Tengo un nudo en la garganta y unas inmensas ganas de llorar. Maldigo la hora en la que conocí a Bruno, maldigo la hora en la que mis padres me separaron de Dylan. Me odio a mi misma por haber intentado tapar el sol con un dedo, por creerle a todos que mi vida era perfecta, por no correr a mi felicidad por miedo, por el estúpido pensamiento de no ser egoísta y pensar más en los demás que en mí. ¿Acaso alguien ha pensado en mí? Las lágrimas ya comienzan a salir a borbotones. No voy a contenerme. Tengo ganas de llorar, y hasta de matar al primero que se me cruce por delante, sino fuese por mi hijo ya me habría enfrentado a Bruno. No sé ni dónde estoy, han pasado muchísimas horas de viaje. El maldito Bruno se ha quedado dormido. Intento no mirarlo más, pues se me acabará ocurriendo un plan para asesinarlo, es lo que realmente tengo deseos, pero matar es ilegal y mi hijo me necesita. Busco mi teléfono en el bolsillo de su camisa ya que él me lo quitó cuando salimos de casa. Necesito l
Me levanto con un fuerte dolor en todo el cuerpo. No recuerdo mucho lo que pasó anoche. Voy hasta el baño y al verme en el espejo me doy cuenta de la horrible pinta que tengo. No voy a poder coger en un mes y eso ya me pone de mal humor de inmediato. Tomo una ducha y salgo en busca de un bóxer y un pantalón. No me peino, del pelo aún caen gotas de agua. El estómago me ruge del hambre así que salgo en busca de algo que comer en la cocina. Mi sala está como antes, y yo recuerdo haber hecho pedazos todo. —Miren quien se acabó de levantar — sale Keira de mi cocina junto con Aiden—: el imbécil que no sabe pasar el desamor como una persona normal.Está enojada. —Quien dijo que tuve desamor...—me tiro en el sofá.—No señorito no tuviste, tienes —dice dándome un manotazo de esos que me da mi mamá, que piensan que dan duro pero ni se sienten—. Cuando vuelvas a hacernos pasar un susto así juro que sobre la paliza que te den te doy yo otra. —Pareces mi mamá —vuelvo a quejarme.—Es que te e
Han pasado dos años. No diré que soy feliz, pues haberlo perdido y estar lejos de las personas que quiero me ha dolido cada maldito día. Pero, dentro de tanto sufrimiento mi corazón aún late fuerte por una carita angelical, unas manitos y unos piecitos. Me aferré a mi niña para seguir viviendo y luchando cada día. Ser mamá es la bendición más grande de mi vida. Bruno ha cambiado. Muere por la niña. No me ha vuelto a pegar, tampoco me ha obligado a tener sexo. No me he acostado con él y no lo haré. Sabe que estoy aquí a su lado porque me trajo a la fuerza.Por otra parte, mis padres me han llamado varias veces para saber cómo estoy. No les he contado nada de que son abuelos y le he prohibido a Bruno hacerlo, pues si pasaré el resto de mi vida encerrada aquí, no quiero sufran el no poder conocer a su primer nieto. Las chicas también me han hablado, Eileen tuvo un precioso varón. Les he enviado fotos de Ashley y están como locas. Incluso he hablado con Aiden y Liam. No he preguntado po
Hoy hacen dos años de aquel día. No voy a mentir he intentado odiarla y no lo he conseguido, aún así me volví más descarado que antes. Ya ni siquiera le dirijo la palabra a las mujeres, ni permito que hablen. Es solo sexo. Las noches no las paso solo, sino en una cama diferente. Liam y Eileen están bobos con el pequeño Logan y para que les voy a mentir yo también. Volvimos a reunirnos cada domingo. Gabriela y Ryan aún no dicen cuando regresan. Kim ya tiene de los nervios a Aiden, ya empezó el colegio y dice que le gusta un niño de su clase. John ha crecido, es un niño maravilloso. Mi abuelo ha enfermado. He encontrado varias veces más a Michel en casa de mi abuelo, su excusa válida es que ha ido a visitarlo, pero no me la creo. Recibo una llamada del hermano de Spencer. No me había llamado en todo este tiempo transcurrido. Tampoco me había preocupado pues Spencer me aseguraba cada semana que estaba bien, que seguía trabajando pero que me llamaría cuando tuviera toda la información.
