El aire frío que anunciaba la llegada de la noche golpeó el rostro del pelinegro y él tomó un gran respiro antes de disponerse a volver adentro. Su mirada buscó al coreano por todo el lugar y lo encontró dentro de la oficina de Taylor, ambos parecían bastante concentrados en su conversación y él decidió volver a su asiento y esperarlo, después de todo, aún debían tener una importante conversación sobre el asunto del "te amo" que no habían podido culminar.
Sus dedos, nerviosos y movidos por sus ansias, comenzaron a tamborilear sobre su escritorio mi
—Hola, detective. —La mujer de recepción saludó a Jung con una brillante sonrisa y él se volvió a verla.—¿Qué tal? —saludó rápido y corrió al ascensor.El coreano miró su reloj con desgano y estrujó sus ojos, estaban aún un poco hinchados y rojos; luego de que Patrick se fuera, él había pasado toda la noche llorando, nada de lo que pensara para intentar calm
—Buenos días. —Patrick corrió hasta su puesto y jadeó luego de tomar asiento, llevando una mano a su pecho y tratando de regular su respiración.—Llegas tarde. —Jung se acercó, mirando fijamente al agitado pelinegro— ¿Estás bien? —preguntó, Patrick se volvió a verlo.—Un idiota chocó mi auto mientras venía hacía acá... —admitió, aun jadeando.—Rayos, ¿sí estás bien? —preguntó más seriamente, Patrick sonrió.—¿Preocupado? —Se enderezó en su asiento, Jung desvío su mirada, sus mejillas se pusieron rojas— Estoy bien, pero fue lo suficientemente malo como para mandar a mi auto al taller, tuve que esperar por la grúa y luego correr hasta aquí, el tráfico era un asco así que no tenía sentido
Las cortinas corridas de su habitación dejaron que la luz del sol se colara y esta aterrizó incómodamente en su rostro, haciéndolo removerse en un inútil intento por evitarla hasta que al final sólo pudo levantarse con algo de molestia. Su mirada se topó con un móvil vibrando en el piso y su reacción natural al ver la foto que aparecía en la pantalla fue torcer sus ojos.—Junnie, Nicholas está… —Su lengua se trabó repentinamente y él sacudió su cabeza...¿Qué?Algo aturdido, Patrick se volvió a su lado y, claramente, aquel que dormía plácidamente en su cama no era Jung. Elliot, que lo había escuchado hablar en voz alta, estrujó sus ojos con lentitud y lo miró por algunos segundos antes de levantarse de golpe y cubrir su torso un poco más con la sábana, agachando su mirada con al
—No sabría decirle si… ¡Oh! ¡Detective, sigue aquí! —La recepcionista llamó la atención de Patrick cuando iba saliendo del elevador en la primera planta y él se volvió a verlo— Este caballero quería verlo.—Elliot… —Patrick se acercó al sonriente abogado y lo miró con sorpresa— Tú... ¿Qué haces aquí?—Vaya, también me alegra verte —bufó, Patrick negó rápidamente con su cabeza—. Estoy bromeando, tonto, rayos... —soltó una risita— ¿Todos los detectives toman las cosas tan en serio siempre?—Bien, no quiero sonar rudo... De nuevo… pero en serio, ¿qué haces aquí?—Vine a traerte el traje que me prestaste el otro día, lo llevé a la tintorería así que no debes preocuparte p
Luego de la mala noche que había pasado al ver a Patrick y al que presumía era su nueva pareja, Jung había decidido llamar a Jonathan y tomarse unos cuantos días libres, no quería que Patrick lo malinterpretara, es decir, claro que le dolía, él lo amaba, verlo con alguien más era como si alguien lo forzara a apuñalarse a sí mismo ya que él lo había dejado, pero había sido por el bien de ambos así que no podía hacer nada. Jung quería que Patrick fuera feliz y, aunque al hombre no le había tomado ni un mes encontrar un reemplazo, él estaba más que dispuesto a darle su mejor cara y animarlo a que persiguiera una nueva relación... sólo que no podría darle esa cara tan pronto, si el castaño llegaba a ver al pelinegro lo más seguro es que se largara a llorar al pensar en cómo había besado a aquel sujeto frente
—Uhm, Nicki... —Jung sorbió su nariz y se levantó de su sitio en aquel incómodo sillón, sacando la mano del mayor de su mejilla— Quería hablar contigo, estaba esperándote. —Asintió, tomando por sorpresa al abogado, quién ladeó su cabeza al no creerse lo que había escuchado y frunciendo su ceño.—¿Querías verme? ¿Tú? ¿Querías verme a mí? —Se señaló a sí mismo, la confusión parecía haber dañado su cerebro— No me malentiendas, estoy halagado, pero
—Vaya… —Nicholas dio otro sorbo a su bebida y aclaró su garganta— Eso es algo complicado —admitió, dejando su vaso sobre la mesa y clavando su mirada en el distraído coreano que trazaba los bordes de su propio vaso con la punta de su dedo índice.—Lo es. —Asintió, aún concentrado en el cristalino recipiente— Nuestro capitán puede estar en graves problemas por culpa de esta persona, incluso mi trabajo está en juego. Estamos contra la espada y la pared, por eso vine hasta aquí...—Así que... Tu jefe te envío aquí como último recurso, ¿no? —preguntó, Jung asintió— ¿Y tú aceptaste porque...? —Alargó esa última sílaba, indicándole al menor que quería una explicación.—Porque no tenía más opción…
—¿A quién engaño? —Jung suspiró al ver la copa de vino que se había servido, dejándola de lado y llevándose la botella en su lugar.Su cabello aún goteaba por la ducha que acababa de tomar, empapando la bata de baño abierta que llevaba, ni siquiera se había tomado la molestia de secar bien su cuerpo ya que la pereza y la falta de ánimos lo estaban carcomiendo, por lo que hasta su bóxer azul marino se habían humedecido un poco en los extremos de la tela. Tomó asiento en su sofá, junto a Pickles y Mochi, tomó el control de la tv pa