Entro en mi departamento y de un portazo cierro la puerta. Me quito todo lo que llevo puesto. Este vestido y los zapatos. Voy al frigorífico y tomo el pote de helado de chocolate más grande que tenga. Directo al sofá a matar las penas. Como ya se conoce yo las mato con chocolate.No soy gorda, por lo que como sin miedo todo lo que me gusta.Sé que hoy me comporté como debía ser. He sido el entretenimiento de Aiden desde que me conoció, era hora de que el universo jugara a mi favor. Me encanta él pero nunca he sido una chica sumisa o que se pueda controlar con facilidad, su comportamiento me estaba atormentado. Hoy me sentí libre, me sentí increíblemente bien, salvo por el detalle de verle besar a esa chica. Cada músculo de mi cuerpo se tensó ante ese contacto de su boca y la de ella. Si lo hizo por la apuesta o no, se acostó con otra chica, algo que yo no haría con otro chico, solo para molestarlo. A pesar de todo si ese fue el resultado de mi comportamiento, no me arrepiento de nad
Vuelvo a mirar la foto una última vez recordando todo lo que quiere hacer Buckett antes de cumplir los veinticuatro años.Ayer justo cuando ella se fue al baño, yo iba a seguirla, no me iría, entraría al baño y la haría mía otra vez. Porque soy capaz de hacer todo con ella, porque es lo único que me importa del maldito universo. Justo entonces entré a su habitación. Vi su foto en una cómoda. Joder. Tiene una sonrisa tan hermosa y yo soy un maldito gilipollas que acabaré jodiendo todo. Si alguna vez ella dejara de sonreír y ser feliz por mi culpa, no me lo perdonaría. Estamos muy bien así, y aunque parezca un poco loco no es mi intención jugar con ella, si así hubiese sido no me la hubiese follado más de una vez como ha pasado con las demás. Entonces al lado de la foto había una agenda color rojo con adornos. Me pareció curioso. A las chicas les gusta escribir diarios y esas cosas, pero nunca creí que a ella le gustaba hacer eso. La abro, por supuesto, soy Aiden, me gusta controlar to
Nunca he sido tímida, pero tampoco esa chica que se atreve a dar el primer paso. Estoy viviendo una locura que me está haciendo feliz. Se lo que quiero y es a él. Puede que no viva una relación romántica como les gusta o tienen otras chicas, pero no puedo negar que estoy escribiendo los momentos más increíbles que haya pasado nunca.Sí, lo elijo a él. Como todo hay ventajas y desventajas. La ventaja, estoy con el hombre que me encanta y disfruto del mejor sexo que haya tenido nunca. Desventajas, que puedo terminar enamorándome de él y eso no sería bueno para mí. Aún así decido arriesgarme, es lo que quiero.Camino asegurándome que no haya ya nadie en el piso.Entro al lavado y me pongo la lencería que había comprado en Plaza Ghirardelli. Me miro al espejo. Que sea él quién diga la última palabra.Me unto lociones por todo el cuerpo. Coloco nuevamente mi vestido y salgo hacia la oficina de mi Stone.Toco la puerta como de costumbre.—Adelante —su voz es ronca.Entro y cierro la puerta t
Abro los ojos. Nunca he dormido mejor en toda mi vida. Estoy sobre su pecho. Él aún está durmiendo. Se ve tan hermoso así, una mano rodea la almohada por encima de su cabeza y la otra está sobre mi espalda. Anoche fue increíble. Comimos juntos, vimos una película de terror, jugando a piedra, papel o tijera nos decidimos, si ganaba él tocaba ver una aventura, si ganaba yo terror y por supuesto gané yo. Reímos muchísimo. Tuvimos sexo increíble. Analizo su rostro, cómo puede ser que luzca tan fascinante incluso durmiendo. Mi mirada tal vez pesa, porque acaba de abrir los ojos.—Supongo que ya es hora de irme —me levanto de la cama pero él hala mi brazo y vuelve a tirarme. —Aún no te he dado permiso —dice. —Volvió el mandón de Aiden Stone.—Te preparo algo de comer y te llevo a donde quieras. —Aiden sabes que voy a ver a tu mamá y a tu hermana. —Lo sé. Y no me importa. Mi hermana sabe perfectamente que está pasando y mi madre se lo imagina. —Ya, pero, eso sería como darle seguridad
