Ayyyy noooo , díganme si camilo no es el más lindo? Amigas tenemos malas noticias, no nos queda más que tres historias, que eso serán dos días y este cuento se acabo. ¿Qué creen que pase con Leo y Theo? Pelearan los hermanos hijos de Seb y Lu... Será Dulce el talón de Aquiles de ese par?
POV. STAR.Bueno, no voy a negar que cuando llegue a la casa y vi a Lucía, digo, mi madre, con esa bata fina y tantos hombres custodiando el lugar, estaba por dar media vuelta y salir de allí, pero ella, fue ella la que me abrazó y me beso, me dio comida, un baño y una cama caliente, mientras Sebastián, digo, mi padre estaba recuperándose en el hospital, ella se hizo cargo de mí y de su pequeño hijo, mi hermano Theo.Sí, siempre supe que esta no era mi familia, lo tuve claro hasta aquel día en que los vi a los dos peleando por mí en la escuela.— Hola — me saludó David.— Hola.— ¿Cómo estás?— Bien.— Así que… tú también eres algo así como la paria de la familia. — No — le respondí cortante y el río.— Es que a veces siento que intentan tanto que no nos sintamos excluidos que finalmente…— No me siento así — le dije mientras me ponía mis tenis para salir a caminar por el condominio en el que pasamos ese primer verano juntos.Yo apenas llegaba a los 12. — ¿Cómo?— No pienso en lo qu
POV. DAVID. — Hola — saludé a mi tío Sebastián y me senté frente a su silla.— ¿Qué pasó?— Lo arruine — dije secamente.— Dime algo que no sepa — su voz daba miedo, su mirada aún más, pero yo estaba muerto y no sentía nada. Así que básicamente tampoco sentía miedo.— Ella cree que la estaba engañando.— ¿Por qué lo cree?Suspiré recordando todo, maldije un poco también y dejé caer una lágrima.Apreté mis manos en puños y quise hablar, quise decirle muchas cosas a mi tío Sebastián, pero estaba en ese punto de la vida que sentía que nada valía la pena, todo me pesaba y si moría o no, ya no importaba.Dos cosas eran ciertas en este momento, la primera es que Star no confía en mí y la segunda es que no me quiso escuchar.— Si te cuento, ¿algo va a cambiar? — Dav..Exactamente eso pensé, nada va a cambiar entre Star y yo — puse mis palabras porque nuevamente mi voz se estaba quebrando y es que solo pronunciar su nombre se sentía como mil dagas atravesando mi pecho —. Han pasado meses, c
POV. SEBASTIÁN. La imagen es un poco irreal.Realmente es irreal y me duele un poco porque no esperaba que sucediera tan pronto.En realidad lo que sucede es que nunca esperas a la muerte y mucho menos cuando golpea tan fuerte de imprevisto. Tragué el nudo grueso de mi garganta, Antonio, Bryan, Oliver, Elijah, inclusive Dan y yo estábamos listos para tomar el ataúd. Felipe no, porque él simplemente…— ¿Listos? — No — dijo Felipe que estaba sentado en una esquina y bebió un gran trago de whiskey.— Felipe, hermano, tienes que…— ¡Carajo! Qué no puedo — dijo agarrándose la cabeza.Elijah y Oliver fueron los primeros en salir de la habitación, Bryan y yo los seguimos y detrás nuestro Antonio con Felipe.La iglesia estaba extrañamente llena, extraño para una persona de tan pocos amigos, de tan pocas palabras, pero supongo que tenía que entenderlo, de alguna manera los apellidos que nos secundaban a cada uno de nosotros no eran cualquier cosa.— ¿Dónde está?— En la primera fila de asien
POV. STAR. — ¡NO! — grité mientras corría.Creo que muchas veces en mi vida sentí miedo, muchas veces, cuando mi papá Sebastián casi muere luego de esas peleas intensas en la calle, cuando estuvieron a punto de vender mi cuerpo a ese asqueroso cerdo y así la vida poco a poco me fue quitando esos miedos terroríficos que no dejaban dormir.Al menos hasta el horrible incidente con David, incidente que había sido todo mi culpa, luego de ver las grabaciones que mi padre casi me obligó a ver, luego de analizar a detalle, todo daba vueltas en mi cabeza y solo pensaba en encontrarlo, en pedirle perdón y en…En tantas cosas que no sabría por dónde empezar.Pero esa noche, una noche con lluvia y vientos fuertes, en medio de ese puente, en medio de la noche y del frío, fue la noche que más miedo sentí y una noche de la que tal vez nunca pueda reponerne.Cuando el auto se detuvo abrí sin dudar la puerta, vi como el cuerpo de David se removió en medio de la lluvia y grité tan fuerte que sentí que
