Llego a casa de Bruno. Al entrar observo ropa de mujer tirada en el suelo. No me molesta para nada que tenga sexo con cuantas chicas lo desee, al contrario, necesito que mate sus ganas con otras personas, así a mí no me toca. Camino hasta la habitación. Como lo suponía ahí está durmiendo con otra chica. Su secretaria.Ya entiendo por qué la mujer me envió fotos con Dylan. Río un poco alto, haciendo que ambos se levanten.Ella me mira con susto y espera mi reacción. —Vaya mujeriego que he tenido por dos años y medio —expreso entre risas mientras me siento en una de las butacas al frente de la cama.—Mejor me marcho —dice rápido y se levanta de la cama.—Espera —le digo—. Tu fotico no te sirvió para joderme. Si le dijiste que me estaba follando a Dylan para quedarte con él, fracasaste, míralo aquí queriendo casarse...—¿Cómo? —expresa molesto Bruno—. ¿Tú sabías que Alessandra se estaba tirando a otro y no me dijiste nada? Bruno se acerca a ella y le pega. Bruno es el hombre más mis
Despierto aturdida. No recuerdo nada luego del desmayo. No sé cuántas horas he estado así.Todos están aquí en la sala. Mis padres, las chicas, Aiden, Liam y Dylan. Brisa está con sus hijas y Bruno está sentado en la cama agarrando mi mano. —Mi amor ¿Estás bien? —indaga y me besa en la frente. Yo lo fulmino con la mirada—. Mataré a quien te haya hecho esto—. Bruno mira a Dylan.Puedo ver la furia de Dylan. Bruno está insinuando que fue él. He visto a Dylan todo el tiempo, además, él sería incapaz de hacerme daño.Le mantengo la mirada a Dylan para que esté tranquilo.—Creo que no deberías buscar mucho Bruno —le digo—. Estoy casi segura que puede ser tu secretaria.No vi quien disparó, pero no se me ocurre otra persona, pues es la única que querría que me pasara algo para tener a Bruno.— ¿Por qué haría eso? —pregunta mi padre.—Porque está enamorada de Bruno —contesto.—No te preocupes por eso ahora mi amor —Frota su mano con la mía—. Me encargaré de ello.En eso entra el doctor y di
Aquí estoy, acostado sobre la jodida manta del patio de mi casa. Hace años no me sentía como me he sentido hoy. He bebido más de la mitad de la botella de whisky y aún siento este dolor en el pecho. Joder que yo me prometí a mi mismo no volver a sentirme como aquella vez. Que yo cambié, no soy como antes, nada puede afectarme.Otro buche de whisky. ¡Otro más! Pienso beber hasta que pierda el conocimiento. Mi teléfono suena, es Aiden. No voy a contestar, jamás permitiré que me vean así. Vuelve a sonar el teléfono, está vez aparece en la pantalla el nombre de Liam. —Joder que no voy a hablar con nadie —grito.Miro el puto lugar donde estoy. La mente juega en mi contra. Me acuerdo de ella. La dejé ir. Dejé ir a la única chica que me ha importado en toda mi vida. La dejé ir por mi maldito orgullo. Vuelve a sonar el teléfono, está vez es mi madre. No pienso hablar con nadie. Necesito estar solo. Tiro el teléfono a un lado.Sigo bebiendo como si no existiera un mañana.Escucho ruidos, pe
Otro día de luna de miel, otro día de castigo. Quisiera tener el poder de cerrar mis ojos y cuando los abra no estar en esta situación. Esto debe ser una mala jugada de la vida, por todas las malditas veces que decía en voz alta que mi vida era casi perfecta. Abro mi cartera y me tomo la píldora. Tomo un libro y decido ir hasta la orilla de la piscina. Levantarme y no ver a Bruno se siente de puta madre. Ojalá y le apareciera alguna chica en el hotel. —Buenos días esposa —esa voz que me repugna. Le muestro una sonrisa lo más finjido que puedo y sigo concentrada en mi libro.Al pasar unos cinco minutos levanto la vista del libro. Es como si alguien mirara fijamente y molesta. No sé si alguna vez han tenido esa sensación de que alguien los está mirando y así es. Pues, me está pasando, así que recorro con mi mirada el lugar hasta que encuentro a una chica observándonos u observando a Bruno. Ojalá y sea esa opción, necesito que se distraiga con alguien más.—Iré por algo de beber —le di
