Tenías cara de querer matar a alguien.Al de verde y sabes bien por qué, te lo advertí Gabriela. Ahora, ven aquí y terminemos este juego absurdo. –le ordenó. A ella se le salió una risita nerviosa. El de verde eran tres en realidad y primas de él. –Así que piensas que estoy de broma ¿te demuestro que no es así?Ósea que no puedo bailar con quien carajos quiera. –respondió recordando el motivo inicial de la pelea de esa noche.¿Porque supuestamente un Al-Khaled está aquí?Porque yo no quiero y punto. –se acercó un paso en su dirección, pese a la oscuridad reinante, ella sintió en todos los huesos de su piel que él estaba disfrutando acecharla.Sabes que no puedo con esas intransigencias.Y sabes que lo que me importa: nada.¿En verdad un Al-Khaled está en Palacio?Siguen buscando… -se acercó otro paso.Esto te divierte ¿No es así? ¿acecharme?En realidad estoy furioso Gabriela. –sonaba molesto claro, pero la manera en como decía su nombre seguía dejándola en mal estado, la derretía, se
Gabriela despertó primero, estaba toda enredada con León, brazos y piernas hechos un lío, un delicioso lío. Se pegó más si era posible y sintió como él la apretó contra sí.¿Estás bien? –oyó que preguntaba y ella sintió que su corazón paraba. No quería arrepentimientos, por favor no, rogó.Sí. Muy bien. –dijo con cautela.Porque yo no, me has dejado exhausto. –le besó la cabeza mientras reía, ella se relajó de inmediato.Me alegro.¿Ah sí?–aseguró feliz.Pero creo que ya me recuperé. –aseguró pasando una mano por su cadera con lentitud. Y poco después se lo demostró.**************Ya pasaron 24 horas y no han salido de allí ¿eso es normal? –Preguntó Habiba y las otras dos se la quedaron mirando con los ojos entrecerrados. León y Gabriela llevaban un día encerrados en el torreón, después de saber en donde estaban exactamente, las tres habían ido por turnos a dejar comida y bebida a los pies de la puerta, esta desaparecía por supuesto.No seas tan inocente, por Dios. –contestó Baasima
Abdul había quedado con ella, lo mismo que Salma, Jazmín y una flota de guardaespaldas. Había rodado los ojos ante tal despliegue de excesos, pero no había dicho nada. No podía decir nada en cuanto al tema de seguridad frente a León… nunca. Mientras tanto, vería a Jaquie también y por fin a las niñas. Le hacia tanta ilusión, verlas por video llamadas no era lo mismo. Por fin, fue avisada de que Allyson ya había tenido un bebé, Fabricio se llamaría como le había dicho su amiga y asombrada de la rapidez para haberlo tenido, se dirigió al hospital de inmediato. Avanzó por el pasillo y antes de llegar a la habitación de Ally, salió Jaquie con el bebé en brazos.¿Gaby? ¡Oh, por Dios! ¡Sí eres tú! ¡Sabía que eres tú! Se abrazaron y tomó al bebé de inmediato.¿Cómo sabias que era yo?Te olfateó. Buenos días su alteza. - Saludó Stefano. Jaquie ese día parecía oler a kilómetros de distancia todos los olores, todos.¿Podrías dejar de bromear con eso de los títulos? Ya sé que te divierte, pero m
Entonces, de acuerdo a lo que me dicen ¿esta fiesta de disfraces no existía? –Allyson miraba con diversión a las primas de Gaby. Desde que se habían conocido, se habían ido haciendo más y más amigas con el paso del tiempo.Creo te lo dijimos hace un año. –dijo Habi.¿El año pasado? Pero si se conocieron cuando nació Fabricio. –dijo Máximo frunciendo el ceño. Allyson les lanzó una mirada de alarma.Por eso, tiene un año. - dijo Baasima de inmediato.Claro que no. –aseguró Máximo. – Fabricio no tiene el año todavía.Error en mis fechas, entonces. -Habi habló rápidamente.Todos estaban juntos pero esta vez en Durban para las festividades, el bebé de Jaquie estaba pequeño, pero en perfectas condiciones para viajar, el dulce Lucien era una monada de pocos meses que iba de brazo en brazo desde que había llegado, lo mismo que los otros pequeños. Y ahora estaban en la muy joven fiesta de disfraces, inaugurada hacia apenas un año y allí estaban ellas, metiendo la pata enfrente del esposo de Al
