POV DALILA Cuatro años antesAbrí lentamente mis ojos mientras los adaptaba a la luz de aquella lámpara, cuando pude abrirlos por completo, miré y pude encontrar a mi madre durmiendo y al lado de ella dos cunas. Intenté llamarla, pero solo salían raros sonidos de mi boca, sentía mi lengua adormecida como el resto de mi cuerpo, no podía mover absolutamente nada. Miré mí alrededor, dándome cuenta que estaba en un cuarto…en mi cuarto.—M…Ma…Mam —intenté pronunciar, las palabras no salían, pero había sido lo suficiente para que despertara. — ¡OH ALÁ! —gritó bastante conmocionada, mientras se levantaba y venia hasta mi—. Despertaste mi niña, sabía que lo harías. Serias fuerte por tu familia. Rápidamente sacó su teléfono y empezó avisar que había despertado. Mi garganta picó, notando que estaba demasiado seca pedí agua. —Ag…Agua —susurré. Fue hasta la mesa de al lado y sirvió en un vaso un poco de agua. Cerré los ojos cuando pasaba por mi garganta, era la mejor sensación. — ¿Te acue
—Los resultados saldrán mañana, el cardiólogo tuvo una complicación así que examinará tus exámenes en cuanto vuelva, por ahora te tienes que alejar de esta situación Liam, las emociones tan fuerte están alterando a tu corazón…debemos evitar algo peor. Suspiré, llevando mis manos a mi rostro. Estaba agotado mentalmente. —Dalila esta con Abdul —dije, sintiendo como mis ojos ardían—. ¿Por qué no me buscó?, ¿por qué dejo que otro criara a mis hijos?… ¿ac-acaso su…su amor no fue sincero? —Por dios, como puedes decir esas cosas —Nicole agarró mis manos y las beso cada una—. Mi amore no te atormentes, Dalila te ama…muchísimo, tu eres su vida. —Siento que el cohibirme durante tantos años a una relación fue en vano, fuera hecho mi vida así como ella hizo la suya con el maldito de Abdul —me levanté decidido. Tenía mucha ira y me sentía traicionado—. La encontraré, encontraré a Dalila y la dejare sin mis hijos… ¡Que haga su maldita vida al lado de Abdul! ¡Yo la haré al lado de Aysel! Me fui
—Ten —me entregó un sobre—. Felicidades, serás papá. Retrocedí un par de pasos estupefacto.¿Qué acababa de decir? ¿Acaso había escuchado mal?Abrí el sobre que tenía en mis manos rápidamente para darme de cara con un positivo en letras grandes y negrillas.Mis manos empezaron a temblar de la impresión.—Imposible —dije, viendo el sobre y a ella una y otra vez. Sentí como un golpe seco aterrizaba nuevamente en mi vida—. Basta ¡Basta! ¡No lo soporto! ¡Es suficiente! —me agarré el cabello desesperado.Mi mundo había dado un giro de 180 grados de un momento a otro, todo se había venido abajo, no sabía qué hacer, estaba en un punto ciego y empezaba a tener muchísima ansiedad, me aterraba de mí mismo en este punto. —No tienes que decir nada —aclaró, desviando su mirada a un punto ciego—. Tal vez no lo tenga…no es mi sueño ser mamá, además recién empiezo en el modelaje y…Un flashback me llegó al oír esas palabras y mi corazón se encogió, inundándome de tristeza. “Perdí todos mis contrat
— ¿Dónde está? —pregunté en cuanto llegué a casa. Había llegado hace poco y lo único que quería era ver a mi hijo, pasar tiempo con él, abrazarlo, besarlo. ¿Se parecería mucho a su hermano?, ¿a Dalila?, ¿a mí? —Está en la sala —señaló Cipriano, yendo junto conmigo en un total silencio. Por su mirada sabía que tenía algo muy importante que decirme. Primero mi... Fruncí mi ceño al verlo. Me detuve en mi lugar tomándome el tiempo de detallarlo gracias a que se encontraba jugando con una de sus niñeras. Si era su gemelo o mellizo, deberían de parecerse…en algo. Su piel era como la de Dalila, pero no tenía rasgos de ella y mucho menos míos…—No es mi hijo —dije, terminando de analizarlo—. No es mi hijo.—Sí Liam, no es tu hijo…es de Abdul —volteé a mirarlo confundido. ¿Qué mierda? —. Dame un día, estoy investigando, pero él es una ventaja que no puedes desaprovechar. Abdul vendrá a nosotros por su misma cuenta. Volteé a míralo, teniendo la necesidad de acercarme, pero solo el pensar q
