Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Después de pasar la noche en el hospital, tuve que irme para alimentarme y fortificar mi cuerpo que empezaba a dar señales de que quería desmayarme de debilidad. Por ella hice eso. Por mi rayo de sol. O todo él. Emmeline era eso para mí y ahora entendía bien el porqué de todo eso. Y toda esa conexión que teníamos, entre nosotros dos desde que toqué la misma por primera vez. Respiré hondo al parpadear algunas veces y atenuar mi iris que quedó totalmente negra. Maldito sea el día que me convertí en esa cosa, de demonio. He suspirado un poco. Y decidí retirarme de aquella cama con la brisa matutina que entraba, de aquella terraza abierta con el vidrio que aún yacía roto allí. No tuve ánimo para retirarme o al menos hacer algo sobre poner nuevas puertas. Respiré hondo, sentado en el borde de mi cama y uniendo mis manos una a la otra. Aún procesaba cada recuerdo humano hasta la de íncubo. Realmente en ese m
–... –La misma continuó en ese empasse, lo que me puso un tanto nervioso. –Vine a visitarte.–¿Vlamir sabe que estás aquí? ¿O tu madre? ¿O Venus? –Indagué para la misma que hizo un puchero, y lo que me hizo creer que no. Ellos no sabían que la misma estaba allí. Pero lo que ella quería, sí era el misterio que quería resolver. Porque nadie me visita sin motivo aparente.–No, no lo saben. ¡Pero quería verte, así que sal! –Declaró mientras sentía su mirada sobre mi cuerpo, de manera demorada y como si estuviera babeando.–¿Pero cuál es ese motivo? –Cuestioné calmadamente, sin importarme la misma. –Por el amor de Lucifer, deja de mirar abajo. ¡Ya dije que mi cara está aquí! –Afirmé al gesticular nuevamente. Fui para el fregadero dejándola de lado. –Dime lo que quieres, porque voy a salir en un momento.–¿Adónde va? –Indagó curiosa al acercarse a mí y mantener una distancia considerable. Mientras tanto, yo tomaba una cuchilla de afeitar y una espuma. La misma seguía con esa mirada de vampi
–¿Y quieres hacerlo aquí conmigo, Sarah? –Indagué al alejarme y la misma salir de cerca de la pared. La miré de arriba para abajo analizándola. –No soy guardería, te lo advierto. –¿Y quién dice que soy niño? Soy bien mujer y durona. –Se ha reafirmado en una expresión valiente para mí, y se ríe levemente. Y se quedó sorprendida y un poco feliz. –Quien habla mucho, no es nada. –Comenté al volver al fregadero, y coger del suelo el aparato de afeitar. Abrí el grifo y lo lavé en agua corriente. –Anotado, maestro. –Paré y miré con un semblante confuso. –¿Llamándome maestro? –Pregunté. –Tu maestro es Vlamir, él es tu padre vampiro. –Lo sé. ¡Pero quiero que seas mi maestro! –Exclamó con su nariz abierta y rostro delicado como de un hada. Pude analizar bien cómo aquella muchacha era bonita, pero aún así mi diosa Emmeline infligió más belleza en mi corazón. –Sarah... –He hablado largo al volver a quitarme la barba de la cara. –... tu amo es Vlamir. no salgas de su clan, por mí. Sabes que
Rex... Analicé bien cada parte de aquel lugar, que ahora era mío. Sentarme en un lugar que podía llamar mío, y de cierto íncubo despreciable. Sonreí largamente con aquella felicidad extrema, miré entre cada objeto que allí tenía. El dulce sabor de la victoria y el poder caminaban juntos a mi favor. Y estaba adorando aquel momento precioso, por el cual luché con uñas y dientes. Y poco a poco lo conseguí. Uniendo fuerzas y por un azar del destino. Teniendo la suerte a mi favor. Llevé mis dedos hasta el vaso redondeado y cuadrado de whisky. Y llevé hasta mis labios bebiendo un poco. Oí a alguien tocar a mi puerta. Y mis ojos se lanzaron en su dirección:–Entra! –dije con gusto al mandar.–... –Vince entró con aquella mirada demoníaca, que no salía en aquella carne que poseía siendo un demonio de bajo nivel que nosotros. –Señor, la reunión. Todo el mundo está esperando!–Vaya. –Pronuncié con una sonrisa, tomando en un trago la bebida y levantándome de aquella silla. Quería q
