Al entrar a la habitación Elida se encontró con Aníbal despierto, se acercó rápidamente. “¿Te encuentras bien? ¿Quieres que llame al doctor?”. Aníbal negó tratando de quitarse el catéter. Elida paró sus movimientos apretando fuerte su mano. “¡No! Espera a que llame al doctor, te puedes lastimar”. Aníbal le dirigió una mirada de advertencia , ella abrió mucho los ojos avergonzada y retiró sus manos. “Solo…No quiero que vuelvas a recaer”. Aníbal se apoyó en la cabecera respirando profundo, el doctor entró. “Señor Montecinos, de acuerdo a los estudios realizados hace un rato, todo esta bien, puede ir directo a especialidades, el doctor ya lo espera”. Elida sonrió, no necesitaba sacar una cita ni esperar mucho tiempo para que lo consultaran. “Gracias doctor”. Ella tomó los papeles y ayudó a Aníbal a moverse hasta el segundo piso, él en todo momento estuvo serio recordando a la mujer en su habitación. Llegaron al hotel, Katty estuvo en silencio todo el camino, Andrés la dejó ser. Ya e
“Aníbal”. Entró ya que la puerta estaba media abierta, el hombre estaba mirando por la ventana parecía fuera de este mundo. “¿Aníbal?”. El giro su rostro. “No quiero hablar”. No dejaba de pensar en la mujer del hospital, sus ojos eran hermosos y estaba seguro de que se conocían, aunque ella lo negara más sin embargo no podía recordar nada. Ella se mordió el labio y le mencionó con voz baja. “Hay un hombre… se llama Carlos, quiere verte, dice que te conoce”. Aníbal frunció el ceño. “¿Carlos?”. Elida afirmó. “Está en la sala esperándote”. Ambos salieron de la habitación, Andrés estaba de pie del otro lado de la habitación, observó detenidamente a su amigo. “Aníbal”. Le dolió verlo de esa manera. Aníbal condujo su silla también examinando al hombre frente a él. “No te conozco”. Andrés se acercó. “Soy Andrés…” Él levantó la vista encontrándose con la mirada de Elida quien al escuchar su verdadero nombre sintió un pinchazo en el corazón y se burló de sí misma, decidió alejarse a la c
Antes de regresar al hotel recibió una llamada de Mariano, ella estaba indecisa, no quería contestarle al hombre, respiró profundo y trató de calmar su agitado corazón. Hola”.“Elida”. Escucho a la chica. “Señor Mariano”. “¿Cómo va todo?”.Elida con nerviosismo le comentó. “Bien, el doctor empezará a verlo a partir de mañana”.“¿Hay algo más que quieras decirme?”. Preguntó el hombre.Elida habló titubeante. “N… No… Todo bien”.“Aníbal está tomando su medicamento a tiempo”. Siguió interrogando a la chica.Elida miró a todos lados sintiéndose presionada. “Si”.“Es importante que lo haga para su recuperación ¿Entiendes?”. Tenía un tono de advertencia.Ella solo volvió a aceptar. “Si”. Colgó el teléfono y respiro largo.Al regresar a la habitación, se encerró en su habitación, caminaba alrededor pensando que debería hacer, su idea era ir con el doctor o decírselo a Aníbal o podría… decirle a Andrés. Se detuvo recordando al hombre, salió de su habitación y se fue directo a la siguiente su
Karl aceptó, juntos salieron del lugar, Mariano fue detrás de ellos, en la entrada los encontró subiendo a un taxi, subió a su auto rápidamente y los seguía, llegaron al cementerio, Cristina y Karl bajaron del taxi, compraron flores en la entrada, después entraron y caminaron algunos metros hasta llegar a una tumba, Cristina sonrió triste al leer el nombre en la tumba, era Leticia, la madre de Aníbal, Cristina dejo las flores limpiando un poco alrededor, estaba muy abandonada. Karl se limitó a observar todo en silencio y leyó el nombre, pero nunca lo había oído antes. Cristina limpió sus lágrimas y con una cálida sonrisa empezó a recordar a la mujer. “Era una buena amiga, vivimos juntas muchos años, alegrías, tristezas, padecimos muchas veces, pero nuestra amistad cada día se hacía más fuerte”. Tomó un respiro. “Ella enfermó y partió muy joven”. Observo el cielo. “La extraño mucho…” Se quedaron un tiempo más ahí observando la tumba, hasta que Cristina mencionó. “Es hora de irnos”. E
