Finjo mi voz de ebrio y le grito que se marche. Con suerte, así lo hace. Efectivamente no me ha reconocido y siento un inmenso alivio. Primer paso exitoso. Aunque de todas maneras tenía mi arma preparada por si tenía que dispararle.
Luego de asegurarme de que se ha ido completamente, vuelvo a mirar a la chica de ojos azules que tengo sobre mí. Parece estar menos asustada pero no tiene intención de bajarse.
—¿Quieres bajarte? — destruyo esta tensión incómoda. Le escribo a Eric que ya vamos encamino para que preparen la sala de interrogación. Nos bajamos, nos arreglamos la ropa y reviso los pasillos antes de salir.
—Te sacaré de aquí. —la tomo de la mano y salimos del lugar hasta llegar a mi Jeep Grand Cherokee, negra.
Me abre la puerta.
—Sube. — le indico con autoridad. No lo hará, lo veo en su cara. —Bien, ¿quieres volver ahí y quedarte deambulando para que ese idiota te alcance otra vez? Muy bien. Buena suerte. —intento subirme al auto.
—¡Espera! —evita que cierre la puerta. La miro sin decir una palabra largos segundos hasta que sube ella sola. Mujeres, quién las entiende.
Cuando tomo el volante, conduzco hasta la estación.
— ¿A dónde me llevas?
—Con gente que podrá ayudarte.
— ¿Qué gente?
—Soy policía. Aunque creo que ya lo sabes. Lisa es muy habladora. Le tomé una fotografía a tu acosador y la envié a mis investigadores. Podrán decirnos exactamente quién es y qué quiere.
—No es un simple acosador, es mucho más que eso. Y no puedes llevarme con la policía, no estaré segura allá. Lo primero que me advirtió mi madre fue no dejarme atrapar por ustedes. —intenta bajar del auto pero activo el seguro de las puertas.
— ¿Y qué hiciste para huir de la policía? ¿Qué pasó con tu madre? —intento hacer mi propio interrogatorio.
—No puedo darte detalles.
— ¿Quieres que te ayude? Pues tendrás que hacer exactamente lo que te diga. Darás tu declaración, se abrirá una investigación y estarás bajo la protección de algún agente capacitado. ¿Quieres estar bien? Tienes confiar en mí. —estoy perdiendo de la paciencia.
—No puedo confiar en nadie. Ni siquiera en mi propia madre, al parecer. —la tal Martha Cross, según tengo entendido. Es una de las piezas principales en todo este sugestivo caso.
Verla tan triste por todo lo que le está pasando, me dan ganas de tomar su mano y decirle: Todo estará bien. Me encargaré de ello. Pero no lo hago y honestamente, jamás lo haré. No la conozco y por ahora solamente es eso…un caso que pronto cerrará.
—Soy la inspectora Adams. Te haré un par de preguntas y necesito que respondas con honestidad para poder ayudarte, ¿de acuerdo? —Laura se presenta. Estamos en la sala de interrogatorio; ellas en una habitación cerrada y nosotros detrás del cristal por donde no nos puede ver. —Hemos identificado a su acosador. Su nombre es Frank G. Uno de los mafiosos más buscados de toda la ciudad. ¿Puede decirme cuál podría ser la razón por la que se acerca tanto a ti? —sigue diciéndole. —Mi madre es prostituta. Llevaba sus clientes a casa y él era uno de ellos. Siempre me miraba con morbo, pero lo ignoraba. Hasta que ayer todo se salió de control. Estaba sola en mi habitación, desnuda. Solo olvidé asegurar la puerta, así que entró, me agredió y me...y me...me...me...violó. —confiesa y comienza a llorar. Claramente no ha sido nada bonito lo que ha vivido. Laura le da un paño para que se seque las lágrimas. — ¿Qué pasó después? — continúa con el interrogatorio. —Mart
Ya estamos de camino a la dichosa casa de seguridad. Después de alistarme y hablar con los demás agentes que vienen detrás de nosotros por seguridad, solo puedo enfocarme en conducir hasta llegar a dicha casa de máxima seguridad. No sin antes encontrar algún almacén abierto para comprar algunas cosas que ella posiblemente pueda necesitar. No sabemos cuántos días estaremos encerrados. Tiene la cabeza recostada en el ventanal de la puerta del coche, observando el paisaje. Necesita descansar y comer algo. Debe de estar muy hambrienta. —¿Estás bien? —pregunto. —Sí. Solo estoy cansada. —responde sin verme. —Agente Connor, dos camionetas sospechosas nos siguen. —avisan por la radio y cuando observo por el retrovisor, evidentemente es así. Cuando saben que los hemos descubierto, abren fuego. Por suerte, tanto este jeep como las otras patrullas, están blindadas y no dejan que las balas perforen el material. Los agentes abren
Amanece. Estoy dándome un baño para seguir con este día tan aburrido. Me hace falta algo de acción, pero tampoco quiero poner a Melanie en peligro. Estoy completamente desnudo y no he asegurado la puerta. Así que pasa lo esperado: Melanie entra y al verme, salta del susto, se da la vuelta y se cubre los ojos para no ver. — ¡Disculpa! No sabía que estabas aquí. — Tranquila. Pero ya que estás aquí, podríamos bañarnos juntos, ¿qué dices? — sonrío maliciosamente. Sé que nunca accedería, pero me gusta molestarla. —No, gracias. Disfruta tu baño y no tardes. — y sale. Ella se lo pierde. Horas más tarde. Estoy asegurándome de que todo esté en orden mientras Eric me informa por la radio que los que venían detrás de nosotros, eran gente de Frank y que seguían investigando más a fondo el tema. Observo a Melanie y está hablando con alguien por la laptop sospechosamente. Llamo a Jimmy y l
