TOMO 3. CAPÍTULO 164. Un chivo expiatorioLoganEstar con Liliana y los bebés es más de lo que me merezco, lo sé. Pero no puedo evitar sentirme feliz de estar aquí, en este momento, como si la vida me hubiera dado una segunda oportunidad que no esperaba.Mis días son tranquilos, o al menos lo parecen. Sigo ocupándome de los negocios, aunque la mayoría de las cosas las manejan mis abogados. Solo de vez en cuando voy a la oficina para supervisar algún detalle importante.Christian y Anthony me llaman de vez en cuando para saber de mí, aunque sé que en realidad lo que quieren es comprobar que no me estoy metiendo en problemas. Les digo que estoy bien, que pronto regresaré a casa. No estoy seguro de si lo creen, pero no insisten demasiado.La hacienda de Liliana tiene una energía diferente. La tensión se siente en el aire, pero increíblemente no tiene nada que ver conmigo. Todo gira en torno a Ryker ahora. Liliana está empeñada en encontrar pruebas contra él, en cerrar el capítulo de una
TOMO 3. CAPÍTULO 165. Cómplice o víctimaLilianaEl hombre frente a mí parece congelado. Su piel pasa de un tono rosado a un blanco enfermizo mientras me mira, intentando decidir si hablar o no. Finalmente, traga saliva y baja la mirada.—He notado cosas… cosas raras —admite con tono tenso—. Pero no me atrevería a cuestionar a alguien como el doctor Ryker. ¡Es demasiado poderoso, demasiado respetado!Me cruzo de brazos manteniendo mi expresión neutral, aunque por dentro la rabia me hierve. Es el mismo patrón de siempre: Ryker intimida, manipula y utiliza el miedo como su mejor arma.—Entonces, ¿has preferido quedarte callado mientras él sigue matando gente? —le pregunto con tono frío.Powell me mira, y por un segundo creo que va a defenderse. Pero luego baja la cabeza, derrotado.—No soy el único. Todos prefieren mirar hacia otro lado. ¡Además no tengo certeza de que esté matando gente! ¡Todas las donaciones parecen… legales! —espeta con frustración pero sé que si lo sintiera tan lega
TOMO 3. CAPÍTULO 166. Un hombre con autocontrolLoganLiliana y yo nos miramos durante el tiempo suficiente como para que esto se sienta un poco incómodo, pero los dos sabemos que tengo razón, que posiblemente ninguna de esa pobre gente haya firmado nada, y que Ryker solo los haya utilizado para el tráfico sin su consentimiento.Ella me hace un gesto de afirmación con la cabeza y luego alcanza su celular y llama a su contacto tecnológico y, aunque no lo conozco, siento que el tal Kolya me enciende la sangre. No tengo idea de cómo es, pero la forma en que Liliana se dirige a él, con tanta familiaridad y cariño, me da ganas de romper algo en dos aunque sea mi propia cabeza.Lili camina por el despacho mientras hablan, y el tipo le responde como si ella su prioridad en todo momento. Está completamente concentrada en la conversación, pero yo no puedo evitar fijarme en los detalles: la forma en que sonríe, como si hablar con él la tranquilizara.—Gracias, Kolya —dice con una voz cálida que
TOMO 3. CAPÍTULO 166. Un hombre con hambre de poderLilianaLogan me besa de nuevo, y por más que intento racionalizar lo que siento por él, me resulta imposible. Esto que hay entre nosotros es peligroso, como caminar al borde de un precipicio con los ojos vendados; y al final es un poco desesperado también, como si ambos supiéramos que nos estamos ahogando pero no pudiéramos soltarnos el uno al otro. Y sin embargo, no puedo evitar corresponderle, porque el magnetismo entre los dos es casi insoportable.Apoya su frente en la mía y luego se aparta con una sonrisa triste, pero antes de que este temblor que todavía me recorre desaparezca, se despide apresurado y se va a su habitación. Lo veo salir, y me quedo ahí, inmóvil, sintiendo todavía el calor de sus labios sobre los míos. ¡Soy una maldit@ tonta, pero al menos no estoy sola en el escaño de los tontos!Nos volvemos a encontrar unas horas más tarde, casi al amanecer, porque ambos escuchamos cuando los niños despiertan con hambre. Par