Empezaba a creer que su madre tenía razón, a veces era demasiado impulsiva, pero ¡Ella no tenía la culpa! Su imaginación a veces hasta a ella misma la desbordaba, así que por eso estaba allí con una ancha sonrisa mirando ensimismada un bello tapete bordado con preciosas figuras y hecho completamente a mano en ese bullicioso mercado y cubierta de pies a cabeza como una mujer del lugar. Pero eso no había bastado para que le dedicaran miradas de apreciación e incluso de abierta lujuria. El oriente medio ciertamente era un lugar de contrastes, las ciudades estaban más modernas y actualizadas que nunca, pero aun había sitios que eran bastante salvajes y donde una mujer como ella no iba a encontrar seguridad precisamente y mucho menos viajando sola. Casi llegaba a Durban, de hecho, estaba en la frontera, le habían dicho que ahí no había nada que temer, pero se había detenido en su trayecto a ese País en muchos otros sitios del desierto.Voy a Durban – Le dijo riendo por teléfono a su madre
¿Qué hace? ¡Bájeme ahora mismo! – Gritó. Creo que te llevaré conmigo.¡Ni se le ocurra! ¡O me suelta o…!¿O qué? – Dijo con diversión en la voz.¡Lo mataré! – Gritó fúrica en inglés.¿Con qué? ¿Con esa maleta? – Los demás rieron y ella se puso peor.Con lo que sea, pero juro que no dejaré que me toque un solo cabello.En este momento estoy tocando más que eso.Le dijo con burla, pues la sujetaba con firmeza por la cintura con una de sus enormes manos y la tenía pegada a él de espaldas, ella no podía verle el rostro y empezó a revolverse furiosa arriba del caballo. –Quieta. Ordenó – Espantas a Janto.Me importa muy poco su maldito caballo.Pero a mí si me importa y mucho.Pues a mí no me importa que a usted le… - Y no dijo más por que él le tapó la boca con una mano, provocando sonrisas en las caras de los hombres que le acompañaban, al menos no eran carcajadas esta vez se dijo Gabriela.Si sigues hablando te voy a amordazar – Dijo acercándose a susurrarle eso en el oído logrando que
A ti. – Fue la respuesta escueta de Román - ¿Por qué lo ves ilógico? No lo entiendo porque eres mi hermana, pero al parecer eres una mujer que fácilmente puede provocar la reacción que suscitaste en Asad.Ya lo creo que sí – Dijo su padre sin el orgullo paterno que siempre afloraba cuando otros admiraban la belleza de su hija. Pero… No es posible ¿Madre? ¡Di algo! Si no regresas con él personalmente se encargará de hundir la Empresa. Pero si no quieres volver con él jamás te obligaremos a hacerlo y lo sabes.¡Nos iremos a la quiebra entonces! – Estalló Román para después calmarse y apoyar lo dicho por su madre – Pero jamás permitiríamos un sacrificio de esta magnitud de tu parte ¡Por mucho que te lo merezcas!Pero si va todo viento en popa. No puede ser que él pueda lograr acabar con nosotros. Tenemos muchos contratos, excelente reputación ¡Somos de lo mejor en el ramo! – Dijo ella angustiada.La empresa de la familia de Gabriela era importante en el mundo europeo empresarial. Kensi
Atravesaron el desierto durante aproximadamente dos horas en esa camioneta enorme que tenía incluso una división de tal manera que el chofer no veía a los ocupantes, pero poco le importó porque ella en todo ese tiempo no le dirigió palabra alguna, desesperada y enfadada ¿Realmente iba ir a para a un harén? Por fin en la distancia alcanzó a ver un campamento, gente iba y venía vestida tradicionalmente y algunos llevando los colores que ya había observado con anterioridad azul oscuro y plata. ¿Dónde estamos? – Preguntó por fin. En mi harén del desierto – Le dijo tranquilamente y ella lo volteó a ver con ojos enormes que denotaban horror. No puede ser posible… Yo… – Dijo incrédula. Tú… ¿Qué? ¡No voy a ser una m*****a esclava sexual! No estés tan seguro de ello – Dijo por toda respuesta ocultando una sonrisa. Al borde de un colapso Gabriela intentó frenéticamente de nuevo abrir la puerta, sabía que era inútil, todo era inútil pero no podía quedarse allí sin hacer nada. Si lograras