Faith Daba vueltas por todo el lugar supervisando los últimos detalles de la decoración, en unas horas se llevaría a cabo el desfile con el que se inauguraría el cambio de nombre y presidenta de la marca. Los anuncios de la nueva aroma femenina que combinaba varias esencias se desplegaban por el lugar, así como las muestras. En este evento estaban invitados influéncers, personas de la élite, en su mayoría mujeres, accionistas e inversionistas. Sobre la plataforma aún ensayaban las modelos siguiendo las instrucciones de los encargados de ellas, algunos diseñadores se encontraban tras bambalinas dando el último retoque a los accesorios que se usarían y los estilistas que comenzaban a llegar. —No es necesario que siga aquí, señorita Faith —la decoradora se acercó sin dejar de observar el iPad de sus manos —como has podido observar todo está hecho bajo todo lo estipulado y lo que faltan sólo son pequeños detalles, nada por qué preocuparse.La miré indecisa pero al ver la hora tuve qu
Faith Mi cuerpo me falló, una vez más fui seducida por la tentación. Mis labios reclamaron los suyos, sintiendo esa necesidad de sentirlo, de probarlo. ¿Lo extrañaba? Si, estas noches no salió de mis sueños, recordando lo que era tenerlo a mi lado, a sus manos tocar mi cuerpo, tener sus besos por todo él, sentir el éxtasis y provocar el suyo. —Lo ves, Faith, por mucho que luches tu cuerpo me pertenece, sólo mira como me reclama y cómo quieres que te vuelva a follar —susurró acariciando mi trasero y bajando su boca a mi escote, el miedo a que alguien más nos viera se apoderó de mi. —Matt, aléjate, alguien podría vernos. —¿Y qué importa? Que todos sepan a quien le perteneces, quien es el que te folla todas las noches, a quien es que deseas...—Y a quién es que quiero —terminé por él sintiendo las lágrimas asomarse por mis ojos, él de inmediato se apartó mirándome sorprendido y quedándose como una estatua. —Faith...—Si, señor Senador, perdí en este juego y es por eso que decidí ret
Mattew En mis treinta y seis años jamás había sentido amor por ninguna mujer que no fuera mi madre, ni siquiera mi esposa fue poseedora de ello. Nuestro matrimonio fue concertado por conveniencia, según las palabras de mi padre era la indicada para hacerme compañía a lo largo de mi carrera, una mujer de buena posición, de buena posición, hermosa y en definitiva la mejor opción para mi. Crecimos juntos y con la idea que un día nos casaríamos, a pesar de eso cada quien vivió su juventud con quien mejor le parecía, ella no se abstuvo de tener sus novios y yo las mías. Pero cuando terminamos la universidad nos casamos, quería formar una "familia" con ella e intentar una buena convivencia, siempre le tuve un cariño especial pero eso cambió conforme pasaban los años, todo se volvió un infierno cuando cada quien velaba por sus intereses. Ella se marchó a hacerse de un nombre en las pasarelas y yo me quedé forjando mi propio imperio, hubo un momento en el que quería estar con ella, en arreg
Mattew Su pecho temblaba, no sabía ni cómo pararse y sus ojos se llenaron de lágrimas demostrándome lo débil que ha sido siempre. —Seguro tu familia te desheredaría, no pondrían objeción para que quieran divorciarse de ti —sonreí —tu jugosa herencia pasaría a mi.—Hazlo y todo mundo sabrá de los juegos sucios de tu familia. Se enterarán que tu padre fue el que mató a tú madre y a su amante, que él es el responsable de la contaminación que llevan años buscando un culpable. Todo el mundo sabrá que fuiste tú quien le proporcionó por años información privilegiada a la mafia —soltó una risa victoriosa —no sólo perderás tu cargo sino tus empresas, perderás todo tu puto dinero y detrás de las rejas. Tú no eres más que otro político corrupto que utiliza sus empresas para el lavado de dinero, esa es el verdadero imperio de los McConnell. —Anda, ve y gritárselo a todo el mundo —sisee mostrándole que no le temía a sus amenazas —no tienes pruebas que me incriminen porque no existen. Mis empres
