ya casi acabamos. queremos historia de los hijos? o mejor no? Y tranquis que los caps sobre Kalila están por publicarse, no crean que eso es así como así.
POV. DAN.No, definitivamente no estaba muerto.¿Por qué? Tal vez un milagro, tal vez tenía más cosas que hacer, tal vez merecía una oportunidad con mi hija, tal vez Sam podría perdonarme y Lucía también.Sin embargo cuando abrí mis ojos no había nadie en la habitación.Mis padres vinieron varios días después. Un poco cansados y aturdidos, me habían estado cuidando de día y de noche y aunque yo no podía creerlo, Sam también.Sí, de alguna forma ella logró perdonar todo lo que le hice pasar y Bryan dejó que viniera.No podía culpar, Sam era una mujer hermosa, inteligente, de una personalidad arrolladora y era esa mujer que iba a estar contigo dándote el mundo aunque tu destruyeras el suyo. La recuperación no fue sencilla, pasó de ser un médico reconocido y galardonado a un hombre que necesitaba de una silla de ruedas para moverse.Así que mantenía a una enfermera todo el tiempo a mi lado que básicamente hacía todo por mí. Mis padres recuperaron sus hospitales, porque Lucía convenció
“Es mejor dejar de castigar a un culpable que castigar a un inocente” Código napoleónico.POV. LUCÍA.— ¿Por fin? — Hola — la saludé y sonreí. — ¿Por fin? — Volvió a preguntar.— ¿No aprendiste modales en todo este tiempo?El silencio del lugar era tan grande que pesaba sobre nuestras cabezas, termine mi camino hasta la silla en la que siempre me sentaba y la arrastre no muy lejos de los barrotes blancos.— Mi señora, aquí estoy a su merced y a su servicio — la voz de Kalila tan dulce como era, resonó en mis oídos.— No, no has olvidado tus modales, pero tampoco te puedo culpar por querer ser un poco rebelde.— Por favor mi señor — dijo con la voz muy bajita.— ¿Qué quieres?— Irme.— No — fui radical y contundente con mi respuesta, me puse de pie y encendí la luz.La luz suele volverla loca, grita, chilla, gime de dolor, se arrincona debajo el catre metálico y súplica porque mantenga todo a oscuras. Claro que esto no fue algo que pasó así como así.Desde que Sebastián me dijo en
POV. LUCÍA.— ¿Estás bien? — La pregunta de Alexa me tomó por sorpresa.La mire fijamente y levante mis hombros como si fuera una niña pequeña. ¿Qué podía decirle? Qué si, pero que de alguna manera el miedo no se iba de mi pecho.Qué no, porque nunca imaginé que yo podría llegar a tener tal nivel de crueldad, frialdad y dureza. Pero tampoco me arrepiento porque de cualquier manera, hice lo que tenía que hacer para proteger a mi familia. Sí, al final del día todo se trataba de eso, de mi familia, de la familia que tanto había anhelado y que había logrado conseguir.Un esposo, dos hijos, cuatro mujeres que eran como mis hermanas, sus esposos que eran como mis primos y eso que no estaba contando a Sam que no sabía muy bien dónde ubicarla pero allí estaba para mí.— ¿Lista para regresar a casa? — Mi conductor personal preguntó con la misma sonrisa de siempre.Por un momento sentí que estaba distante del mundo, mis oídos pitan, no podía escuchar al 100 % y sentí la boca seca, tal vez mi
POV. CARMEN.— ¿Qué haces?— Me escondo.— ¿Por qué? — Estoy cansado — dijo con los ojos casi cristalizados, las manos a lado y lado de su cabeza y soltando el aire como si cargará el peso del mundo.— ¿Tú estás cansado? — Volví a preguntar como si no le creyera, porque de verdad no le creía nada.— Se que no lo parece pero…— Felipe — dije lentamente antes de que mi ojo derecho comenzará a saltar por el mal genio.— Lo sé, lo sé, no puedo quejarme por nada de lo que hice hoy… — me senté a su lado y suspire. — Sí, sí puedes quejarte, yo me quejo todo el tiempo — tome su mano y sonreí.— No quiero ni imaginar cuando ellas crezcan, esto va a ser… — Una guerra — reí.Entonces el tiempo pasó y la vida fue… Bueno la vida fue la vida…Sí, yo no había sido siempre la princesa de mamá, más bien tuve que ser una guerrera de mamá, ayudarla y salir adelante era como una ley de vida para mi no dejarme vencer y no tener miedo y tampoco tenía derecho a quejarme o a llorar por las noches cuando me
