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Las palabras de aquel joven carcomieron los pensamientos de la monja, Jane trataba por todos los medios de liberarse de aquel grupo de hombres que buscaban la forma de hacerle daño, aunque en realidad lo que le hacía daño era la idea de pensar que Damiano la había olvidado tan fácil.
—Tengo una pregunta…
Uno de ellos soltó, mientras imaginaba las distintas formas que podría tocar su débil cuerpo. Francisco relamió sus labios antes de proyectar dentro de su cabeza varias escenas perturbadoras en donde la religiosa sería la protagonista.
—¿Qué? ¿Qué quieren de mí?
Francisco pasó su mano por el rostro de la castaña, la bilis de la joven subió rápidamente hacia su garganta, mientras que no pudo evitar vomitar con fuerzas contra los pies del joven que la presionaba para hacer cosas indebidas.
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24Los puños de las manos le dolían demasiado a Jane, puesto que el grupo de hombres que la había traído a este extraño lugar la amarraron demasiado fuerte para que no se escapara. Sus pies fueron arrastrados paso por paso, mientras que la multitud de personas dentro de la cueva solo la miraban con lastima.—¿La llevamos al piso número dos?El chico de cabello rizado preguntó, observando a todos a su alrededor, por nada del mundo quería ser reconocido como el hombre que iba a violar a una monja, pero Francisco estaba a cargo, y si hacía algo mal no solo la vida de Jane correría peligro, sino la de él también.—¿Piso dos? ¡Eres una niñita!Fran, encaró burlándose de su acompañante.—El piso dos están las habitaciones para tener sexo… ¿No es eso lo que vamos a hacer?
25Jane miró sus manos por un instante antes de dirigir de nuevo su mirada hacia Damiano. Su estómago estaba revuelto porque muy en el fondo de ella quería volver a verlo, pero no en estas circunstancias. Su mentón tembló un poco porque, aunque trataba de decirle lo que sentía en ese momento, parecía como si las palabras murieran dentro de su garganta.La religiosa observó por un par de segundos el suelo, y acto seguido elevó la mandíbula para fijar su mirada sobre el mafioso. Damiano estaba temblando, y aunque en un principio ambos pensaron que lo hacía por el frío de esta estación de Green Town, la realidad era que tenía miedo. El mafioso sentía miedo por los sentimientos fuertes que estaban naciendo dentro de él.—Te vas a casar…Jane susurró, cuando la realidad lo golpeó.—Déjame explicarte eso,
26Jane comprendía que sus creencias estaban menguando, ahora que por fin su boca dijo la verdad. Estaba enamorada de ese hombre, y aunque deseaba ser feliz con todas sus fuerzas al final de todo algunas cosas podrían golpearla.—Te necesito… Te necesito ahora más que nunca en mi vida, Jane… me estoy volviendo loco sin ti… ya no soy el mismo sin ti… —Damiano no paraba de decir, mientras que sus manos toqueteaban con anhelo el cuerpo de la religiosa. La castaña logró sentir un diminuto espasmo rodear su espalda, obligándola a saltar sobre sus propias piernas.—Siento algo extraño, aquí… —La chiquilla se señaló el estómago.—¿Algo como qué?Ambos se miraron a los ojos.—Jamás sentía algo así… Ni siquiera la primera vez que estuvimos juntos…&m
27El corazón de Jane latió con vehemencia al escuchar que conocería a la familia de Damiano Morelli esta noche.—¿Están seguros que es buena idea de que vaya?Ella preguntó, tratando de ocultar su nerviosismo.—Mi madre no descansará hasta conocerte… Chris… —Su hombre de confianza lo miró al notar como le entregaba su black card de la nada. —Cómprale ropa, zapatos, carteras y joyas a mi mujer… —El guardia sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, nunca su jefe había denominado a nadie con ese término.—¿Su mujer?Preguntó, luego de ver como el italiano posaba a la mujer que un vestía de religiosa sobre sus piernas.—Estamos juntos…—¡¿Qué?!Christopher fue demasiado notorio.—¿Ha
28Jane pudo sentir la algarabía a su alrededor, la madre superiora quien vestía con el hábito de su convento, la observaba con asco, y recelo. Las manos de la antigua religiosa temblaban al percibir como Damiano la tomó fuertemente del brazo, y la tiró detrás de él para defenderla.—¡Fue mi culpa! —El hombre mayor se acusó así mismo, quizás para menguar el dolor de su mujer. —Yo la obligué a estar conmigo… Yo… —Sus ojos se cerraron al recordar que le hizo la vida imposible a la chica que amaba. —Si van a culpar a alguien, cúlpenme a mí… —El rostro de la castaña se tornó húmedo por culpa de su llanto. El remordimiento la estaba carcomiendo por dentro.—Le falló al padre Tomás… —Teresa soltó de la nada, el pecho de Jane se hundió, y negó
29Jane sintió como un fuego recorrió su espalda.Todas estas emociones eran nuevas, y la hacían sentir un tanto incomoda, ¿Tanta felicidad era buena? ¿Y si el creador la castigaba por su pecado? No quería sufrir. No quería perder al primer hombre que amaba en la tierra, así que ideó dentro de su cabeza un plan.—¿Me amas?Ella le preguntó sin titubear, Damiano arrugó débilmente su entrecejo, agarró con posesividad las mejillas regordetas del amor de su vida, y sin pensarlo dos veces asintió con la cabeza. Su corazón latía demasiado rápido, no tenía dudas de su amor hacia Jane Blackstone, pero lo único que si le molestaba era la idea de Zeus merodeando a su mujer, buscando el justo momento para arrancarla de sus brazos.—Daría hasta mi alma por ti… —La
30Damiano envolvió la poca ropa que tenía Jane en el armario dentro de la antigua habitación del convento en donde vivió durante toda su vida. El ambiente se sentía extraño. Ella jamás se imaginó dejar esas cuatro paredes, y mucho menos por un hombre.—¿En qué piensas?—En ti…El pelinegro le agradó su respuesta, tanto que tiró de sus caderas para acercarla a él.—¿Es algo bueno, o malo?—Bueno… Cuando pienso en ti, pienso en cosas buenas.—¿Tanto me amas?Asintió.—Estoy dejando mi vida por ti.Los labios del mafioso besaron su hombro descubierto.—¿Siempre dormiste en esa cama pequeña y vieja?—La tengo desde hace cuatro años, antes dormía en el suelo.—¿Qué dijiste?
31El corazón de Damiano no dejaba de latir con insistencia, jamás en su vida alguien lo había marcado como suyo, y ahora llegaba una chiquilla de estatura mediana a reclamarlo como parte de su propiedad. Eso lo hacía sentir orgulloso, incluso más enamorado que antes.—¿La escuchaste?Soltó el italiano, aniquilando a su antigua amiga con la mirada.—¿Perdona?Susurró ella, mientras observaba como Jane lo tomaba de la mano.—Soy de ella…El tipo no pudo ocultar su sonrisa.—Es mío, perra…—¿Disculpa?La rubia se tocó el pecho con fuerza.—¿Crees por qué Damiano te dio una orgía le perteneces?El mafioso casi se ahoga con su propia saliva.—Jane… Amor, espera…La chica se soltó de su brazo.—También me darán una orgía, no te creas especial…Sabrina intentó decir algo, sin embargo, Damiano la mandó a callar casi de inmediato. —Cariño, entremos, por favor… —El pelinegro dio una señal para que sacaran a la rubia del sitio, sin embargo, esta se interpuso.—¿Una orgía? Pensé que eras su novi