POV. THEO.— Levántate — escuche esa voz más bien como un eco lejano —. Por favor no te mueras —. Po… Por favor — estaba sollozando.Gruñí fastidiado, ese sollozo me recordaba a mi prima Bianca cuando hacía sus berrinches.Cerré los ojos con fuerza una vez más y recordé, el dolor en mi cuerpo, el zumbido en mi oído izquierdo, mis costillas y me costaba respirar, no, no era mi prima Bianca y tampoco estaba en casa con resaca.Abrí los ojos rápidamente, y la poca luz me ayudó a no sentirme tan ciego. — ¡Estás bien! — los delgados brazos de la chica me envolvieron y sentí un calor cubrir mis mejillas.¡M¡ierda! Pero no tenía tiempo de nada.— ¿Hace cuanto?— Quince minutos — dijo limpiándose las lágrimas.— Tenemos diez para salir de aquí. ¿No ha sonado la radio? Ella se estiró un poco lejos de mí y estiró entre sus pequeñas manos lo que quedaba del radio que había logrado camuflar para comunicarme con mis primos, pero que ahora era como un puré de papá tecnológico.¡Carajo! Por un
POV. PIERO.— Carajo, eres como un manjar — dije mientras la miraba desde abajo —. Sí, definitivamente el mejor y más dulce coño que me he comido —sonreí y soplé suavemente sobre su clítoris. — ¡Ahhh! — Ella gimió y echó su cabeza atrás, tomó uno de sus pezones y pellizco con fuerza, hasta que volvió sus ojos a mi.— Mírame — le ordene y se mordió los labios —. Quiero toda tu atención en mí.— Piero, por favor — estaba suplicando.Pero no sabía porque suplicaba, por su liberación o porque me había metido entre su piel en menos de dos semanas.Sin embargo ella se me había metido hasta el alma en dos días.Dos días fue todo lo que le tomó a esta dulce pastelera joderme la cabeza y casi arruinar los planes de venganza que amasaba entre mis manos.Odiaba a mi hermana.Amaba a mi hermana.Nadie más que yo podía joder a mi hermana.La primera vez que la vi estaba con ese mandril de flores rosa y lilas y parecía más bien sacada de una dulce película infantil en la que era la salvadora de lo
POV. THEO.— ¡¿Quién eres?! — El grito de Jesse, me sacó de golpe de mis pensamientos. — Shhhh — la regañe y tiré de ella para que se sentará junto a mí.— Habla — dijo con los dientes apretados casi gruñendo y con lágrimas desbordadas por sus ojos —. ¿Por qué ese hombre dijo que tu familia lastimó a mi hermano?— No es el momento.— Es ahora o no…Entonces un golpe sonó fuerte en medio del lugar, una varilla, gruesa y pesada, pasos también se escucharon y sabía que ya no estábamos solos.Respire profundamente y tomé sus manos entre las mías.— Me gustas — le dije y la besé, fue un beso profundo —. No se si vamos a salir vivos de aquí — suspire y mire al suelo, pero me reí —, pero me hiciste feliz durante este tiempo y solo sueño con que te conocí en otras circunstancias y que nosotros… — trague el nudo grueso y escuche como disparaban al aire, asustandonos —. Toma.Le coloque el reloj que era mi gps y la maleta roja al frente.— ¿Qué haces? — Tenía mucho temor en su mirada y estaba a
POV. LEO.— Mmmmm — gemí mientras sentía algo humedo.Sacudí mi cabeza y me removí.Sí, definitivamente había algo allí. Algo que subía y bajaba muy caliente, húmedo, suave, me sentí más duro que nunca.Parpadeó y abrí mis ojos lentamente para ver como la sabana subía y bajaba constantemente y mi mente conectó con la realidad.¡Carajo! Se sentía como el cielo.Levante la sabana y esos ojos pícaros, divertidos, traviesos, amables y soñadores me miraban, mientras me daban la mejor mamada de mi vida.Dulce estaba allí dándome los buenos días, como lo hacía desde hace 4 días.— Hola — susurro y su boca goteaba un poco.Era la mejor imagen que mis ojos habían visto jamás, sentí como la sangre recorría mis venas y como podía quedarme ciego en ese momento y no me importaría.— ¡Tú..Rio y volvió a abrir su boca metiéndose toda mi m¡embro a la boca.— Dulce — gemí mientras tomaba su pelo en mi mano y lo enredaba entre mis dedos para marcar el ritmo.Sus labios eran la gloria, ella era la glo
