Danna salió del cuarto pensando en el deseo de su padre; quería cumplirlo, el problema era su miedo al matrimonio ¿sería ella capaz de casarse? Tenía un acuerdo, aunque nunca se había visto en un altar frente a Daniel.
—Tengo que hablar contigo —le informó Danna a Daniel.
Estaban a las afueras del hospital, ella sentía un gran nudo en su garganta, las palabras no querían salir:
—Lo que sucede es que... —Bajó la mirada por unos segundos— mi padre, él está muy enfermo Daniel y tiene miedo de morir sin ver mi boda, por eso me ha pedido que me case rápido.
—Danna no podemos apresurar las cosas —se negó el joven.
—Daniel, mi padre está muy enfermo y su única petición es que nos casemos pronto.
—El problema está en que él es quien desea que te cases, no tú
—Sí, espero que vengas a la boda —respondió Danna.—No lo creo, no quiero ver cómo la persona que más amo se va a casar con mi amigo —confesó el joven.—Lo haces sonar despiadado Fernando, no es justo, sabes que yo no tengo elección y Daniel es tu amigo. Tú preferiste apartarte cuando yo te dije que estuviéramos juntos, así que no puedes hacerte la victima ahora —dijo Danna bastante seria.—Losé, pero no es justo Danna, nosotros estuvimos juntos desde pequeños y sé que no lo amas a él.—Yo lo quiero —replicó Danna.—Mírame a los ojos y dime que lo amas como llegaste a amarme a mí —retó.—Por favor Fernando, no hagas esto más difícil —Danna tenía ganas de llorar.—Lo sabía. Danna, vas a ser infeliz con &eacut
Danna lo apartó muy seria:—Tomé una decisión hace tiempo Fernando, le dije a Daniel que me iba a casar con él y eso es lo que voy a ser — Danna notó que Fernando no dejaba de llorar—. No voy a destruir una amistad tan valiosa como la que ustedes dos tienen, así que, por favor, sal del cuarto y que esto nunca más se vuelva a repetir —Danna tenía los ojos muy rojos por las ganas de llorar—, por favor.—Sé que no quieres esto Danna, por favor, no lo hagas — insistió Fernando y la abrazó— ¡yo te amo Danna, tú eres lo que más me importa por favor...!—¡Suéltame Fernando! —ella lo apartó e iba a salir del cuarto.—¡Sabes que si te casas con él yo me voy a ir muy lejos de ti Danna y nunca más me vas a ver! —Fernando estaba muy mal, se veía muy destr
Llegó el momento de la despedida, pues algunos ya se habían marchado y otros se estaban despidiendo, también el señor Oscar veía que su hija abordaba el auto de Daniel mientras su conductor cerraba la puerta y se disponía a ir al aeropuerto.—¡Adiós! —gritaban todos.—Nuestra hija se creció —dijo el señor Oscar triste.Los invitados veían cómo el carro se hacía chiquito en la carretera sin imaginarse que aquella pareja no estaba para nada feliz en aquella noche perfecta.Llegaron al aeropuerto y ninguno dijo palabra alguna, pues, Daniel se veía muy serio y Danna no era capaz de pronunciar ni una sílaba ya que se sentía muy incómoda. Así fue como abordaron el avión y parecía que las cosas iban de mal en peor.Ella miraba por la ventana del avión con su mente revuelta y cansada de aq
Daniel se acostó y Danna sentía que había un momento incómodo.—Podemos hablar un rato hasta que nos quedemos dormidos ¿Qué te parece? —pidió el joven.Danna sonrió y se acurrucó en sus brazos para así arreglar el momento. Daniel no quería ir tan de prisa con ella, sabía que para Danna no era fácil convivir con alguien con quien no llevaba mucho tiempo conociéndose y por lo mismo no deseaba obligarla a hacer cosas que ella no quería. Además, con tantos problemas era mejor ir despacio, como todo perro viejo que es buen cazador sabe cuándo atrapar la presa y por eso primero estaba acomodando las cartas para que fuera Danna quien avisara cuándo era el momento de la intimidad.Pasaron los días y tuvieron que volver, Danna se mudó al apartamento de Daniel mientras terminaban de edificar su grande y lujosa casa de ensu
Daniel estaba pensando en una forma de cómo hacer que Danna se sintiera feliz, buscaba un detalle, algo que le gustara. Pensaba en una cena sencilla preparada por él, un ramo de rosas rojas, algo sorpresa... Todo lo hacía a escondidas, ella estaba en la universidad y ese día llegaría tarde por un trabajo que tenía que hacer con Sara.Le dijo a Andrés que no llegara temprano o que se encerrara en su cuarto, él prefirió ir a cine y quedarse en la casa de su madre, aunque ella no estaba ya que siempre se encontraba de viaje con sus amigas y era por esa razón que vivía con su hermano, prefirió quedarse en el apartamento de su hermana mayor esa noche.Daniel en realidad quería que su matrimonio funcionara, amaba a Danna y no quería que todo se fuera a la borda por sentimientos que estaban estancados en el pasado.—Comida, vino, rosas ¡las velas! —
—No está en casa —respondió Andrés.—¿A qué horas llega?—No va a venir, al parecer le salió algún imprevisto —respondió Andrés.—¿Qué? —Flor empezó a sentirse incómoda con la situación.Danna estaba saliendo de la casa de Sara y a lo lejos le pareció ver la silueta de un hombre que ella conocía muy bien. Caminó rápidamente hasta la esquina y no vio a nadie, creía que se trataba de Fernando, bajó la mirada y siguió su camino.—¿Sabes cuál sería mi mayor miedo? —recordó que una vez en una colina mientras veía el atardecer junto a Fernando él dijo esto— el perderte Danna, creo que eres la mejor amiga que he tenido en toda mi vida, y, además, eres la mujer más bella
—No lo hagas, por favor —Andrés rodó su rostro para que Flor no lo besara— escuché esa conversación que tuviste con tus amigas. Besar a alguien no va hacer que ellas cambien contigo.Flor quitó sus brazos del cuello de Andrés bastante seria.—¿Por qué siempre tienes que aparentar alguien quien no eres? —inquirió Andrés con voz seria.—¿Tú qué sabes de mi vida? —Preguntó Flor tratando de separarse de él, mas Andrés no dejaba ya que estaba encima de ella— por favor, Andrés... Estás encima de mí —le dio algunas palmaditas en su espalda a lo que él sonrió por ese acto.—Oye... Conozco mucho de ti, estudiamos juntos y además nuestras familias se volvieron una sola, — agarró las manos de Flor para que dejara de golpearlo— sé
Andrés le sonrió alegre:—Eres impredecible —dijo mientras ponía su mano derecha en su cabeza.—Te veré en el colegio —Flor salió del cuarto muy alegre.Llegaron a la fiesta donde había un buen ambiente, Brenda trataba de dar su mejor cara, pero se veía pálida y extraña, quien la conociera bien sabría que le sucedía algo.—¡Claudia! Pensaba que no ibas a venir —saludó Brenda a su mejor amiga.—¡Feliz cumpleaños, amiga! —Saludó Claudia muy alegre— vaya, así que estás viviendo con Camilo... —puso un rostro malévolo.—¡Basta! —regañó Brenda con una sonrisa.—¡Tú fiesta está genial! —Gritó Flor llegando a ella— ¡feliz cumpleaños! —La abrazó.T