Realmente no sé en qué momento se acabó la clase, ni en cual me rendí a los brazos de Morfeo, lo único que sé es que ahora algo está picando mi mejilla izquierda y soy bastante consciente de haberme quedado dormida en medio de la clase. El terror se apodera de mí y no me permite abrir los ojos, ¿y si es la profesora la que se encuentra frente a mí? Aprieto los ojos un poco y un temblor entre vergüenza e impotencia me domina.
―¡Gabriel! ―El grito ha ido directo a mi oído haciéndome levantar la cabeza de un brinco.
Frente a mí está Luke con una sonrisa de disculpa en su rostro.
»Lo lamento, pero es que no te despiertas y hace cinco minutos que acabó la clase.
Mis ojos barren por completo el salón y me sorprende encontrarlo vacío, por alguna razón esperaba encontrar una ronda de personas esperando para burlarse de la
El resto de la semana ha sido más agotadora de lo que esperaba, las pesadillas no me han dado descanso ni una sola noche, y al final tuve que optar por no dejar que el sueño llegara a mí, por lo que parezco un zombi viviente las veinticuatro horas del día. Pero lo peor de todo es la cara de preocupación de mi padre cada vez que me ve.Las ojeras se han vuelto permanentes en mi rostro, el apetito es cada vez más inexistente y mi humor compite con el de una mujer embarazada. Ante todo, siempre está la pregunta de mi padre: ¿Estás bien? a cada segundo. Aunque mi respuesta siempre es la misma, ambos sabemos que estoy mintiendo. Pero ¿qué más puedo hacer? no es justo atarlo a mi sufrimiento cuando sé que él tiene el suyo propio. El amor nos vuelve mentirosos.Dentro de la Academia me dedico a evitar a toda costa toparme con Derek o con cualquiera de los chicos. Lo que sucedió en la cafetería sigue reproduciéndose en mi mente, es como una nueva pesadilla, una que me persigue mientras estoy
No sé cuánto tiempo ha pasado hasta que escucho la puerta del salón abrirse, inmediatamente levanto la cabeza y me encuentro con los ojos cafés de Mei Leing.Mei no dice una sola palabra, cuidadosamente cierra la puerta del salón y avanza hasta donde me encuentro hecha un desastre con la respiración agitada y lágrimas que no había notado rodando por mis mejillas. Sin abrir la boca en absoluto rodea mis hombros con su brazo y me acerca a ella para abrazarme.Hay algo en el gesto que hace que todo mi cuerpo se estremezca. Es un sentimiento muy similar a cuando olemos algo y su aroma se nos hace familiar, bueno, justo así es esto, hace mucho tiempo que alguien no me abrazaba de esta manera, pero mi cuerpo lo recuerda. Sin pensarlo demasiado dejo caer mi cabeza en su cuello y le permito sostenerme. Dejando que parte de la rabia y frustración se vaya.Cuando siento que puedo hablar sin sonar como una loca, me separo de Mei y limpio las lágrimas con fuerza de mis ojos. Odio llorar.― ¿Te si
La respiración la siento cada vez más pesada mientras manejo rumbo a casa. Tengo que calmarme si no quiero terminar accidentada, además no quiero que mi padre me vea de esta forma. Aún recuerdo las semanas después que todo ocurriera y como papá se desvelaba detrás de mi puerta escuchándome gritar o maldecir al mundo hasta entrada la madrugada, o como el terror invadía sus ojos cuando duraba días sin hablar o salir de mi habitación.Algunas veces me dan ganas de dejarme caer de nuevo, de poder quedarme quieta por un tiempo indefinido y simplemente dejar que todo pase, pero no puedo. Mi padre no tiene a nadie más que a mí, y sería demasiado egoísta sumergirme en mi dolor cuando él quedaría solo. A medida que me acerco a casa, empiezo a calmar mis respiraciones y me obligo a relajarme.«No ha pasado nada. No ha pasado nada», empiezo a repetir una y otra vez en mi mente como un mantra. Mañana hablaré con Derek y lo pondré en su lugar, esto definitivamente no va a quedarse así.Aparco el au
Como puedo estiro mi mano hasta la lámpara al lado de mi cama y enciendo la luz sumergiendo toda la habitación en una tenue claridad. Ahora ya puedo reconocer los rasgos del castaño quien tiene esos hermosos ojos fijos en mí… Dios mío, tengo que enfocarme.―¿Para qué? ¿Para que puedas escribir más de mí en tu estúpido periódico? ―escupo con rabia. Mi voz se escucha ronca debido a los gritos y me arde cada vez que hablo pero no me importa, la rabia que siento es mayor que el dolor ahora mismo.Derek hace una mueca al escucharme, como si el que sintiera dolor al hablar fuese él.―Yo llamé a la puerta ―dice en un susurro, viéndome fijamente y haciend