POV. BRYAN.Cada golpe que estaba recibiendo mi pequeña era como una tortura a carne viva, su nariz empezó a botar sandre, su labio estaba visiblemente roto y las uñas de su madre iban a hacer un huevo en mi brazo y mi cuello, mi esfuerzo por retener a Sam era minimo, mi amada esposa seguía teniendo ese trasero firme por tanto yoga, pero pesaba lo mismo que una pluma.Y aunque me dolía tenía que darle una lección a ese pequeño bastardo por lo que había hecho, pues eso no fue lo que se le enseñó en casa y mucho menos a actuar como un cobarde.— Detenlo por favor — gimoteo Sam y mire a Carmen que tenía sus manos cubriendo su boca por el impacto de la situación,la vi derramar una lágrima mientras se inclinaba hacía Felipe.— Carmen — la llamé y ella me miró confusa.— Detenlo por favor — sentí aún más angustia en Carmen que en Sam.Deja a Sam a un lado, me acaricie justo donde ella había clavado las uñas y sentí el calor de la sangre y gruñi, tal vez en otras circunstancias hubiese estado
POV. SOFI.Me duele la cabeza.Me duele mucho.Es un dolor punzante y me arden las muñecas, mis ojos pesan y siento que mi estómago duele.Parpadeo un par de veces y me doy cuenta que sigo viva, quiero llevar mi mano directamente a mi estómago, allí donde se supone que había vida, pero no puedo, se siente pesada y yo demasiado débil para levantarla. Seguía mirando al techo, recordando el mensaje de Miguel, las fotos de él con esa porrista de piernas largas y trasero empinado, la prueba positiva que me habían entregado en la mañana del día anterior y todo empezó a pesar más, me sentí mareada y gimotee un poco.Abrí mis ojos y empecé a examinar lentamente la habitación de hospital, la luz, flores, una bomba enorme con forma de oso y eso me partió de dolor, escuche una especie de ronquido, uno que yo conocía muy bien y mi mente me jugó una mala pasada, primero sonreí, sentí ese calor reconfortante en medio de mi pecho y luego el recuerdo de Miguel sobre los pechos de esa porrista.Gemí.
POV. LAILA. — ¡Vamos, una más! — Carajo no cabía una gota de sudor más en mi frente. ¿Cómo que una más?Esto ya era demasiado.Maldije y suspire, mire al frente y mis manos estaban apretadas en puños, mis piernas se movían tan rápido como podía mientras seguía apretando ese maldito botón.Cerré mis ojos y maldije de nuevo.¿Qué estaba haciendo allí?Ni una m*****a idea, pero igual lo hacía.¿No podía parar? Sí, siempre podía detenerme y volver a casa a dormir, pero no.Así no era yo.Siempre terminaba todo lo que empezaba y este día especialmente me había levantado a las 4 de la mañana, había tomado una ducha de agua fría para la piel y el cabello, me había hecho toda una rutina de skincare y ahora está sudando hasta en el trasero sobre una bicicleta de spinning para sacar no sé qué demonios.La música de la clase retumbaba en el lugar, pero parecía que nada entraba por mis oídos, todo era silencio para mí, solo seguía las instrucciones del profesor y aumentaba la presión o la dismi
Los odios.Los amo también.Pero no voy a negar que en días como hoy, realmente los odio a todos.La música está en un volumen infernalmente alto, las luces parecen más fuertes, las risas suenan más duro y las palabras parecen que no se hablan si no que se gritan.Se lanzan a la piscina, se ríen, beben cócteles, vuelven a reír y yo busco esa melena rubia que me da paz, pero que no encuentro por ningún lugar.Mis ojos recorren el lugar con desespero, pero también con anhelo, con algo de diversión, un poco de rabia de ver a mi pequeña Star que ahora es toda una señorita con los ojos hinchados y al otro lado del salón veo a Miguel más flaco, pálido y con la barba hecha un asco.— Deberías decirle que se afeite — le dije a Felipe que suspiro.— Ya no es el mismo, no escucha, no ve, no hace nada, solo duerme y a veces no come.— ¿Qué pasó?— No dice nada.— Star tampoco.Solté el aire de mis pulmones y vi a Leo y a Theo riendo y lanzando al agua a la pequeña Dulce hija mayor de Dan y Sam, l