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Seguía mirando a esa humana... inerte y dormida en esa cama de hospital. Emme... La mujer que era el centro y el significado de mi vida. Y que ahora no tenía forma de saber, cuando la misma despertaría nuevamente o cuando podría ver esa mirada marrón e intensa en una expresión de deseo por mí. Respiré hondo mientras las mías iban de sus bellos cabellos, ondulados y largos, hasta el resto del cuerpo. Que un día fue mi fuente de placer y... amor. Amor que aún sentía profundamente, y arraigado por ella. Llevé mis dedos hasta su bello rostro, que aún respiraba sólo por una pequeña máscara de oxígeno. Me detuve en el aire, a centímetros de distancia. Para que mi poder no absorbiera toda su energía. Ojalá pudiera tocarla de nuevo, pero eso la debilitaría. Especialmente desde ese día en el que pude recuperar mis recuerdos del pasado y pude ver quién era realmente. Y porque todo ese sentimiento intenso tenía
–Fue una aventura con mi madre en la adolescencia, y rindió eso que soy ahora. –Sonrió levemente con aquella mirada, que noté que eran lentes. Por Lucifer, aquella chica sabía bien mentir y extender. La observé con un semblante orgulloso. –Y como vine a visitarlo, vino a presentarme a su compañera. –Bueno, vámonos. cualquier cosa, Kyle, si necesitas también me llamas! –¡Bien! –Sonrió de la manera seria de él y nos golpeamos uno en cada hombro amigablemente. Y eso en el pasado sería imposible para mí, ya que él sería un rival potencial. Él siguió por el pasillo y fui por el otro hasta el ascensor. –Eres una demonia en mentiras. –Comenté la mirando mientras las puertas metálicas se cerraban frente a nosotros. Me miró fijamente y me sonrió. –Aprendí de mi padre Carlisle. –Y giró hacia adelante, como si tuviera los hombros más ligeros. –Cínica. –¿Cínica yo? Mira quién habla. –Respondió con aquella rebeldía que me gustaba, pues eso me recordaba de Mavis. ¡Seguro que las dos no se ll
–Carlisle. –Habló y después miró a su padre. –Padre, perdón por no acordarme de usted, pero... mejor olvídese de mí y de mi madre. ¡Ya que somos vampiros! - Pronunció dejando con una cara de dolor. –¿Ese es el hombre que te arrojó a algún nido? –Me miró con rabia y furia. –No, Carlisle, me adoptó y me ha protegido. Quien lo hizo fue... –Se demoró. –... Rex! –Moví los brazos y nos desvanecimos en el humo, y vi a los demás correr hacia el medio. Mientras aparecía en el parapeto del edificio y los observaba. Sarah hizo una cara de dolor y la abracé desapareciendo de allí. Llegamos al balcón de mi apartamento, que ya había arreglado las puertas de vidrio. Sarah me abrazaba fuerte, cuando oí a la misma comenzar a llorar. Deslicé mis brazos y retribuiba acariciando sus cabellos largos y oscuros. Estuvimos allí por minutos eternos, hasta que la misma se calmara. Ella se distanció y secó las lágrimas con la manga del abrigo. Inhalando y me miró de mala manera. –Disculpa. –Me pedist
Rex... Observé bien, aquel íncubo arrodillado y debilitado. Sonreí largamente con aquello, sentí algo inundarme de inmediato. Como una felicidad extrema, en la que todo estaba saliendo según mis planes. Suspiré ruidosamente al ver a Millo a mis pies, me senté en aquella silla negra y acolchada. Mirando al resto de su grupo, que estaba totalmente encadenado con bandas simbólicas que los debilitaban. Oí un susurro de lo mismo que me hizo decir:–¿Qué? No oí bien. –Dije un om burlón, y Eliz se puso de mi lado.–Vete a la mierda y come mi mierda. –Me miraste con furia, que me encantó. –Tú... y tú también, Kart. ¡Es más despreciable que ese mierda, por unirse a lo mismo!–No veo ningún problema, me dio los distritos de Denver y Samall. –Kart aquel hombre de tonalidad negra y seria, vio como todos que conmigo saldría en beneficio. –Tú, Millo, con tus etiquetas de honor... ¡Está en el lugar que siempre mereció! –Habló burlón, que me hizo realmente tener una simpatía por él. –Bueno qu