Me levanto con un fuerte dolor de cabeza. Miro a todos lados desorientada. Ya es de día, he estado inconsciente toda la noche. Rápidamente me tomo la pastilla anticonceptiva. El temor de salir embarazada se apodera cada día de mí. No podría tener un hijo del hombre que tanto odio.—Alessandra —me saluda Rita.—Hola Rita —le devuelvo el saludo, pero una punzada en mi cabeza me hace quejarme.—Espera —expresa—. Iré a buscarte algo para el dolor de cabeza.Asiento. Realmente esta chica me confunde. No sé que intenciones tiene. Quiere ligarse a Bruno pero se mantiene cerca de mí. —Aquí tienes. —Me extiende una pastilla. La miro dudosa, es algo que no puedo evitar.—Toma —dice con una sonrisa—. No te voy a matar. Al fin la tomo. No sé qué trama ella, pero, presiento que no es una mala persona.—Bruno te pegó muy fuerte ayer —comenta llenando un vaso con agua—. Llevas horas inconsciente. — ¿Cómo lo sabes? —pregunto mientras bebo un poco de agua que me ha alcanzado.—Iba a buscarlos par
—Me he tomado todas las píldoras —digo con lágrimas en mis ojos.— ¿Estás segura? —pregunta Keira.—Sí —contesto firme—. No sé cómo sucedió. Mañana iré a la clínica a hacerme pruebas y ver el tiempo. También llevaré las pastillas. Juro que no he dejado de tomar ninguna.— ¿Hay posibilidad de que sea de Dylan? —interviene con una sonrisa Eileen.—Ei lo que más quisiera es que fuera de Dylan, pero, Bruno abusó de mí cada día. Hay más probabilidad de que sea de Bruno que de Dylan. Me despido de las chicas, no sin que antes me repitieran unas mil veces que las llamase por cualquier cosa, que ellas me apoyarían y que mañana estarían en la clínica temprano.Miro el reloj, falta poco para que Bruno llegue así que le preparo la cena. Ahora sí debo impedir a toda costa que me pegue. Debo cuidar a mi hijo a como de lugar.Si es de Dylan, que las probabilidades son cortas, buscaré la manera de escaparme con él. Si es de Bruno, que es lo peor que puede pasarme en la vida, cuidaré a ese niño con
Creo enormemente de que este bebé es un milagro, he recibido un disparo, Bruno me ha pegado decenas de veces. Una lágrima resbala por mi mejilla. Voy a ser mamá. Al terminar la consulta me encuentro con las chicas, podía notar la desesperación de ellas. —¿Y? —interroga Eileen.—Dos semanas —cuento—. Creo que podría ser de Dylan... —No me dejan terminar de hablar. A Andrea se le escapa un grito de emoción, llamando la atención de las personas. —Andrea —me quejo.— ¿Qué? —se queja ella—. Estoy emocionada.—Vamos al auto —comenta Keira—. Ya hemos llamado mucho la atención.—Ahora sí habla —pide Keira cuando ya nos hemos sentado en su carro.—Llevo cinco meses creyendo que estaba cuidándome con las píldoras... resulta que no, no eran píldoras. Hace cinco meses que por efectos secundarios de las anteriores tuve que cambiar de píldora. Bruno me pidió que se encargaría de comprar las nuevas pues yo había recibido una llamada del trabajo que debía asistir urgente. Caí como niña pequeña. B
La llamada de Alessandra me toma por sorpresa. No quiero ser un maldito cabrón con ella, no puedo alejarla de mi joder. Mira que lo intento, cada puto día. He tratado de tirarme a cada mujer que se me ha pasado por delante, pero no, ya no es lo mismo, ella es el aire que respiro. Que importa el estúpido orgullo, el que pasará después, si se arrepentirá, si no haré bien las cosas, no puedo concentrarme en nada de eso. Voy a llevármela lejos, voy a tratar de cumplir sus sueños, aquellos planes que teníamos juntos. Quiero hacerla mi esposa. Tengo unos jodidos nervios y una estúpida sonrisa en mi cara. No sé de dónde salió tanto coraje, joder, pero voy a todo con ella, matrimonio, hijos, hasta el puto cielo voy con tal de bajarle una estrella. Estoy aburrido de luchar contra todo lo que me provoca. No más, necesito tocarla, sentirla cerca. —Spencer —digo después de que atiende el teléfono—. Prepara todo para un viaje a Hawái, hoy mismo.—Hago incapié en el tiempo—. Te dejaré al mano de