POV. THEO.— Yo voy — dije entrando al despacho y sabiendo lo que estaba pasando allí.— Theo, no — dijo mi padre y el tío Bryan se acercó a mi.— ¿De verdad quieres ir? — pregunto mirándome fijamente.— Sí, no tengo nada que vender, a lo mejor encontramos a la chica.— De acuerdo — el tío Bryan estiró su mano y me entregó su arma, era casi como si me estuviera iniciando en esta pequeña sociedad que conformaban mis padres y mis tíos.— ¡Que no! — dijo mi padre y sonreí.— ¿Por qué no? — preguntó el tío Bryan.— Te vas porque estás huyendo y eso no está bien.— ¿No fue lo que hiciste cuando te refugiaste en las calles y casi te muelen a golpes? — Mocoso, impertinente — dijo mi padre con ira.— Lo que hizo Dulce… — mi tío Bryan intentó justificar a la pequeña diablilla, pero negué con la cabeza.— Ya no puedo pensar en eso.— Viajamos mañana a las 4 de la mañana — Tom y Dante entraron con su ropa de chicos malos, mientras que mi querido primo Piero, tan refinado como era, entró con un
POV. THEO.— Levántate — escuche esa voz más bien como un eco lejano —. Por favor no te mueras —. Po… Por favor — estaba sollozando.Gruñí fastidiado, ese sollozo me recordaba a mi prima Bianca cuando hacía sus berrinches.Cerré los ojos con fuerza una vez más y recordé, el dolor en mi cuerpo, el zumbido en mi oído izquierdo, mis costillas y me costaba respirar, no, no era mi prima Bianca y tampoco estaba en casa con resaca.Abrí los ojos rápidamente, y la poca luz me ayudó a no sentirme tan ciego. — ¡Estás bien! — los delgados brazos de la chica me envolvieron y sentí un calor cubrir mis mejillas.¡M¡ierda! Pero no tenía tiempo de nada.— ¿Hace cuanto?— Quince minutos — dijo limpiándose las lágrimas.— Tenemos diez para salir de aquí. ¿No ha sonado la radio? Ella se estiró un poco lejos de mí y estiró entre sus pequeñas manos lo que quedaba del radio que había logrado camuflar para comunicarme con mis primos, pero que ahora era como un puré de papá tecnológico.¡Carajo! Por un
Lucía caminaba lentamente por el pasillo del hospital, en shock. Sus pasos resonaban en el frío suelo de mármol, cada uno más pesado que el anterior. La noticia que había recibido hacía apenas unos minutos seguía repitiéndose en su mente, como un eco interminable. Sentía un nudo en la garganta y sus manos temblaban ligeramente. Estaba asustada y poco convencida de lo que le acababan de decir, como si su mente se rehusara a aceptar la realidad que ahora enfrentaba. Miraba a su alrededor, buscando alguna señal que le indicara que todo era un mal sueño del que pronto despertaría, pero los rostros serios y las miradas preocupadas de los médicos y enfermeras sólo confirmaban lo inevitable.— Está embarazada — fue lo que le dijo el doctor con una sonrisa en la cara que ella no supo interpretar.— ¿Qué? —preguntó incrédula —. No, eso es imposible, yo no puedo estar... ¿embarazada?El doctor asintió con firmeza, sin perder la sonrisa.— Los análisis no mienten, Lucía. Todos los signos están a
Lucía estaba perpleja mirando a Sebastián mientras que se alejaba de ella de la manera más tranquila.¿Cómo sabía que estaba embarazada? ¿No había nada oculto entre el cielo y la tierra para ese hombre? Lucía se quedó allí, luchando por procesar lo que acababa de suceder. La intrusión de Sebastián en su vida en un momento tan vulnerable solo añadía más sombras a su ya complicado panorama. Pero una cosa era segura: debía descubrir la verdad.Sebastián caminó hasta la oficina del director, se sentó cómodamente en la silla principal y esperó a que el calvo y anciano hombre entrara.— Señor Waldorf — dijo casi con miedo el director del hospital.— Vengo a recompensarlo.— Yo... Por favor, si lo que hice por usted se llega a saber, mi vida profesional estará destrozada.— ¿Lo que yo le hice hacer? ¿O será más bien lo que usted hace por dinero? Ambos sabemos que no soy el primero en venir a ofrecerle dinero por una que otra jugada sucia — dijo con arrogancia y una sonrisa —. No seamos hip