Llego a casa de Bruno. Ha pasado tiempo, pero todo sigue igual. Me siento algo rara. Mi pequeña dormía en mis brazos mientras Bruno trae las maletas. —Te quiero mostrar la habitación que he preparado para nuestra hija —me dice Bruno.Sigo sus pasos hasta que llegamos a una puerta rosa. La abre y se mueve a un lado dejándome pasar. La palabra hermosa resplandecía con lucesitas. Todo era decorado en tonos rosa y blanco. Las paredes contenían grandes mariposas. Tenía una cama pequeña a juego con los dibujos de las paredes. Muchos peluches de todos tamaños. Todas las princesas de Disney dentro de una mini-casa de juguete. Cojines con fotos de ella plasmado desde que nació. Una mesita pequeña rodeada de diminutas sillas. Era una habitación hermosa. Acomodo a Ashley sobre la camita y le doy un beso en su frente.Me acerco a Bruno y le doy las gracias.—Gracias por cómo has sido con ella— le digo. Él sonríe, intenta acercarse más pero me alejo. No puedo estar con él como si nada. No. No
Me quedo en shock. Dylan no puede ser mi hermano. Me he enamorado de mi hermano.— ¡No puede ser joder! —grito. Estoy hecha furia— ¡Cómo se te ocurre contarme esto ahora! Sabes que me he acostado con mi hermano ¿No? —No lo sabía princesa —Mi papá se acerca, yo me alejo alterada—. ¿Ustedes se han acostado posteriormente de regresar? —Sí —grito—. Estuvimos después. ¡Cómo puede ser que el amor de mi vida lleve mi sangre! Rompo en llanto.—Es el padre de mi hija Michel Swan...— ¡¿Qué?! —dice con asombro.—Como lo oyes —respondo—. No le he hecho prueba de ADN pero cuando me hice el ultrasonido el tiempo de embarazo coincidía con la última vez que estuve con Dylan. Acaso no ves como se parecen.— ¡Lo siento hija! —Él se acerca a mí y yo retrocedo.&Márchate padre —le digo—. Necesito estar sola.***Han pasado más de dos semanas. No he hablado con nadie, solo me ocupo de mi pequeña traviesa. Bruno no me comenta nada del tema, ni siquiera se asombró cuando le dije la noticia. He tenido
Desde que conocí a la hija de Alessandra algo en mi interior hace que quiera tenerla cerca. Ya se que es una niña, pero, debería odiarla por ser hija de la mujer de mi vida con otro hombre. Sin embargo, me he encariñado con ella. Mi teléfono suena, camino a paso lento hacia él, no tengo el número registrado. —Dime —contesto.—Dylan. —Es Leon—. Necesito que vengas a la estación de policía, nos han detenido.— ¿Por qué motivo? —pregunto—. ¿A quién mas han detenido?—El negocio de los energizantes —responde—. A Michel y a mí. —Estaré ahí cuanto antes —le digo y cuelgo. ***Al llegar, me encuentro con Alessandra. La reja nos separa de ellos, Michel y Leon. Michel me observa, pero no le dirijo la palabra. — ¿Cómo ha pasado esto? —cuestiono serio.—Contenía una droga... —responde furioso Leon—. Michel me ha engañado...—¡Que no tenía idea de eso joder! —expone aún mas furioso Michel—. ¿Con qué motivo haría eso? Lo miro directamente a los ojos, puede haber un motivo...—Además —expone
Entro a toda velocidad a casa. El reloj marcaba las siete y media. —Joder —me quejo mientras corro por las escaleras.En media hora celebro mi compromiso. Bruno me pedirá matrimonio oficialmente delante de todas las personas que conocemos.Voy deshaciéndome de mi ropa y dejándola en cada rincón por el que camino.—¿En serio eres mujer? —resopla mi mejor amiga—. Tienes poco menos de media hora para arreglarte. —Tiempo suficiente —respondo llegando a mi habitación. —Media hora nunca será suficiente para que una mujer se arregle —bufa recogiendo el reguero que he dejado.Voy directo a la ducha y a toda velocidad me baño. Tengo muy poco tiempo. Al terminar me envuelvo en una toalla y voy en busca de la secadora. —Mejor dame. —Me quita la secadora de mis manos—. Cada vez te queda menos tiempo. Se preguntarán por qué estoy tan calmada en un día tan importante como este. Sencillo. Me encanta leer y escribir, y si utilizo dos horas en arreglarme, menos tiempo tengo para hacer lo que me g