— ¿Qué quieres decir con ello?—Tienes que cuidar tu corazón, son muchas cosas al mismo tiempo…debes de encontrar la calma —fruncí mi ceño, pensando por un momento si se había topado con Dalila en lo que había pasado el día—. Estuve planeando algo para la noche, en cuanto llegué supe lo de tu hermana, entendería si no quisiera ir. Parpadeé varias veces, incliné un poco mi rostro para verla.— ¿No estabas en casa? —negó—. ¿No te encontraste con alguien en el pasillo? — ¿Debería de encontrarme con alguien? —respondió.Sí, a Dalila mi esposa. —No —me levanté y fui hasta la puerta seguido de Aysel—. Debo ir con mi hijo. —Entiendo y espero que pronto se recupere —salimos del cuarto y nos detuvimos en el pasillo—. ¿te espero a las diez? Sería una cita —se acercó rápidamente dándome un beso—. Nuestra primera c...Sus palabras quedaron en el aire y su rostro se tornó pálido, la miré confundido y volteé a ver atrás de mí, donde estaba su mirada. Mierda. — ¿Acaso no me llevaras a ver a nu
— ¿Es-Esta aquí adentro? —me preguntó con voz temblorosa. —Sí. Vi como respiró profundo y abrió la puerta de la habitación de Eidan. Gimió de dolor al verlo y corrió hacia él quien se encontraba dormido, fue cuestión de segundos para que empezara a llorar. —M-Mi… —corrí hasta ella cuando vi como trastabillaba en su lugar, la agarré de los brazos. —Ven, siéntate —negó rápidamente. —Mi hijo…m-mi be…bebé —empezó a sollozar sin parar, su cuerpo temblaba sin control.La atraje hacia mis brazos, apretándola lo más que podía a mí. Necesitaba saber que no estaba sola, que el dolor era el mismo y que juntos ayudaríamos a nuestro hijo. —Se despertará y no querrás que te vea llorar —le susurré al oído—. Podemos salir y volver cuando ya te encuentres bien. —N-No, me quedaré —se separó de mi y empezó a limpiarse torpemente su rostro, lo cual era en vano pues más lagrimas seguían saliendo—. Ya pasamos mucho ti-tiempo alejados. Fue hasta él y se sentó en la cama, donde se quedó por más de d
Caminaba de un lado a otro nervioso, no podía quitarme esa imagen tan aterradora de Camila en el baño…estaba llena de sangre y lloraba desconsoladamente, era algo que tardaría en procesar. Verla en ese estado me había dado un miedo terrible, no quería que le pasara nada malo a ese bebé y menos a ella. La había envuelto en unas sabanas y cargado para traerla con tía Fran, quien se encontraba justo en este momento atendiéndola.¿Y si había perdido al bebé? —No pienses en eso —susurré. La puerta fue abierta y sentí como mi corazón se detenía de a poco. Su rostro estaba neutro y ya empezaba a imaginarme lo peor. —Tía —susurré—. ¿El bebé…está bien?Se cruzó de brazos y dio un largo suspiro. —Está bien, ambos están bien, pero tendrá que estar monitoreada las veinticuatro horas del día hasta que cumpla los siete meses, su útero es muy débil y con el menor golpe o fuerza podría tener un aborto. — ¿Qué quieres decir con todo esto? —pregunté asustado. —Va a estar en cama y en silla de ru
—Eso es todo por ahora, cuando salgan los exámenes los abriremos juntas, ¿está bien? Asentí a lo que dijo, aunque no quería dejar solo a mi bebé, era necesario si quería realizarme los exámenes. Me levanté de la silla al mismo tiempo que la puerta se abría y por ella entraba Liam. Mi corazón saltó al verlo, bajé mi mirada y respiré profundo. —Gracias, iré a ver a Eidan —pasé por su lado dispuesta a irme cuanto antes de aquel lugar, estar cerca de él me afectaba, no podía controlar mi cuerpo. Me agarró suavemente del brazo, deteniéndome. —Yo los dejaré un momento —dijo rápidamente Nicole, quise oponerme, pero simplemente no podía hablar al ver como me miraba, su mirada me atraía mucho mas de lo que me gustaría admitir. ¿Qué me pasaba con este hombre, Alá? —Te-Tengo que…que ir a… —cerré mis ojos, sintiendo como mi rostro se calentaba, no podía hablar correctamente—. Eidan.—Eleonor y Zaid te necesitan —abrí mis ojos, viéndolo nuevamente. Tenia una sonrisa en su rostro—. Alguien d