CAPÍTULO 1. ¡Sálvela!Liliana. —Ya no podemos seguir esperando, tu madre necesita un trasplante de riñón de emergencia. ¡Tienes que firmar para que podamos prepararla! —me apremia mientras mis ojos van al nombre bordado en su bata: Dr. Ryker.Frente a mí un doctor que no conozco me mira con impaciencia. Mi madre lleva esperando un milagro por años, pero en los últimos días su enfermedad se agravó de golpe.Tengo la mente un poco en blanco y otro poco en shock mientras reviso estos papeles que apenas entiendo. Son decenas y de todos ellos depende la vida de mi madre, y todos tengo que entregarlos con urgencia.—Entonces… si firmo esto, ¿mi mamá subirá en la lista para recibir un trasplante urgente, verdad? —pregunto y la voz se me quiebra porque estoy desesperada.A pocos metros de mí aquellos monitores a los que está conectada lanzan alarmas cada pocos minutos. —Sí, señorita Duque, así es —responde él, con un tono que me hace sentir como si fuera una niña tonta y asustada... quizás
CAPÍTULO 2. Una promesaLiliana“¡Llamen al doctor Benson!”“¡Traigan al equipo de trauma!”“¡Preparen el quirófano!”“¡Desocupen el piso!”Todos aquellos gritos resuenan a mi alrededor hasta que detengo a un médico por la bata.—¡Espere, oiga, escúcheme! —demando casi con violencia—. ¿Cómo que van a desocupar el piso? ¡Mi madre está grave!—El dueño del hospital acaba de llegar. Tuvo un accidente y está en estado crítico. ¡Es una emergencia, señorita!Siento que el corazón se me rompe un poco más. ¿Cómo puede ser? Todo el hospital parece estar pendiente solo de este hombre, mientras mi madre… mientras mi madre se queda sola, muriéndose y sin que nadie la ayude.—¡Necesito que un médico vea a mi madre, ahora! ¡Le hicieron un trasplante y se ve mal! —reclamo y el médico me mira con impaciencia, pero finalmente me hace un gesto para que lo guíe y corre a la habitación de mi madre detrás de mí.Estoy temblando y siento que las piernas apenas me responden. Cada vez que miro a mamá, el dol
CAPÍTULO 3. Cayendo en una trampaLilianaMi cuerpo no responde. Todo es oscuro y frío, pero siento un par de voces que retumban en mi cabeza, distantes y profundas. Mi conciencia va y viene por momentos, hasta que escucho un tono que reconozco y un escalofrío recorre mi espalda.“Prepárenla para el procedimiento”. Es la voz del doctor Ryker… estoy segura de que es él.¿Procedimiento? ¿Qué procedimiento? Lucho por abrir los ojos, por mover mis manos, hacer cualquier cosa, pero mi cuerpo sigue inmóvil. Luego solo hay silencio, oscuridad y miedo.Cuando abro los ojos otra vez, lo primero que siento es una sensación de mareo. La luz blanca y cegadora del cuarto me molesta, y los sonidos de los monitores y el típico olor a desinfectante me dicen que sigo en el hospital. Giro la cabeza y veo una vía conectada a mi muñeca, y todo el pánico sale de golpe.—¡¿Qué me hicieron?! —Mi voz sale como un susurro al principio, pero luego se vuelve más fuerte y desesperada—. ¡¿Qué me hicieron?!Una en
CAPÍTULO 4. Sin salidaLas palabras del doctor Ryker me golpean como una bofetada en pleno rostro. No puedo comprender lo que acaba de decir, siento que el mundo a mi alrededor se desvanece, que estoy atrapada en una de esas pesadillas horribles que parecen interminables.—¡¿De qué demonios está hablando?! —le espeto azorada, mirándolo como si fuera un completo loco.Miro al hombre en la cama, con el rostro pálido y rodeado de máquinas que pitan y zumban con insistencia.—Deja que te lo explique —responde él con esa voz fría que parece inhumana—. Este hombre es Logan St Jhon, magnate, hacendado, multimillonario…—Es el dueño de este hospital… —recuerdo porque en la entrada está su apellido.—Exacto, y este pobre hombre tuvo hace unos días un accidente con un caballo. Está muriendo, Liliana, y lamentablemente no hay nada que podamos hacer por él.Siento una mezcla de confusión y horror. Mi estómago se revuelve con cada palabra suya, porque presiento que eso no es cierto.—¿¡Y eso qué t