Prefacio

Una linda joven de 19 años camina por las calles de la ciudad después de salir de la universidad cuando un automóvil la secuestra.

Amelia no recuerda como llego a una casa donde la tiene atada de manos y pies, despertó muy adolorida pensando lo peor.

— No te hicimos nada, en un año vas a ser libre, te vamos a pagar una buena suma de dinero, vamos a pagar el tratamiento de tu madre si colaboras — le explica un hombre con una máscara negra en la cara.

Amelia acepta —¿Que tengo que hacer?— estaba preocupada por la salud de su madre y el dinero para ese tratamiento.

La inseminación artificial es un procedimiento fácil de realizar, la única posibilidad de ser padres de una pareja sin hijos es un vientre de alquiler.

Después de 9 meses, Amelia da a luz a una niña, recuerda ver sus ojos y su carita, lo único que puede quedarse de ella.

La suben al mismo auto y como si ese año no existiera la regresan al mismo lugar donde fue raptada.

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Lejos de allí en una de las casas más ricas del país.

Un hombre fuma un cigarrillo — Esto es una locura mamá, Vanesa está muy enferma y no va a tener tiempo de ser madre — explica Rodrigo Carbó, uno de los herederos mas importantes del país.

— Tu esposa siempre quiso ser madre, dale esa opción y una oportunidad a esta niña abandonada — pide Raquel de Carbó, la matriarca de la familia.

Rodrigo alza a la pequeña, tiene una conexión especial y acepta, no sabe porque se encariño con ella.

Quizás porque es la hija de una de sus muestras de inseminación que logró concebir en el vientre de una joven universitaria que algún día llegara a su vida.