Cuando llegué al pueblo y tuve mi primer día de clases, pensé que sería un momento incómodo. Sin embargo, soportable, lo vi como cuando se tiene una curita, es mejor arrancarla de tajo y así duele menos. Pensé que ya la había arrancado, pero ahora llevo veinte minutos dentro de mi auto, en el estacionamiento de la Academia y siento que tengo el cuerpo lleno de curitas esperando a ser arrancadas. Puedo hacerme una idea de cómo todos me van a estar observando; mi esperanza es que el fin de semana haya pasado algo más emocionante… malditos chismosos ¿por qué no se compran una vida propia?Tomando una respiración profunda dejo caer mi cabeza sobre el volante y cierro los ojos. Los recuerdos de la visita de Derek aparecen de inmediato, es que no he podido pensar en otra cosa que no sea él invadiendo mi espacio personal o él trepando en mi balcón en la noche porque me escuchó gritar o en él…Un sonido en la ventana del auto me hace levantar la cabeza, y justo como si se hubiera materializad
La clase pasa sin mayor inconveniente, de vez en cuando siento pequeños jalones desde la parte trasera de mi puesto, pero no me giro para verlo. Si quería decir algo perdió su oportunidad.―Me alegra que todo se haya solucionado entre Derek y tú. ―Mei va caminando junto a mí para ir a la cafetería, las horas pasaron más rápido de lo que esperaba.―Si. Al parecer su nivel de estupidez no era tan grande como pensaba ―contesto a la chica y creo que con eso queda el tema zanjado, pero no puedo estar más equivocada.Ahora Mei me está viendo con una mirada extraña y una sonrisa que no me gusta para nada.»¿Qué? ―Aunque soy yo quien hace la pregunta, tengo el presentimiento que no me va a gustar la respuesta.―Creo que tú y Derek se llevan mejor de lo que aparentan.― Mei me hace un guiño y eleva ambas cejas.Yo solo puedo abrir la boca en sorpresa e indignación ante lo que acaba de insinuar, pero antes que pueda defenderme una voz varonil se escucha a nuestras espaldas haciendo que nos demos
En el momento en que acepté ir a la piscina no había caído en cuenta de un pequeño detalle: debo estar en vestido de baño delante de todos. Estoy segura que Derek piensa que no llevaré ninguno o en el mejor de los casos que iré en bañador porque la vergüenza no me da para más. Aunque acepto que he considerado el bañador, nada tiene que ver con sentir vergüenza, no tengo complejos respecto a mi complexión física, simplemente un bañador me haría sentir menos expuesta a la mirada de todos; desde lo ocurrido hace un año me abstengo de usar ropa que revele demasiado, de hecho normalmente evito juntarme con gente en general, en especial con el sexo opuesto. Nunca fui demasiado sociable en la niñez, ni la adolescencia pero cuando lo de Davis ocurrió, fue como si todas esas aptitudes se multiplicaran. Deje de salir de casa, ya no me agradaba estar rodeada de personas, no quería sentirme observada; empecé encerrarme en mi misma, no me siento cómoda teniendo la mirada de hombres puesta sobre mi
Mis cejas se disparan hacia arriba y la incredulidad se toma mis facciones. No estoy segura siquiera de haber escuchado bien. No pude haber escuchado bien.Los ojos de Derek no se han alejado de mí en un solo momento.―¿Disculpa? ―Incredulidad está tiñendo mis palabras.―Lo que oíste ―dice confirmando que sí escuché bien―. Voy a ayudarte, Gabe.Mi boca se abre y se cierra sin que nada salga de ella. Realmente no tengo idea de que voy a decir. Pero lo que me tiene en verdad desconcertada es la actitud de Derek, hace dos semanas se burló en mi cara en la cafetería por creer que había hecho algo por mí y resulta que ahora quiere ayudarme.―¿Por qué? ―Logro decir, aun tratando de ordenar mis pensamientos.―¿Por qué no? ―Es lo único que dice en respuesta, encogiéndose de hombros.En ese instante la rabia hace acto de presencia como siempre que estoy cerca de él. ¿Por qué no? Lo dice como si haberlo preguntado fuera estúpido, como si él nunca se hubiera comportado como un completo idiota.―B