Madelaine
Camino de un lado a otro detrás de Gisselle y de vez en cuando observo la pantalla de su computador. La subasta sigue en aumento y mi estómago está sufriendo los estragos de mis nervios.
No pude ir al hospital, tuve que desviarme a la casa de mi amiga para poder controlar la ansiedad que me había inundado. Estaba a nada de pertenecerle por una noche a un hombre y moría de miedo.
—Abrirás un hoyo en el piso, Elle —me dice ella con aburrimiento en su voz, pero no puedo parar de moverme—.
—
Madelaine— ¿Te he dejado muda, Elle?Jeremy Pierce suena juvenil y burlón para mi sorpresa, y la verdad es que sí me ha dejado sin palabras, pues no estaba preparada para un contacto tan pronto. Tengo miedo de lo que me pueda decir o pedir mi comprador, mi estómago protesta por la tensión a la que le he sometido las últimas horas, y tiemblo de solo imaginar todas las cochinadas que querrá hacerme.—Perdona —murmuro tímidamente—. Me ha sorprendido tu llamada. JeremyMi teléfono vibra sobre mi escritorio anunciando la entrada de una nueva llamada. No estoy acostumbrado a responder números sin identificar, pero este en particular que brilla incesantemente en la pantalla me hace sonreír pues reconozco el código numérico de la gatita.Theressa ha salido con ella hace unas horas a realizar la tarea que le di dos días atrás y que apenas hoy ha llevado a cabo. Y no la culpo, la mujer es una máquina de trabajo y yo no tengo compasión con ella. Es entretenido verla bufar disgustada pero incapaz de negarse a mis órdenes. En fin, está con ella o eso creo, no veo la necesidad de llamarme directamente.Casi sin ganas de hablar con el obsequio de cumpleaños de mi hermano, deslizo el dedo en la pCapítulo 9
MadelaineEn mi vida me he topado con muchas personas de diferentes personalidades. Amables, divertidas, locas, y luego están los cretinos. Muchos de estos últimos he conocido, pero Jeremy Pierce se ha llevado el primer puesto. Entiendo que dude de mí, yo también lo haría en su lugar, pero espiarme, ordenarme cosas como si fuera su esclava y para colmo obligarme a ir con un doctor que no es el mío, es demasiado.Con cada minuto que pasa, me arrepiento de que sea mi comprador. Tal vez los otros eran menos complicados y exigentes que este. Desde el día uno solo he recibido órdenes y más órdenes de Pierce, ya estoy harta y el fin de semana aún no pasa.Espero impaciente a que el dichoso y absurdamente costoso doctor tenga
NathanObservo el sol brillante desde el balcón de mi habitación, abajo en la calle la gente disfruta del cálido día que hace y las risas de los niños es molesta y satisfactoria a la vez. Es tan raro ver cómo el mundo continúa su curso mientras tú te ahogas como si fuera el final de tus días. Supongo que cada quien vive su vida de forma diferente.Degusto en mi paladar el fuerte y amaderado sabor del whiskey escocés que Chandler me regaló mi cumpleaños pasado, hace hoy exactamente un año. Otro año más donde me encerraré en casa y no veré la luz, porque ¿de qué vale cumplir años cuando no tienes razón de vida? Sería hipócrita de mi parte celebrarlo, pero mi familia no comprende eso. Cada añ
MadelaineEl día ha llegado y los nervios que siento no me dejan ni respirar. Me voy a volver loca de continuar así, quiero correr, escapar. Todo el peso de la realidad me ha golpeado fuerte y sin compasión. Son apenas las ocho de la mañana, el día apenas comienza y ya estoy muriendo por la ansiedad.Son muchas las cosas que pasarán esta noche: pagaré una enorme deuda, conoceré a mi comprador y perderé mi virginidad, esa que he guardado, celosamente, por años. No puedo creer que sucederá y más de esta forma. Me tiembla todo el cuerpo de solo pensarlo, no sé cómo comportarme, tengo mucho miedo.Gisselle me ha dado algunos tips para que pueda pasarla más o menos bien cuando suceda. Me ha enseñad
MadelaineSoy arrastrada, prácticamente, por Jeremy entre las personas. El lugar está abarrotado y todos lucen bien adinerados. Al fondo veo la mesa de comida, Alfred cumplió el reto e hizo lo mejor que pudo con el equipo de la cocina, entregando a las seis de la tarde, diez bocadillos distintos de cien unidades cada uno. Es el mejor de todos y sé que han quedado deliciosos, no tengo la menor duda.Dejo de ver hacia la mesa, pues una presencia me incomoda. Una mirada me quema y miro alrededor para intentar encontrarla, la sensación es molesta y extraña, como si me vigilaran. Observo arriba y me quedo paralizada, aunque no literalmente. Oculto entre la oscuridad y asomado por el balcón del segundo piso, un hombre me ve, sus ojos relucen ante las luces de colores y parecen estar solo fijos en m
MadelaineEsta es, de lejos, la noche más vergonzosa de toda mi vida. Presencié cómo dos hermanos se herían verbalmente sin remordimiento alguno. Jeremy es un idiota y su hermano, él parece un robot sin emociones.Sigo los pasos de Chandler mientras empuja a mi comprador por el pasillo. No sé qué hacer o decir, por lo que me mantengo en silencio siempre detrás de Jeremy, ambos bajan las escaleras, uno sangrando por la nariz y el otro reprendiéndolo en murmullos que no logro entender.— ¡Largo! —Me sobresalto cuando Jeremy vocifera escuchándose incluso por encima de la música. Se suelta de su her
NathanLa mañana del domingo empezó más que horrible para mí, fiebre alta, temblores exhaustivos y una inútil enfermera que no encuentra una puta vena. Odio cuando todo se pone mal, que amanezco de revés. Ni siquiera ha salido el sol del todo y ya estoy sufriendo una maldita reacción secundaria a mis interminables infecciones.Tomo de la muñeca a la mujer cuando intenta por quinta vez aplicarme la maldita inyección. La aprieto más de lo que me hubiera gustado a decir verdad y ella me observa con horror.—No te atrevas a volver a tocarme —digo entre dientes.—