sigo llorando... Pero feliz.
POV. SEBASTIÁN.Mis manos están a lado y lado del rostro de Lucía, su frente está perlada de sudor, sus labios algo hinchados y rojos, sus mejillas rosadas, sus pupilas dilatadas y una sonrisa se expande en mis labios.Ella sonríe en respuesta.¡Carajo!Me puse duro otra vez.Respire profundamente y la bese solamente con la lengua, la punta de mi lengua recorrió sus labios y ella gimió.— Mía — susurré sobre uno de sus pezones y la escuché reír.— Tengo dos hombres más.— Pero ellos no cuentan, son un par de infiltrados — dije mientras mi lengua iba en su ombligo y vi como su cintura se retorcía.— Son tus hijos — chillo riendo.— A veces me caen mal, porque te ocupan demasiado.Ambos reímos y subí de nuevo sobre su cuerpo.— Tenemos que ir a desayunar.— Uno más.— ¿Es una petición o una orden?— ¿Qué quieres que sea? — Se mordió el labio inferior y eso me volvió loco.— Eso ya no importa, vamos a hacerlo realidad — le dije y sonreí.Me hundí en esa sin piedad, estaba húmeda, calien
POV. LUCÍA.El frío me envolvió, el miedo y el pánico, lo último que vi fueron los ojos picaros de Oliver, pero sus ojos no eran pícaros y su sonrisa de niño traviero ya no estaba, simplemente, era el mismo miedo que yo tenía lo que sus ojos me estaban dando.Llame a Sebastián, a Theo, a Leo, a Carmen, a Marie, le grité a Loren y a Francisca, inclusive llamé a mis padres, pero parecía que nadie me escuchaba.Estaba llorando en un oscuro rincón que no podía reconocer, tenía un vestido blanco de lino y el piso frío me abrazaba.No había nadie, no había nada.Luego todo empezó a tener un calor extraño, un sonido parecido a una música dulce y calmante me envolvió.— ¿Qué haces ahí? — preguntó el niño al que no podía ver el rostro.— No lo sé — dije llorando.— ¿Y por qué lloras? — Insistió con las preguntas.— No lo sé — me puse de pie y ya no era negr0 el suelo, era verde, un prado verde e iluminado, sentía el sol en mi piel.Y luego sentí el calor de una mano sobre la mía.— Ven, vamos
POV. LUCÍA.— ¿Estás segura? — Me pregunto Sebastián y yo termine de amarrar esas botas hasta la rodilla.— Sí.— No quiero que…— Mis manos ya están manchadas de sangre, acabe con Michael, y…— Y se que matar a una persona es un peso que puede marcarte de maneras muy negativas.— Lo es, pero también hice lo que tenía que hacer. Ese hombre casi acaba con Sam y las pocas posibilidades que tenía de ser feliz junto a Bryan.Seb me sonrió y no dijo nada más, sabía que estaba confundido y molesto por mi decisión, pero tampoco lo quería consultar con él.Todo lo que sabía de Alexa, era que Kalila había permanecido en una especie de calabozo con comida y agua, una cama y nada más.Nadie le hablaba, no veía la luz del sol y tampoco la luna, no podía leer, ni escribir, tampoco podía caminar demasiado y a veces tenía recaídas que la volvían histérica.— ¿Ese es Bryan? — le pregunté a Seb cuando vi la moto tras nuestro auto.— Sï, quiere ir y quiere hablar contigo.— No me va a convencer.— Tal
POV. LUCÍA.Dos años estaba por cumplir Theo, cada vez más grande, cada vez más independiente, mientras que Leo estaba por llegar a los 4 y las pequeñas de Carmen a los 5, la pequeña de Sam al tercer año y su pequeña cercana al segundo también, Marie tuvo dos pequeños seguidos de casi 3 años, era una locura verlos crecer a todos, mientras que la vida parecía tomar un rumbo más normal.— ¡Star, ven acá! — Grito Seb, mientras sostenía una maleta llena de cosas que no debía tener una niña.Sí, olvidé contarles que Star nunca se fue, bueno si se fue, pero no por tanto tiempo, casi un año después los trámites de adopción se hicieron oficiales y regreso a casa, pero con todo lo que había pasado con el padre de Seb y con Kalila, casi no pudimos ayudarla a adaptarse a nosotros, además de mi coma y el tiempo de recuperación, pero allí estaba a nuestro lado.Era nuestra mayor y sacaba un lado de Sebastián que no conocía, unos celos enfermizos por la pequeña que le salvó la vida una vez y entend