POV. DULCE.Algunos estaban molestos conmigo y podía entenderlos, no conocían toda la historia.Mi prima Bianca dejó de hablarme y mi hermano me reprendió durante unas dos horas, pero no me importó. Sabía que me veían como la paria, la mala, tal vez hasta me estaban comparando con mi padre biológico en sus cabezas.Pero no me importo, solo me preocupaba por Theo, porque sabía que le había causado daño, pero Leo no, Leo se merecía cada gota de dolor que le hubiese causado.Lo que me hizo no fue solo repugnante, fue miserable y cobarde.Me ilusiono, me regaló un millón de momentos en una tarde, me dijo cosas que se dicen cuando amas y luego simplemente me abandonó, se fue y apareció tiempo después como si nada, me ignoró y siguió de largo.Hizo su vida, mientras que yo me quedé varada en ese día, en esa noche, en todo lo que hicimos que parecieron años y fueron apenas horas. Me llevo del infierno al cielo, para luego hacerme caer más bajo.Durante meses me sentí insuficiente, poca cosa,
POV. JESSE.— Hola — dije suavemente.Vi como su cabeza se movía de lado a lado y gimoteo cuando intento mover su mano, así que deslice mis dedos entre los suyos y me di cuenta de lo frío que estaba. — No te esfuerces, debes… Descansar — susurre. — Mmmm.Fue todo lo que dijo, antes de caer de nuevo en un sueño profundo, tampoco es como si fuera necesario que dijera algo más. Bueno en realidad si tenía que decir algo más, tenía que explicarme un millón de cosas, pero por el momento mientras estaba respirando todo estaba bien.Volví a mi lugar a su lado, una silla un poco dura y una almohada.¿Por qué? No conocía a nadie allí, no tenía idea de quienes eran, no tenía idea de sus nombres, ni de quienes eran, no sabía nada sobre nadie, solo que nos habían salvado y aunque estaba agradecida, también tenía miedo, así que cuando me iban a dar el alta, no lo pensé demasiado y las cosas se pusieron intensas.Cerré mis ojos apretando levemente la mano de Kevin mientras recordaba lo que había p
Lucía caminaba lentamente por el pasillo del hospital, en shock. Sus pasos resonaban en el frío suelo de mármol, cada uno más pesado que el anterior. La noticia que había recibido hacía apenas unos minutos seguía repitiéndose en su mente, como un eco interminable. Sentía un nudo en la garganta y sus manos temblaban ligeramente. Estaba asustada y poco convencida de lo que le acababan de decir, como si su mente se rehusara a aceptar la realidad que ahora enfrentaba. Miraba a su alrededor, buscando alguna señal que le indicara que todo era un mal sueño del que pronto despertaría, pero los rostros serios y las miradas preocupadas de los médicos y enfermeras sólo confirmaban lo inevitable.— Está embarazada — fue lo que le dijo el doctor con una sonrisa en la cara que ella no supo interpretar.— ¿Qué? —preguntó incrédula —. No, eso es imposible, yo no puedo estar... ¿embarazada?El doctor asintió con firmeza, sin perder la sonrisa.— Los análisis no mienten, Lucía. Todos los signos están a
Lucía estaba perpleja mirando a Sebastián mientras que se alejaba de ella de la manera más tranquila.¿Cómo sabía que estaba embarazada? ¿No había nada oculto entre el cielo y la tierra para ese hombre? Lucía se quedó allí, luchando por procesar lo que acababa de suceder. La intrusión de Sebastián en su vida en un momento tan vulnerable solo añadía más sombras a su ya complicado panorama. Pero una cosa era segura: debía descubrir la verdad.Sebastián caminó hasta la oficina del director, se sentó cómodamente en la silla principal y esperó a que el calvo y anciano hombre entrara.— Señor Waldorf — dijo casi con miedo el director del hospital.— Vengo a recompensarlo.— Yo... Por favor, si lo que hice por usted se llega a saber, mi vida profesional estará destrozada.— ¿Lo que yo le hice hacer? ¿O será más bien lo que usted hace por dinero? Ambos sabemos que no soy el primero en venir a ofrecerle dinero por una que otra jugada sucia — dijo con arrogancia y una sonrisa —. No seamos hip