Tara casi se desvaneció ante aquellas palabras de Antonietta, notó emoción en su mirada, pero a Tara era sorpresa mezclada con pánico. Ella siguió negando en silencio con su mano en su boca. Tragó saliva y su corazón no dejó de latir a toda prisa.
—Espera, he dicho que es una probabilidad, para confirmar hay que hacer una prueba casera o ir directamente al médico...—Antonietta sonreía, no lo pudo evitar, estaba realmente emocionada, quería ser abuela, quería niños corriendo por su casa o la hacienda, ya se imaginaba los picnics que harían al atardecer.
—Es que eso no puede ser posible, yo...él...—Tara casi se atragantó con su propia saliva.
Tara se separó del beso, se bajó lentamente dejados besos en el abdomen, luego en el vientre de este, la erección de Alexander era grande y quería salir, así que ella bajó el bóxer y liberó la erección, Tara intentó recrear aquel video en su mente, estaba nerviosa pero deseaba hacerlo, quería darle placer ella también, Alexander respiró aceleradamente cuando vio como la boca de Tara se abrió para acoger su miembro, cerró los ojos y gruñó. Ella comenzó a chupar y a salivar, Alexander estaba a punto de venirse, negó para él mismo, conteniéndose. Tara bajó y subió lentamente saboreando lo que estaba haciendo, le excitó mucho cuando Alexander gruñía, se quedó al final del miembro y chupo, luego con su lengua hizo movimientos que Alexander tuvo que atrapar a Tara para que no venirse en su boca. —Espera, espera...
"Dios mío." Pensó para el mismo. Se pasó ambas manos por su cabello rebelde y despeinado, miró hacia Tara quien estaba quieta en el mismo lugar, intentando controlar sus lágrimas en silencio. Tara debía de estar aterrada. Ella era igual que él, nueva en esta etapa, era... Alexander se sentó sobre sus talones cuando se acercó a ella, acarició ambas mejillas limpiando al mismo tiempo esas lágrimas. — ¿Ya está confirmado? —preguntó Alexander intentando no romperse. Tara levantó su mirada de la nada, hacia los ojos grises aterrados de Alexander. Tragó saliva y negó. —Yo...me hice todas las pruebas, hay que esperar tres minutos...—Tara apenas podía entender sus palabras. Si se asomaba, vería la verdad. — ¿Cuánto tiempo ha pasado? —Tara quedó suspendida en el tiempo por unos segundos. Miró de nuevo al lavamanos de mármol. —Creo que como más de cinco minutos, —desvió la mirada hacia Alexander que estaba sobre sus talones frent
Comienzo de la segunda temporada: Tara y Alexander Cooper comienzan a probar las mieles y hieles amargas como cualquier matrimonio, durante el camino, tienen que mudarse a París para cumplir un trato con el que ayudará a rescatar la hacienda y la exportadora que Sofía Miller dejó, pero alguien no quiere que logren el objetivo, así que intentará por todos los medios llevar a declive empresas Cooper...y de paso terminar un matrimonio que nunca debió ser. ------------------------------------------------------------------------------------- Julya se limpió las lágrimas con el mandil, Emerson y Antonietta estaban abrazados llorando de felicidad, Leslie no dejó de llorar, sollozaba de la emoción de ver a su hermano enterarse que sería padre. Habían escuchado la gran noticia cuando Emerson preocupado había abierto la puerta un poco y saber qué estaba pasando en el interior.
—Tiene que comer más…—dijo en voz baja Alexander. —Saludablemente. —contestó Rony. —Tienes que tomar agua, lo mejor es un vaso de agua cada hora. Es el mejor medio de mantener bajos la tensión arterial y el riesgo de sufrir gestosis. —Alexander se tensó. — ¿Todas las indicaciones nos las anotarás? ¿O hay folletos? —preguntó a toda prisa Alexander. —Hay folletos, junto con las vitaminas prenatales que empezará a tomar a la de ya, —miró a Tara— te recomendaría que fueras con un nutriólogo, en la ciudad hay muy buen
Tara estaba cabreada, bueno, eso era poco, sintió como su sangre hacía ebullición el solo imaginar que otra mujer besara siquiera los labios de su esposo. Esperó abrazada a si misma con la bolsa de la pastelería, intentó controlarse, pero no pudo. Alexander se acercó y se inclinó, Tara pensó que la besaría pero no, abrió la puerta y como todo un caballero, le ayudó a subirse al auto, Tara bajó la bolsa de la pastelería entre sus pies, Alexander iba a ponerle el cinturón y Tara lo alejó. —Tengo manos, puedo hacerlo yo sola. —Alexander sin mostrar su irritación, rodeó el auto y llegó a su
*** —Si hay testamento, de último momento por petición y deseo de la señora Sofía Elizabeth Miller. —Tara miró a Alexander. Ambos estaban sentados en la sala del despacho, el abogado frente a ellos con documentos en sus manos, intentando acomodarlos. Alexander atrapó la mano de Tara para darle tranquilidad. Tara lo agradeció. — ¿Y necesita a alguien más para la lectura? ¿Eso no se tenía que avisar con anticipación? —preguntó extrañado Alexander. —Sí, lo siento, pero así lo ha pedido la señora Miller, días después de su incineración dijo que viniera para hacer la lectura, los nombrados son la señorita…—el abogado ajustó sus lentes y leyó en voz alta. —La señora Cooper, en este caso es Tara Elizabeth Miller, ahora de casada Cooper, y al señor Alexander Cooper, esposo de su hija. —Sí, soy yo. —El abogado asi
Jack estaba sentado sobre aquel sillón de piel, con los pies arriba de la mesa de cristal que se encontraba frente a él, estaba tomando uno de sus licores fuertes, un sorbo largo y lo finalizó. En su mano tenía una botella vacía, maldijo dentro de él, tenía que ir a la licorería. Lanzó una mirada a su pantalla plasma de 65 pulgadas. Su barba había crecido, cosa que nunca le había gustado, pensó que se veía demasiado mayor para su edad. Soltó un suspiro. Veía el televisor pero
Jack salió al pasillo ajustándose la bata. — ¿Ni una comida ni nada? —preguntó Jack divertido. Las puertas del elevador se abrieron y entraron Alexander y Tara. —En una hora, lugar de siempre. —dijo Alexander mientras presionaba el botón para que se cerraran las puertas, Tara agitó sus dedos en despedida, Jack negó con una gran sonrisa en sus labios, finalmente las puertas se llevaron a la pareja. Alexander miró el elevador. — ¿En serio se fueron? —Jack entró a toda prisa y comenzó a brincar sobre el desastre que tenía, buscó su móvil y revisó las llamadas, como diez de su madre, cinco de Giselle, y el resto del número de Tara…sonrió como un bobo. Las tripas eran una orquesta sinfónica mientras se dirigía a la ducha, se pasó una ma