Jueves, 11:43 pm:
Patrick subió aquellas escaleras con todas sus fuerzas y se arrodilló junto al jadeante coreano que sostenía su costado, tratando de detener la sangre que no paraba de brotar a borbotones, él llevó su propia mano a la herida y mordió su labio al notar que aquello no sería suficiente para detenerla.
—¿Qué haces...? —Jung se quejó— Ve tras él, idiota...
—Oh, gracias —Jung miró la bolsa de papel que ahora se posaba en su escritorio y se reclinó un poco más en su asiento mientras inspecciona su interior, era de su cafetería favorita—. A alguien le reembolsaron su dinero, por lo que veo. —Soltó una risita y tomó una de las bonitas galletas decoradas junto con el café. Eran simplemente deliciosas; caras y muy deliciosas.—Tuve que parar en el banco de camino aquí, pero me devolvieron cada centavo... —Patrick suspiró— Por un momento pensé que el hombre me daría un maletín repleto d
—¿Qué tal la...? —Lewis sonrió al ver a Patrick entrar a la estación, levantando su mano en forma de saludo, pero siendo ignorado.—Jung. —El pelinegro caminó hasta su escritorio, el cual estaba frente al del coreano, quien parecía muy ocupado viendo algo en su ordenador— ¿Me estás ignorando? —bufó luego de varios segundos de silencio, Jung seguía en la misma posición— ¡Kim! —Apagó la pantalla de su computador y el peliblanco se volvió a verlo con su ceño fruncido.
—Voy a fumar un cigarrillo. —Patrick sacó un encendedor de su chaqueta y caminó hacia la azotea.—... —Mirando cómo el menor se alejaba, Jung rodó sus ojos y frunció un poco su ceño— Lo que sea. —Volvió a posar su vista en su mejor amigo, devolviéndole su móvil y regalándole una sonrisa antes de tomar las carpetas que había dejado sobre su propio escritorio— Es adorable —dijo y Jason asintió.—¿Verdad que sí? —Sonrió ante el positivo comentario hacia la foto de su linda sobrina— Mi hermano quiere organizar una reunión familiar para navidad y es probable que todos vengan a Sacramento, estoy bastante emocionado.—¡Eso es genial, Jason! —Movió el hombro del chino con alegría, éste sonrió aún más— Ah, no olvides avisarme cuand
Aquello debía ser una broma, una jodida broma.Los ojos de Patrick se posaron sobre la pila de reportes que Mark había dejado en su escritorio y suspiró, ¿cómo que papeleo sin ordenar? Era una broma, debía serlo... ¡Él siempre hacía el jodido papeleo!—Uhm, Mark... —Intentó llamar al mayor, pero éste ya se había alejado. Ese bastardo, ¿estaba deliberadamente dejándole su
—¿Por qué estoy aquí haciendo esto? —Mark alzó una de sus cejas luego de terminar con uno de los reportes y Jung frunció su ceño.—Para empezar, es tu culpa que todos estos reportes estén acumulados. —Soltó el coreano.Jung tomó un gran respiro y sobó su entrecejo, ¿cómo habían terminado en aquella situación? Su mirada viajó al aburrido Patrick que par
—… oh —Jonathan parpadeó varias veces luego de oír lo que le había dicho el coreano y se acomodó en su asiento— ¿Tan de repente?—Uhm… —Jung miró el papel en su mano y lo apretó un poco— Sí, creo que es buen momento. —asintió débilmente— Aún no he marcado una fecha, pero debería ser en una o dos semanas, por eso no quiero tomar ningún caso complicado en los próximos días, no quisiera dejarlo a medias antes de irme.
Jung abrió la puerta de su casa y entró arrastrando sus pies, había estado evitando a Patrick todo el día y había terminado volviendo más temprano de lo normal luego de fingir que estaba enfermo, aunque no era mentira decir que realmente se sentía descompuesto, no esperaba ver a Nicholas y la verdad es que su presencia lo había hecho sentir que se desmayaría en cualquier momento. Él aún no estaba completamente bien.Había pasado poco más de dos años y él aún no se sentía capaz de ver al mayor otra vez, su corazón aún dolía con sólo pensar en él, quizás tenía que ver con el hecho de que aún seguía viviendo en aquella casa y eso le hacía más difícil poder dejarlo ir, o al menos superarlo por completo, es sólo que... no podía irse tan fácilmente.<
Patrick apoyó su espalda de la puerta luego de cerrarla y se mantuvo viendo por la ventana, esperando a ver cómo aquel tipo se alejaba en su auto, sintiendo que podía respirar tranquilo cuando estuvo muy lejos de su rango de visión, volviendo a observar al tembloroso coreano que hundía su rostro en su pecho y apretaba su camisa con sus dedos como si no tuviera intensiones de dejarlo ir jamás.—¿Estás bien? —Fue lo único que pudo preguntar cuando el mayor se separó un poco de él, ¿cuánto había pasado? Un par de minutos seguro.