FaithLa noche no fue la mejor de todas, el tormento que acarreaban mis consecuencias se estaba volviendo demasiado pesado para mi. El que Aiden sospechara la noche anterior me hacía creer que tarde o temprano la verdad se sabría y eso podría ser una condena para mi. Otro martirio con el que lidiar. Esa mañana me arreglé para ir a la oficina con los ánimos por el suelo, las ojeras se marcaban en mi rostro así como mis ojos ardían por lo mucho que había llorado. Mi cabeza parecía querer explotar, nada pintaba bueno en este día. Salí de casa y conduje por la ciudad pasando por un Starbuck, tomé un analgésico también para despejar mi cabeza o no lograría trabar adecuadamente. —Buenos días, señorita Petterson, los diseñadores ya se encuentran en su oficina —la secretaria me recibió y medio asentí sin prestarle mucha atención. Eran cinco diseñadores con los que trabajaba, la época de otoño se acercaba y habíamos decidido trabajar con colores de la época para una nueva colección. Salud
Faith De mi cartera saqué mi neceser de maquillaje para arreglar el desastre que ahora mismo era mi rostro. Por las siguientes horas seguí trabajando manteniendo mi cabeza ocupada y evitando pensar en todo lo que me atormentaba. —¿Qué le parece este? —me preguntó Lily, una de las diseñadoras. Tomé el boceto quedándome extasiada con lo que me mostraba. Era lencería con joyería, algo no muy común y excesivamente extravagante. —Es perfecto —respondí quedándome maravillada de lo bien que había combinado la tela con las joyas. —Ese diseño no es muy accesible, su precio sería demasiado para un prenda Sonreí mirando con aburrimiento al hombre que lo había dicho. —De eso se trata, de diseños exclusivos al que pocos pueden acceder a tener. Y ¿qué diseño me tienes tú? Con altanería me pasó su boceto, era un babydoll de encaje, hice una mueca y arrugué la página despechándola a la basura. —Demasiado básico, he sido clara en lo que quiero y tú pareces no escucharme, si sigues haciendo lo
Faith—Aquí estás —musitó con voz cantarina situándose a mi lado —te estaba buceando, mi familia espera para desayunar juntos. Sonreí a medias sin levantar la mirada del estanque, las horas pasaron en este lugar y al parecer ya todos se habían levantado. —No era necesario que esperaran por mi, no tengo hambre —desde temprano sentí unas náuseas horribles y pensé con el café se me pasaría pero el malestar seguía ahí. —Sabes como son, levántate y vamos al comedor, ayer no cenaste y no dejaré que te saltes otro tiempo más. —No es problema para mí y lo sabes —voltee a ver a mi amiga quien me dio una mala mirada, ella actuaba muchas veces como una mamá sobre protectora cuidando de que comiera saludable y las veces necesarias en el día.—Faith... —arrastró las letras de mi nombre, resignada me levanté caminando a su lado de regreso a la mansión. Al ver a sus padres traté de disimular mi tristeza y me senté a un lado de mi amiga fingiendo estar tranquila. La comida parecía no querer pas
Faith La noche llegó y volvimos a la mansión, no sin antes pasar por mi casa por algo de ropa. Ambas habían insistido en que me quedara con ellas para ir al club de tenis mañana y pasáramos un día en familia. —¡Al fin llegan! —el señor Baker nos recibió con alegría —¿Me extrañaste? —la señora Alicia se acercó a él con coquetería y verlos que comienzan a ponerse melosos Rebecca y yo subimos arriba para cambiarnos de ropa y conversar un poco. Cuando recibe una llamada de George me alejo al balcón a revisar mi celular, trago grueso al no encontrar ningún mensaje de su parte. Solo Aiden y mi familia tienen lleno mi buzón. Los ignoré a todos y los eliminé de la barra de notificaciones, reviso mis redes sociales notando que mi popularidad ha crecido un poco más. Mis fotos alcanzan más del millón de me gusta y todas están llenos de comentarios. Reviso mi galería sonriendo como idiota a la pantalla pasando por las fotos que me tomé en Bora Bora junto a él, lo feliz que me veía a su lado