18. ¿Y si no me canso de ti?

Lucía

Abrí los ojos, adaptándome a las luces de los autos que estaban adelante en la carretera, me había quedado dormida de camino hacia la casa, nosé si era el vino o la follada en el baño pero me sentía cansada y adormilada.

Una sección de sexo con Damián era como si te pasara un tren por encima.

Acomodé mi cabello y miré a Damián de reojo que estaba contemplandome con una sonrisa en sus labios, estábamos en medio de un embotellamiento que al parecer no terminaría por ahora.

— Que bueno que despertaste porque no aguantaba más tus ronquidos — se burló.

— Yo no ronco — me defendí.

— Claro que sí lo haces — río con todos sus dientes — y sueltas gases mientras duermes también — soltó una carcajada.

— Damiáaaannn — le pegué en su hombro.

Me crucé de brazos en una falsa rabieta.

Sabía que bromeaba, ya lo estaba aprendiendo a conocer y este Damián juguetón y burlón me gustaba. Me gustaba verlo reír, su sonrisa hacía que sus hoyuelos se marcaran acentuando su bello rostro.

Volví a centrar m
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