—Eres tú —dijo. Quedé pasmado ante lo que mis ojos veían, era…era ella, Dalila. Mi amor.Abrí lentamente mi boca queriendo decir algo, lo que sea, pero no había palabras y justo en ese momento, no podía pensar absolutamente nada sino en aquel día donde murió en mis brazos, donde se había llevado todo de mí, desde mis sueños, anhelos hasta la capacidad para mostrar amor…ella se había llevado todo. La había visto dar su último aliento. Lo había dado mientras nuestros labios permanecían en lo que pensaba seria nuestro último beso. Mi pecho dolió, dolió aún más que cuando lo hizo en aquella tarde donde perdía a mi todo. Sin poder contenerme mi vista se nublo por las lágrimas, quería morir justo en ese momento mientras sus ojos me veían. No me miraban con amor, no había ni un rastro de amor en ellos y me quemaba por dentro. “Cuando nuestras miradas conectaron, me sentí morir, sentía como mi alma se iba, como mi corazón se detenía y como un río de lágrimas brotaban de mí al ver como es
Un día después. En cuanto el auto se detuvo salí corriendo hacia la entrada, habíamos tenido problemas en el vuelo y recién ahora llegaba a casa. Estaba tan cansado mentalmente pensando en las posibles personas que podrían tener a mi hermana, eran más de 50 y la lista seguía subiendo. Leandra era mi niña, ella había hecho de mi proceso algo mas llevadero, estuvo conmigo en todo, fue y es mi felicidad, era un nervio que si tocaban explotaba. Todos mis demás problemas estaban en pausa, excepto la enfermedad de mi hijo quien era vigilado las 24 horas. Abrí la puerta y fui rápidamente donde escuchaba los gritos de mi madre, cuando entré toda la familia se encontraba reunida…incluida ella. —Mamá —la llamé, sintiendo mi alma rota al verla en ese estado—. No llores por favor.Se acercó hasta mi desesperada y me agarró fuertemente de los hombros. — ¿Dónde estabas? Tu hermana te necesitabas y no estabas —me recriminó entre dientes—. Eres el rey de esta mafia, nada puede pasar sin que tu l
—De que Fiorella Licciardi no es su verdadera madre biológica, en realidad solo era una joven pobre quien mi abuelo secuestró y convirtió en su mujer, no sin antes matar a sus dos únicos hijos…Esteban y Marco —confesé lo que sería el principio de la destrucción de mi abuela.Leandro y Lenard quedaron atónitos, sus ojos me demostraban cuan sorprendidos estaban, ambos voltearon a ver a Fiorella con sus ojos empañándose de lágrimas. —Mamma —dijeron al unísono.Ella se levantó con esfuerzo negando levemente mientras se acercaba a los dos y agarraba sus manos. —Ustedes estuvieron aquí —señaló su vientre—. Soy su madre, la que estuvo siempre a su lado, estuve cuando ambos tuvieron miedo y acabé con todo lo que les pudiera causar molestias. No soportaré mas esas miradas de confusión. Tienes que detener a tu hijo Leandro, no soportaré calumnias de este tipo. No quedó bien mentalmente desde la muerte de su esposa, ¡QUE LO ENCIERREN!Lenard me miró y supe que quería matarme en ese momento. —
No podía dejar de pensar en que posiblemente estuviera sufriendo, teniendo frio o pasando hambre, la mente me torturaba con los peores escenarios de mi hermana siendo golpeada o en el mayor de los casos brutalmente violada. Suspiré profundo y negué, a ella no la podrían tocar, las personas no serían tan suicidas como para hacerle eso a la hermana de alguien como yo. Ni una piedra se salvaría de yo revisar debajo de ella; la encontraría sana y salva. Leandra había sido entrenada, tal vez no como Luciana y Lía, pero sabía qué hacer en posibles situaciones donde su vida peligrara, sabia encontrar la manera de comunicarse, ella era inteligente, tendría que tener mis ojos puestos en todo el mundo para alcanzar a ver su señal, ella me daría una señal para rescatarla. —Claro que lo hará —abrí la puerta de casa, encontrándola sutilmente en silencio. Había pensado que al Dalila estar con sus hijos, habría algún ruido, pero no, estaba como siempre…fría y helada estas cuatro paredes. Subí r