Mi corazón se detuvo y me sentí desfallecer al escucharla decir aquella frase que me había roto por completo, pero que esta vez había reconstruido lo que años atrás había dado por perdido. Quería hacer tantas cosas, que solo me quede estático en mi lugar. Mi ser gritaba eufórico, pero yo solo estaba ahí, quieto como una estatua, pero llorando como nunca antes. —Dime que recuerdas, que me recuerdas o juro que moriré —susurré. Su mirada cambió completamente y fue mucho para mí, cerré mis ojos y un tembloroso suspiro salió, cuando los abrí de nuevo, seguía ahí, no se había ido y por un momento pensé que estaba imaginándolo. Su mirada había vuelto, podía ver nuevamente el amor en ellos. —No recuerdo todo, tengo lagunas, pero —se detuvo, acercándose con nerviosísimo—. Te recuerdo…a ti, amándome y haciéndome sentir la mujer más feliz del mundo, espero sea suficiente hasta ahora. No respondí, no pude, mis ganas por besarla eran mayores. Agarré delicadamente su rostro entre mis manos y
—¡Bas-Basta ya! ¡Por…por favor! ¡Ba…Basta! —suplicaba a gritos, llevaba haciéndolo desde hace media hora cuando habíamos empezado con las torturas.Sus manos estaban colgadas en una cuerda, llevaba ahí ya un día completo. Ahora le estaban dando descargas eléctricas, las suficiente para que sufriera y no muriera en el intento.—Detente —ordené—. Salgan y no dejen que nadie entre.Espere a que se fueran todos de la sala para hablar, eran temas privados.—M-Mátame.—Créeme que lo haré, pero no aún —confesé, lo más sincero que pude—. Deseo hacerlo y hasta que no mueras no estaré tranquilo, pero aún no puedo.—Por…Dalila —respondió.—Exacto.—M-Mi…hijo —susurró, lo miré fijamente y negué—. Por fa-favor, ¿cóm…cómo esta?—Vivo, estoy considerando no matarlo junto contigo…pues mis hijos están vivos —me encogí de hombros—. Tal vez lo mande lejos, no lo sé—Da-Dalila no…ella no dejara —pronunció con dificultad.—Lo sé, lo quiere como un hijo, pero es imposible, no criaré el hijo del hombre a qu
Abdul había sido llevado al quirófano hace más de dos horas, y yo había aprovechado el tiempo para estar con Eidan, por suerte estaba despierto y habíamos estado jugando con los juguetes que había mandado a traer para él. Quería que mi hijo se sintiera lo más cómodo posible. —¿De quien es esa guitarra? —fruncí mi ceño al verla, no me había percatado de ella. Estaba en la esquina de la habitación. Era la guitarra que Luciano me regaló en uno de mis cumpleaños pasados, tal vez Nicole la había traído. —Es mía, es un regalo de cumpleaños —fui hasta ella y la agarré, llevaba semanas sin tocar. —Tengo sueño, ¿puedes tocar para mí? —volteé a verlo, siendo imposible negarme a tal petición y sonreí al recordar aquella canción, era perfecta. —Te voy a dedicar una canción —me senté en la orilla de la cama, quedando frente a él. Contemplar cada facción suya era algo que empezaba amar—. Es una canción que amo y es para ti y tus hermanos. Este sonrió, verdaderamente estaba emocionado por ell
POV DALILA.Una semana después. —¿Es normal que no quiera estar alejada de ti? —preguntó, mientras acariciaba su cabello. Ahora no solo tenía tres hijos, Leah se había sumado y era la numero cuatro. El reencuentro fue algo hermoso, ambas lloramos y hasta el día de hoy, aun se le hacía irreal que estuviera viva. Cada mañana cuando se despierta viene a mi cuarto asegurarse de que aun siga con ellos. Intentaba adaptarme nuevamente a mi vieja vida, pero era un poco complicado, mis recuerdos llegaban poco a poco, haciéndome entender algunas cosas de las que estaba confundida. —Claro que sí, pasamos mucho tiempo alejadas —respondí sonriente.—No sabes cuánto te extrañé, Leandra me ayudó muchísimo a sobrellevar tu partida y ahora tú me ayudas a sobrellevar su ausencia, que irónico —empezó a llorar, levantándose y abrazándome fuertemente—. Gracias. —No tienes que agradecer cariño, te amo mucho y sé que Leandra muy pronto estará con nosotras, Liam la encontrará…él siempre cumple sus prom