TOMO 2. CAPÍTULO 82. Un millón de preguntas sin respuestasLilianaMe sacan de la celda temprano, aún no ha amanecido, pero tampoco es como si importara. Apenas he dormido, la mente me da vueltas pensando en todo lo que ha pasado, pero por más que lo intento solo consigo hundirme en la desesperación.La oficial que me escolta no dice nada mientras me lleva por los pasillos fríos de la comisaría. Siento las esposas apretadas en mis muñecas, aunque no las necesiten. Es como si quisieran recordarme una y otra vez que soy culpable, aunque yo sepa que no lo soy.Mi abogado, el joven que parece más confundido que yo, y mucho más impaciente, me espera en la entrada; y su rostro tiene esa mezcla de incomodidad y resignación que me hace pensar que solo soy un estorbo para su carrera.—Liliana, tengo que ser honesto contigo —dice en cuanto llego a él—. El traslado a la cárcel del condado es inevitable. El fiscal está decidido a procesarte, y el juicio podría tardar meses en comenzar.—¿Meses? —
TOMO 2. CAPÍTULO 83. Un clavo que… intenta sacar a otro.LoganLos días pasan sin sentido, como si el tiempo hubiera dejado de importar. Me despierto, reviso pendientes, visito un hospital, hablo con la junta directiva, vuelo a otro estado, reviso más pendientes, y me voy a dormir. No pienso, no siento. Me muevo como un autómata porque es lo único que puedo hacer para no pensar en Liliana. Cada vez que su nombre aparece en mi mente, lo aplasto con la misma disciplina que uso para manejar la empresa.He pasado por todos los hospitales de la costa este y ahora estoy en Nueva York, tratando de mantenerme ocupado. Pero no importa cuánto haga, el vacío sigue ahí. Me siento en la oficina temporal que prepararon para mí y llamo a mis abogados para saber cómo van las cosas.—¿Hay alguna novedad sobre el caso y los hospitales? —pregunto sin saludar y por el ruido me doy cuenta de que tiene puesto el altavoz, quizás en su sala de juntas.—Por ahora no hay motivos de preocupación. Los documentos
TOMO 2. CAPÍTULO 84. Un monstruoLilianaDetrás de mí tengo el sonido de las puertas metálicas y el eco de las botas de los guardias, que me ponen los nervios de punta. La sala huele a cloro y metal, me da náuseas y mis puños se ponen lívidos de tanto apretarlos, porque frente a mí está él. Basta que la puerta se abra y lo vea para que sienta que la sangre se me hiela en las venas.Es Ryker.Me levanto de golpe, haciendo que la silla caiga hacia atrás, y lo único que me sale es escupir contra el cristal que nos separa:—¡Eres un infeliz! ¡Un maldito mentiroso!Pero él no se inmuta. Se sienta frente a mí con esa sonrisa torcida que siempre odié, como si fuera dueño del mundo, mientras detrás de mí una de las guardias me grita que me siente.Obedezco porque sé que no tengo otra opción, alargo la mano para alcanzar el teléfono y él hace lo mismo del otro lado.—Te lo advertí, Liliana —dice con su asqueroso tono casual, como si estuviéramos hablando del clima—. Te dije que no jugaras conm
TOMO 2. CAPÍTULO 85. La última esperanzaLilianaCuando Ryker sale de la sala de visitas, siento que mi cuerpo pierde toda la fuerza. Me recuesto contra la pared, con las manos temblando y las lágrimas cayéndome sin control.Su amenaza resuena en mi cabeza como un eco interminable: "Volveré por ellos". Mis hijos. Mis hijos que aún no han nacido, que apenas estoy comenzando a aceptar. Siento el peso del miedo y la desesperación apoderarse de mí.—Por favor, necesito ayuda —le digo a la guardia con la voz rota cuando me lleva de regreso a mi celda—. Por favor, necesito hacer una llamada. Es urgente.La mujer me lanza una mirada aburrida, como si no importara lo que diga.—No puedes, todavía no te toca. Tu día de llamada es dentro de dos días.—¡Por favor! —insisto, con la garganta apretada—. ¡Jamás he usado esa llamada desde que estoy aquí y han pasado semanas! ¡Pero la necesito ahora, tengo que hablar con alguien!—Ya te dije que no —gruñe y su tono es cortante, como un golpe seco.La