POV. LUCÍA.— Sebastian siéntate, ellos van a hablar.— Pero mi niña… Este mocoso… — Seastián — demande autoritariamente.Felipe se alejó de su hermano y se sentó al lado de Carmen.— Hace un año que empezaron — dijo David apretando sus labios y mirando a un lado con mucha rabia. Las cosas no estaban bien —. Primero fueron las chicas, le cortaron el pelo a Star, se lo dejaron en los hombros, pero no de una manera linda, más bien era un desastre de varias capas de pelo en diferentes largos.— Fue cuando hiciste ese cambio de look repentino — susurré y sentí un dolor asqueroso en mi estomago.¿Cómo no me di cuenta de que estaban molestando a mi pequeña?— Sí, ese día David me encontró llorando en el sendero del colegio,iba a una peluquería y él me llevó y pagó por todo.— Luego fueron sus libros, cuadernos, su casillero lleno de pintura, su uniforme lo rompieron varias veces, después fueron los chicos, comenzaron a atacarme porque se dieron cuenta de que yo defendía a Star, que la estab
POV. DAN.No, definitivamente no estaba muerto.¿Por qué? Tal vez un milagro, tal vez tenía más cosas que hacer, tal vez merecía una oportunidad con mi hija, tal vez Sam podría perdonarme y Lucía también.Sin embargo cuando abrí mis ojos no había nadie en la habitación.Mis padres vinieron varios días después. Un poco cansados y aturdidos, me habían estado cuidando de día y de noche y aunque yo no podía creerlo, Sam también.Sí, de alguna forma ella logró perdonar todo lo que le hice pasar y Bryan dejó que viniera.No podía culpar, Sam era una mujer hermosa, inteligente, de una personalidad arrolladora y era esa mujer que iba a estar contigo dándote el mundo aunque tu destruyeras el suyo. La recuperación no fue sencilla, pasó de ser un médico reconocido y galardonado a un hombre que necesitaba de una silla de ruedas para moverse.Así que mantenía a una enfermera todo el tiempo a mi lado que básicamente hacía todo por mí. Mis padres recuperaron sus hospitales, porque Lucía convenció
“Es mejor dejar de castigar a un culpable que castigar a un inocente” Código napoleónico.POV. LUCÍA.— ¿Por fin? — Hola — la saludé y sonreí. — ¿Por fin? — Volvió a preguntar.— ¿No aprendiste modales en todo este tiempo?El silencio del lugar era tan grande que pesaba sobre nuestras cabezas, termine mi camino hasta la silla en la que siempre me sentaba y la arrastre no muy lejos de los barrotes blancos.— Mi señora, aquí estoy a su merced y a su servicio — la voz de Kalila tan dulce como era, resonó en mis oídos.— No, no has olvidado tus modales, pero tampoco te puedo culpar por querer ser un poco rebelde.— Por favor mi señor — dijo con la voz muy bajita.— ¿Qué quieres?— Irme.— No — fui radical y contundente con mi respuesta, me puse de pie y encendí la luz.La luz suele volverla loca, grita, chilla, gime de dolor, se arrincona debajo el catre metálico y súplica porque mantenga todo a oscuras. Claro que esto no fue algo que pasó así como así.Desde que Sebastián me dijo en
POV. LUCÍA.— ¿Estás bien? — La pregunta de Alexa me tomó por sorpresa.La mire fijamente y levante mis hombros como si fuera una niña pequeña. ¿Qué podía decirle? Qué si, pero que de alguna manera el miedo no se iba de mi pecho.Qué no, porque nunca imaginé que yo podría llegar a tener tal nivel de crueldad, frialdad y dureza. Pero tampoco me arrepiento porque de cualquier manera, hice lo que tenía que hacer para proteger a mi familia. Sí, al final del día todo se trataba de eso, de mi familia, de la familia que tanto había anhelado y que había logrado conseguir.Un esposo, dos hijos, cuatro mujeres que eran como mis hermanas, sus esposos que eran como mis primos y eso que no estaba contando a Sam que no sabía muy bien dónde ubicarla pero allí estaba para mí.— ¿Lista para regresar a casa? — Mi conductor personal preguntó con la misma sonrisa de siempre.Por un momento sentí que estaba distante del mundo, mis oídos pitan, no podía escuchar al 100 % y sentí la boca seca, tal vez mi