Le quito las esposas. La vuelvo a besar con más calma. Le beso el cuello y echa la cabeza hacia atrás para darme espacio. Me deslizo hasta sus pezones y con mi lengua juego con ellos. Desciendo a su vagina, le quito las bragas, dejándola completamente desnuda para mí. Percibo que se siente un poco avergonzada y le doy una de mis miradas para que se calme y confíe en mí. Aparentemente, funciona. Abre más las piernas y mi boca se adueña de ella. Se retuerce en la cama con mis ágiles lamidas y caricias. Minutos después, me aparto. Me quito los pantalones junto con los bóxeres, dejando mi pene a plena vista. Se queda viéndolo por varios segundos y sonrío al percibir que le gusta lo que ve. Abro un condón con los dientes, lo saco y me lo coloco perfectamente. Se queda viéndome hacerlo con mucha atención. Vuelvo a ponerme encima de ella. Rozo mi glande unos segundos por encima de su vagina para seguir estimulándola. Quiero volverla loca. Trato de
Anochece. Me la he pasado pegado al celular casi todo el día. Mucho más después de las cosas que me dijo Melanie de su madre y el supuesto infiltrado. Ha estado haciendo sus clases de la universidad, al menos eso la distrae un poco, recordando que ha pasado por cosas muy trágicas. —Por lo visto, Martha es más testaruda de lo que pensé. No ha dicho nada desde que llegó. Solo se quedó a solas con Laura unos momentos y tampoco dijo nada — le digo entrando a la habitación con ella. Está en bragas con una franela de tiros. Por lo rico que huele puedo deducir que se ha bañado. —No tienes idea. No fueron pocas las que aguanté con ella —contesta. Me siento en el borde de la cama. —No has tenido una linda infancia, ¿verdad? —Claramente, no. Todo lo que conozco son acosos, los gemidos de mi madre por las noches, maltratos verbales en mi corta e inestable familia y todo lo demás. —Aparte de tu hermano y tu madre, ¿no tie
Aún no amanece. El sonido de los truenos debido a la fuerte tormenta que ha comenzado me despierta. Me levanto, dejando a Melanie muy dormida para asegurarme que todo esté en orden. Cuando observo por una ventana, un movimiento extraño llama mi atención. Saco el arma y la tengo preparada por cualquier disparo necesario. Aún sigue lloviendo, así que me coloco una capa de plástico para salir a rodear el lugar. Inspecciono todo el alrededor, yendo específicamente de donde he visto movimiento. La tensión que siento mientras voy acercándome lentamente detrás de unos tanques, es muy fuerte. Tensión que se desvanece al ver que todo este suspenso ha sido culpa de un simple perro perdido, quizás. Respiro profundo y me relajo. La tormenta se pone peor, así que regreso apresuradamente adentro. Después de cerrar todo nuevamente y tender la capa plástica para que se escurra, el grito de Melanie me altera los nervios y voy corriendo a su dirección con el arma en manos. Entro a la habitaci
Después de unas horas, ya estamos listos. Llevo un traje muy elegante negro, acompañado de mi equipo de seguridad como: auriculares donde todos los demás agentes y yo nos comunicaremos, el arma, entre otras cosas. Me veo al espejo unos últimos segundos antes de salir. Aún estamos en la casa de seguridad, pero no solos. Hay un enorme equipo con nosotros para asegurarse de que todo vaya bien. En la habitación del lado, están alistando a Melanie. Me encuentro con Eric por los pasillos muy sonriente. Va vestido de mesero o algo así, creo que acorde al plan. — ¿Cómo me veo? —pregunta mostrándome su vestuario. —Te ves muy…mesero. — contesto con una sonrisa sarcástica. —Contigo no se puede hablar sensatamente, ¿verdad? —nos reímos. —Este caso fue menos extenso de lo que esperábamos. Tener a Melanie bajo nuestra protección nos sirvió de mucho. Nos conecta mucho con Frank y todo su mundo, aunque no tenga mucho que ver. Recordando que se acostaba con
Laura dispara varias veces detrás de mí a los hombres de Frank que intentan asesinarme. Saco el arma y les disparo a dos tipos que vienen detrás de ella. Nos escondemos detrás de unos autos, contamos hasta 3 y volvemos a disparar. Esta vez, acabando con todos ellos. Solo tengo cabeza para pensar en Melanie, así que miro a Laura rápidamente antes de volver con ella. Las personas corren como locas a la salida de emergencia por el tiroteo. Solo se han quedado dentro: Eric, Melanie y Frank, teniéndola sujetada del cuello mientras le apunta con el arma. Un inmenso escalofrío recorre todo mi cuerpo al verla así. —Suéltala. No lo repetiré. —le apunto. Tengo mucha rabia. — ¿Te crees muy valiente con esa arma, no es así? ¿Por qué no la sueltas y me muestras qué tienes sin ella? O tendré que violarla otra vez, como aquella niña para sacar lo peor de ti. — mi sangre está hirviendo. Tiro el arma al suelo. La suelta, tira su arma también y comenzamos a pelear. Con