TOMO 2. CAPÍTULO 86. SentirLoganRecibo la llamada de mis abogados mientras reviso unas cifras en la oficina de uno de mis hospitales en Nueva York. Me dicen que necesitan que regrese a Los Ángeles lo antes posible. Hay un “asunto personal” que atender, y no tengo que preguntar para saber que se trata de Liliana, ella es lo único personal de lo que mis abogados se atreverían a hablarme.Siento una presión incómoda en el pecho, pero no digo nada. Cuelgo la llamada y empiezo a recoger mis cosas, porque ya no quiero dilatar este asunto.De camino al hotel, paso por el de Carolina para avisarle que me regreso a Los Ángeles.—¿Cuándo? —me pregunta.—Ahora —respondo secamente y ella se queda en silencio un momento antes de responderme.—Regresaré contigo —dice, como si fuera lo más obvio del mundo—. No te molesta, ¿no?—No, no me molesta. Nos vamos en dos horas —le aviso porque el vuelo privado ya está reservado.Me voy a mi hotel y no me molesto por que venga conmigo. Carolina ha sido una
TOMO 2. CAPÍTULO 87. Una condiciónLilianaEl día que me dicen que Logan aceptó verme es un día que debería llenarme de esperanza, pero no lo hace. Mi abogado me lo comunica con un tono que no es ni optimista ni neutral.—Sus abogados aceptaron que él te vea.—Pero él no quiere venir, ¿verdad? —pregunto, sabiendo ya la respuesta.—Liliana, él aceptó porque es lo mejor para él. No lo tomes como algo personal.“No lo tomes como algo personal”. ¿Cómo podría no hacerlo?Logan no quiere verme. No quiere escucharme. No quiere saber nada de mí. Y lo peor es que ahora sé que no está solo. “Carolina”. Ese nombre me atormenta porque sé que ha hecho hasta lo imposible por estar a su lado, esperando el momento perfecto para ocupar mi lugar.Trato de convencerme de que esto no debería importarme. Mi prioridad ahora son mis hijos. Pero no puedo negar que mi corazón se hunde al imaginarlo con ella.Cuando finalmente me llevan a la sala de visitas, me siento como una sombra de lo que era. Mi cuerpo e
TOMO 2. CAPÍTULO 88. Una promesaLoganSoy un rastro de pedazos que se caen con cada lágrima que sale de los ojos de Liliana. No puedo entender cómo puedo quererla y odiarla tanto al mismo tiempo. Cómo puedo querer que desaparezca de mi vida y al mismo tiempo que me ponga obstáculos, que me ponga todas las condiciones imposibles para no hacerlo.Sin embargo la que sale de su boca de verdad no la esperaba.—Una prueba de paternidad.Son cuatro palabras y aún así me roban el aire.—¿Una prueba de paternidad? —repito, tratando de entender si estoy escuchando bien.Ella asiente con los ojos llenos de lágrimas, pero su voz es firme.—Sí, quiero que quede por escrito que te harás una prueba de paternidad cuando nazcan los gemelos.—¡¿Y por qué haría eso?! —pregunto, irritado.Parte de mí ya está agotada de todas sus vueltas, de sus historias que parecen creadas para manipularme, y siento que esta no es diferente.—Porque no podrías vivir con la alternativa. —Sus palabras me toman por sorpre
TOMO 2. CAPÍTULO 89. Una tortura personalizadaLilianaCuando Logan se va me quedo sentada en la sala de visitas como una estatua, con las manos sobre mi vientre y el alma hecha pedazos. Lo veo marcharse sin mirar atrás, y siento como si una parte de mí se hubiera roto de forma irreparable. No sé qué esperaba de él, pero lo que ocurrió… o, mejor dicho, lo que no ocurrió, me dejó en un limbo doloroso.No es cierto que me amó. Si me hubiera amado al menos habría intentado creerme. Lo único que puedo agradecerle es que no odie a mis hijos, que al menos los ponga a salvo.Me llevo una mano al abdomen, acariciándolo suavemente, y les susurro a mis bebés:—No se preocupen, mis amores. Logan no dejará que nadie les haga daño. Pase lo que pase conmigo, ustedes van a estar bien. Él los protegerá ¿de acuerdo?Quiero creer mis propias palabras, pero la duda se me clava como una espina en el pecho. Estoy cansada, rota, y por primera vez en mi vida, me siento completamente sola.Tres días después,