Me levanto temprano y salgo a mi maratón diario. El sol todavía no ilumina a San Francisco. Las calles están aún desoladas. Mi mente juega una mala pasada. Recuerdo a Keira Buckett, mi hermosa chica, la protagonista de mi vida, desde ese preciso momento en que mis ojos la vieron en el club. La encuentro tan perfecta, tan hecha a mi medida, tan adorable y loca, tan divertida, tan extraordinaria. Sus ojos, su pelo, su boca, su sonrisa perfecta, sus manos, sus piernas, su olor...es como la creación más perfecta que haya visto. He visitado montones de lugares, cientos de paisajes y ninguno ha dejado más impresión en mí que ella. Lo tiene todo. Soy un idiota, sí, por tenerla tan cerca y a la vez alejarla, por no darle todo lo que quiero, lo que quiere y lo que necesitamos, por no arriesgarme a amarla como se merece y como se me antoja, por ser tan egoísta de recorrer su cuerpo y no tocar su corazón, sé que soy un punto egoísta pero con mucha suerte.Por primera vez en la vida comencé a s
No he dormido mucho realmente, la operación de mi padre y mi discusión con Aiden, afloran en mi cabeza. Todo estaba yendo bien con Aiden, pensé que tal vez la vida nos diera una oportunidad de estar juntos. Me equivoqué y me equivoco cada día al acercarme más a él. Es algo que no controlo, que sale de mis manos, lo comencé a querer sin querer y ahora se me ha metido en cada parte de mi ser.Cada beso, cada caricia, cada mirada, es como si todas las sensaciones del mundo se resumieran en eso. Algunas personas dicen te amo, van al cine, gritan a los cuatro vientos cuanto se quieren, duermen abrazados en la noche. Pero nada de eso me importa, un amor de películas no quiero. Demostramos lo que sentimos tocándonos, mirándonos. Sabemos lo que queremos sin hablar. Yo no necesito que mi vida sea una telenovela romántica, necesito que sea real.Después de un baño durante aproximadamente media hora, cepillo mi cabello y lo dejo suelto, aún está mojado. Voy al armario y elijo un mono de panta
Estoy sentada en la mesa con mis padres, cuando recibo una llamada.—¿Si?—Keira, soy Abby.—Abby —digo con asombro—. ¿Qué sucede?.—El señor Aiden me informó de una reunión en Nueva York, pensé que como tú me has ayudado en estos días, te gustaría ir conmigo.—No puedo Abby, lo siento, hace cuatro días operaron a mi padre. —Anda hija, ve —me interrumpe mi padre—. No ves que estoy bien. Ya lo complicado pasó.—No sé...—Ya escuchaste a tu padre. Ve y diviértete —me dice mi madre. —Está bien Abby.—Un chófer de la empresa pasará a recogerte, no necesitas llevar nada, solo lo que tienes puesto.—Muy bien Abby, nos vemos más tarde.Termino con el desayuno que había preparado mi mamá.—Nadie con más talento que tú en la cocina —la beso, ganándome una amplia sonrisa.Entro a mi habitación. Suerte que había ido a casa por más ropa. Me coloco el vestido y las sandalias de tacón que Amanda había elegido para mí. Tomo el bolso también comprado por ella. Cepillo mi cabello. Una última mirad
Me levanto en la mañana, Aiden no está. Era obvio. Voy al baño y me doy una ducha de media hora. Salgo del baño envuelta en un toalla y me paro frente al espejo a secar mi cabello. Voy a la maleta dispuesta a elegir algo cómodo. No sé quién pudo hacerla solo sé que pensó en mí. Aparte de vestidos, zapatos espectaculares y ropa interior de encaje, hay ropa deportiva y cómoda. Opto por un jeans blanco rasgado con un pulover corto y un par de zapatillas en negro. —Completo —digo frente al espejo. Cuando salgo de la habitación me encuentro con Aiden saliendo de la suya. —Cariño, —le digo irónica —tenías bastante prisa por salir de mi habitación. —No exactamente cariño —emplea mi tono— pero pensé que preferirías mantenernos como estábamos. —Para la próxima decide por tí, no por mí —expreso.Caminamos hacia el restaurante del hotel. —Buenos días —digo mientras me siento en la mesa con los chicos. Andrea está con gafas y eso solo significa que la cruda la está matando.—Andrea, ¿la