—No sé— respondió Flor.—Hablaré con Brenda más tarde —informó Danna.Daniel estaba en su oficina pensando en aquel beso que había tenido con Danna, esa mañana había amanecido muy feliz; sentía que era el mejor de sus amaneceres.Su secretaria le estaba hablando:—Señor— dijo, Daniel estaba con una sonrisa y ella miró a todos lados — ¿qué sucede?—No es nada Camila, puedes irte.—Sí señor.Daniel vio cómo la bella joven salía de su oficina.—Tengo que controlarme —dijo para sí con una hermosa sonrisa—, parezco niño de quince años —soltó una carcajada.Fernando estaba en la universidad y caminaba por un largo pasillo, su mañana era la peor de todas, un joven le golpeó el hombro, rápidamente se disculpó, pero Fernando no dijo nada y siguió con su camino, el otro muchacho lo miró extrañado:—Oye amigo ¿estás bien? —le preguntó.—No es nada —respondió Fernando, el joven se iba a ir cuando él lo detuvo— ¿sabes por qué la vida aparta a las personas que más amas? —El joven hizo un gesto de c
¿Podrías seguir amando a alguien cuando sabes que está feliz con otra persona? Esa era la pregunta que se hacía Fernando una y otra vez, a lo lejos veía a Danna sentada en una banca mientras hablaba por celular, sentía que su corazón no era suyo, le pertenecía a ella y ahora no sabía cómo decirle que debía devolverlo.—Hola Daniel —dijo Danna.—¿Cómo estás? —preguntó Daniel.—Bien —Danna hizo un silencio que cortó sus pensamientos.—¿Estás libre hoy? —preguntó Daniel al otro lado de la línea.—Sí.—Hay una película en cartelera que me gustaría ver.—¿Hoy? —inquirió Danna mientras se ruborizaba.—¿Sí? —Daniel sentía que Danna estaba algo extraña.<
La señora Gloria estaba en un callejón sin salida, la habían descubierto y no tenía escapatoria:—¿Es eso verdad madre? —preguntó Danna entre sollozos.—Claro que no es verdad, está mintiendo —respondió Gloria.—¡Si es verdad! ¡Yo tengo pruebas! —gritó Flor mientras sacaba su celular del bolsillo de la falda del uniforme.—¡Basta! —Gritó la señora Gloria— ¡sí, es verdad!—¡Eres una desgraciada! ¡¿Cómo pudiste?! —soltó el señor Oscar mientras dejaba salir un gran llanto.—¡Sé que fui una tonta al hacerlo!, ¡Pero es que estaba cansada de esta vida, donde nadie se preocupa por mí! —la señora Gloria empezó a llorar.—¡Mujer! ¡Destruiste esta familia! &md
Danna salió del cuarto pensando en el deseo de su padre; quería cumplirlo, el problema era su miedo al matrimonio ¿sería ella capaz de casarse? Tenía un acuerdo, aunque nunca se había visto en un altar frente a Daniel.—Tengo que hablar contigo —le informó Danna a Daniel.Estaban a las afueras del hospital, ella sentía un gran nudo en su garganta, las palabras no querían salir:—Lo que sucede es que... —Bajó la mirada por unos segundos— mi padre, él está muy enfermo Daniel y tiene miedo de morir sin ver mi boda, por eso me ha pedido que me case rápido.—Danna no podemos apresurar las cosas —se negó el joven.—Daniel, mi padre está muy enfermo y su única petición es que nos casemos pronto.—El problema está en que él es quien desea que te cases, no tú
—Sí, espero que vengas a la boda —respondió Danna.—No lo creo, no quiero ver cómo la persona que más amo se va a casar con mi amigo —confesó el joven.—Lo haces sonar despiadado Fernando, no es justo, sabes que yo no tengo elección y Daniel es tu amigo. Tú preferiste apartarte cuando yo te dije que estuviéramos juntos, así que no puedes hacerte la victima ahora —dijo Danna bastante seria.—Losé, pero no es justo Danna, nosotros estuvimos juntos desde pequeños y sé que no lo amas a él.—Yo lo quiero —replicó Danna.—Mírame a los ojos y dime que lo amas como llegaste a amarme a mí —retó.—Por favor Fernando, no hagas esto más difícil —Danna tenía ganas de llorar.—Lo sabía. Danna, vas a ser infeliz con &eacut
Danna lo apartó muy seria:—Tomé una decisión hace tiempo Fernando, le dije a Daniel que me iba a casar con él y eso es lo que voy a ser — Danna notó que Fernando no dejaba de llorar—. No voy a destruir una amistad tan valiosa como la que ustedes dos tienen, así que, por favor, sal del cuarto y que esto nunca más se vuelva a repetir —Danna tenía los ojos muy rojos por las ganas de llorar—, por favor.—Sé que no quieres esto Danna, por favor, no lo hagas — insistió Fernando y la abrazó— ¡yo te amo Danna, tú eres lo que más me importa por favor...!—¡Suéltame Fernando! —ella lo apartó e iba a salir del cuarto.—¡Sabes que si te casas con él yo me voy a ir muy lejos de ti Danna y nunca más me vas a ver! —Fernando estaba muy mal, se veía muy destr
Llegó el momento de la despedida, pues algunos ya se habían marchado y otros se estaban despidiendo, también el señor Oscar veía que su hija abordaba el auto de Daniel mientras su conductor cerraba la puerta y se disponía a ir al aeropuerto.—¡Adiós! —gritaban todos.—Nuestra hija se creció —dijo el señor Oscar triste.Los invitados veían cómo el carro se hacía chiquito en la carretera sin imaginarse que aquella pareja no estaba para nada feliz en aquella noche perfecta.Llegaron al aeropuerto y ninguno dijo palabra alguna, pues, Daniel se veía muy serio y Danna no era capaz de pronunciar ni una sílaba ya que se sentía muy incómoda. Así fue como abordaron el avión y parecía que las cosas iban de mal en peor.Ella miraba por la ventana del avión con su mente revuelta y cansada de aq
Daniel se acostó y Danna sentía que había un momento incómodo.—Podemos hablar un rato hasta que nos quedemos dormidos ¿Qué te parece? —pidió el joven.Danna sonrió y se acurrucó en sus brazos para así arreglar el momento. Daniel no quería ir tan de prisa con ella, sabía que para Danna no era fácil convivir con alguien con quien no llevaba mucho tiempo conociéndose y por lo mismo no deseaba obligarla a hacer cosas que ella no quería. Además, con tantos problemas era mejor ir despacio, como todo perro viejo que es buen cazador sabe cuándo atrapar la presa y por eso primero estaba acomodando las cartas para que fuera Danna quien avisara cuándo era el momento de la intimidad.Pasaron los días y tuvieron que volver, Danna se mudó al apartamento de Daniel mientras terminaban de edificar su grande y lujosa casa de ensu