Compraron un helado y llegaron hasta un parque cerca, después de deambular un tiempo, Cristina sacó su teléfono para pedir un taxi de aplicación y le comentó a Karl que no tardaría mucho, ella seguía la ubicación del taxi en el mapa cuando una camioneta se estaciono frente a ellos. No hubo tiempo de reaccionar, unos hombres los metieron dentro y condujeron lejos de ahí.Cristina gritó y no pudo hacer nada. Karl forcejeo con los tipos hasta que escuchó una voz. “Quédate quieto muchacho”. Karl levantó la mirada encontrándose con la de Mariano que lo examinaba.Cristina abrió mucho los ojos. “¿¡Qué quieres Mariano?! ¡Déjanos ir! ¡No puedes llevarnos a la fuerza!”.Karl se recargó en el asiento y no dijo nada más, mientras Mariano seguía analizando al chico, ignoró completamente a Cristina y sus solicitudes. “Tu… ¿Eres hijo de Katherine?”.“Quiero regresar”. El no deseaba contestar.Mariano se acarició la barbilla pensando. “Necesito saber… si eres hijo de Katherine”.Karl lo observó por
Cristina llamó a Katty antes de bajar avisando lo que pasaba, Katty al colgar el teléfono caminaba de un lado a otro nerviosa en la habitación, ya tenían hechas las maletas, estaban apuntó de irse al aeropuerto cuando Cristina les avisó. Andrés se acercó tomando la mano de Katty. “Tranquila, encontraremos la solución”. Katty cubrió su frente preocupada. “Mariano es capaz de todo”. Andrés respiró hondo. “Creo que lo único que nos queda es decirle a Aníbal”. Katty se alejó de Andrés desconfiada. “¿Por qué?”. “Solo él puede darle un alto a Mariano, si le decimos todo lo que ha pasado”. Andrés le explicó. Katty negaba con la cabeza. “No quiero verlo”. Ella caminó por la sala más afligida. “No quiero que sepa de los niños”. Ellos se quedaron discutiendo los pros y contras. En la otra suite… Aníbal tenía una pesadilla, Katty aparecía en sus sueños, pero ella siempre estaba triste o llorando, en la última imagen Katty estaba hincada frente a él suplicando, él observaba su rostro l
En el comedor Cristina y Karl tomaron asiento, Mariano ya los esperaba, tenía una gran sonrisa en sus labios, no dejaba de mirar al chico, pidió que sirvieran la comida y trató de entablar una conversación con Karl, este solo lo miraba de vez en cuando y también lo ignoraba, no tenía ninguna intención de hablar, Mariano trató varios medios, pero fue imposible sacarle una sola palabra al niño, al final desesperado dio un gran golpe en la mesa con su mano. “¡Demonios! ¡Qué te pasa! ¡No escuchaste!”. Madre e hijo solo se estremecieron ante el estruendo y los gritos, Cristina contestó. “Karl no es muy hablador “. Mariano no entendía y recriminó inmediatamente. “Yo soy su padre, él tiene que hablar conmigo, conocernos”. Karl al fin habló negando ante las palabras de Mariano. “No es necesario, no te he necesitado estos años y no te necesito ahora”. Mariano furioso se levantó y miró a Cristina. “¡Qué fue lo que le dijiste! ¡Lo pusiste en contra mía!”. Cristina negó burlándose. “¡Yo no lo h
Elida también trató de detenerlo, Aníbal solo gritaba. “¡Duele, duele, duele!”. Los recuerdos regresaban poco a poco, pero con mucho dolor, imágenes del pasado recorrían su mente, era una Katty sonriente, donde le pedía matrimonio a Katty, en la cama desnudos juntos, Katty llorando y discutiendo con él, Katty sufriendo en un hospital, Katty suplicando hincada ante él… Aníbal gemía. “!No! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No es cierto! ¡Cómo pude!”. Gritaba tratando de estirarse el cabello dándose golpes con la mano. Cristina lloraba. “Aníbal detente, por favor, hijo, detente”. Elida no sabía qué hacer miraba a Andrés con temor. Mariano se dio cuenta de lo que pasaba, Aníbal no estaba usando las pastillas, giró a ver a Elida. Y caminó hasta ella apretándole el brazo. “¿Qué hiciste?”. Le reclamó Elida solo negaba con la cabeza. Mariano estaba hecho una furia. “¡No le diste las pastillas! ¡¿Qué fue lo que hiciste?! ¡Te dije claramente que no dejaras de darle el medicamento!”. Ella sol