Pasaron los meses y tanto Zack como Moira comenzaron a ir a terapia. Para todos, Moira era la que peor estaba, la que más desanimada se mostraba, la que rara vez sonreía, pero con la terapia empezó a mejorar un poco, más al unirse más a su hija y a sus amigos. Incluso consiguió un trabajo en la jefatura de policías, volviendo a tener su puesto de antes de que se marchara a Londres por la ruptura de su noviazgo. Todos creían que Zack no estaba tan mal, así que nadie dijo nada cuando él dejó de ir a terapia, pero había una persona que sabía que, de hecho, Zack no había mejorado nada de nada. Y ese era Brandon, su padre. Lo emboscó en su oficina mientras Zack revisaba las cámaras y la información de la noche en el que Moira perdió al bebé.—Hijo… es tarde. ¿Por qué no estás con tu familia? —Ya voy, es que tengo que trabajar, yo… —No creas que no sé lo que haces. —Lo miró con tristeza—. Estás obsesionado con atrapar al supuesto responsable de que Moira perdiera al bebé. —Nada d
Los siguientes meses fueron… difíciles. Lilly había muerto luego de mucho tiempo luchando con una dura enfermedad, dejando atrás a su esposo devastado, su hijo Ricky y a su hija de pocos meses de edad, Lina. Y claro, Moira y Lutxi también se sentían devastadas. Lutxi no era una niña que llorara fácilmente, a Zack le partió el corazón tener que consolarla cuando tuvo la difícil tarea de ser el que le dijera que su amada tía falleció. Moira, que finalmente había comenzado a salir adelante, decayó mucho, pero con los meses y el ir a terapia regularmente logró que mejorara un poco. Sin embargo, ese hueco en su corazón seguía allí, haciéndola suspirar con melancolía cada vez que quería sonreír. Cuando Lutxi cumplió nueve años, Zack decidió organizar un viaje de celebración, pidiendo vacaciones y pidiéndole a Moira que también tomara dos semanas de vacaciones para hacer un viaje en familia. Las cosas habían estado mejorando últimamente, con Moira en terapia y Zack dedicándose
Moira sonrió mientras observaba el hermoso atardecer frente a ella. Acarició su gran vientre de ocho meses de embarazo con cariño mientras caminaba por la orilla de la playa, observando el cielo anaranjado y al sol bajar más y más. A veces, cuando levantaba la mano y sentía los cálidos rayos del sol en su palma, lograba sentirse en casa, incluso aunque era nueva en esa pequeña isla. El viento aleteaba, jugando con su cabello, y los barcos regresaban a los muelles, haciéndola saber que ya era hora de que volviera a la pequeña casa que estaba rentando a las orillas del mar. Al llegar a su pequeña casita, tomó de un estante un periódico con la foto de Zack Irissa. En el periódico lo estaban alabando por sus grandes avances en la medicina, pero Moira solo pudo hacer una mueca de enfado y arrugar el periódico, antes de devolverlo con furia a donde estaba antes. Un mes después, Moira llegó al hospital sola, caminando con dificultad mientras sostenía su vientre de nueve meses de e
Zack se despertó con una sonrisa relajada al sentir unos cálidos brazos envueltos a su alrededor.Rápidamente se volteó, pasando sus manos por la suave piel desnuda de su acompañante hasta que ella abrió los ojos y rápidamente se lanzó a besarlo.A pesar de que no tenían nada más que las sábanas cubriéndolos, el beso fue inocente y casi dulce, pero aun así largo e intenso para ambos. Era un simple beso de buenos días.Se alejaron luego de un tiempo, y él pronto comenzó a pasar sus manos por su cabello.—¿Ya debes irte, verdad?—Sabes que sí. —Él gruñó, enterrando el rostro en su hombro.—Por favor, colibrí… Esto es ridículo. No tienes porqué irte…—Yo no… pero tú debes despertar, Zack.—¿Qué?—Despierta.—¡Despierta! —Unos insistentes golpes en la puerta hicieron a Zack levantar la cara de la almohada con pesadez—. ¡¿Qué hora crees que es, profe?! ¡Ya voy a irme a la escuela y tú sigues durmiendo! ¡Si no fueras el jefe en tu trabajo seguro que ya te habrían despedido! —Siguió golpeand
Era siete de enero y Zack se despertó con un sonoro golpeteo en su puerta, como ya le era costumbre.Amaba a Lutxi, pero vaya que era una experta en molestar a la gente.—¡Traigo el desayuno, profe! ¡Déjame entrar!Él se levantó desganado. Se puso unos pantalones y fue a abrirle, extrañado de que le trajera el desayuno.—¿Perdiste una apuesta y debes ser amable por un día o algo? —preguntó burlonamente luego de abrirle.—Muy gracioso. —Dejó la bandeja en la mesilla y acto seguido se lanzó a abrazarlo—. ¡Feliz cumpleaños, papá! —Besó su mejilla.Él se sorprendió.—Ah, cierto. —Por un momento olvidó que nació un siete de enero—. Gracias, princesa. —Le revolvió el cabello, despeinando sus coletas.—¿Qué se siente estar a un año de tener cuarenta? —Lo miró maliciosamente—. Ya estás viejo~.—¿Tu forma de celebrar cumpleaños es burlándote del cumpleañero? Me alegra ver que te eduqué tan bien. —Rio sarcásticamente, frotando sus sienes—. Y podrías intentar dejar de llamarme profe definitivame
Poco después de año nuevo, Moira empezó a hacer los trámites para inscribir a Zoe en el jardín de niños más cercano a su casa, pero entonces su amiga Amanda se le acercó con una nueva oferta de trabajo.—Mi prima Irina sabe que estoy desesperada por irme de esta isla, es demasiado pequeña para mí —dijo con una mirada airosa—. ¡Así que me ha recomendado para un excelente puesto de trabajo!—¿Ella vive en Florida, no? —preguntó Moira distraídamente, observando como su hija jugaba a lo lejos persiguiendo mariposas.—¡Si! Y trabaja en ese parque que es como una réplica de un castillo medieval que construyeron en el 2030 y algo. ¡Le pagan muy bien! Y ahora tienen vacantes. De hecho, tienen dos, así que te recomendé también.—¿A mí? —Volteó a verla con sorpresa.—¡Claro que a ti! Pedían mujeres bonitas, yo soy hermosa —admitió sin pena—. Y tú también eres una belleza. ¡Están muy interesados en contratarnos después de que envíe una foto!—Amanda, ¿enviaste una foto mía sin mi permiso? —Su ce
Cuando Zack salió del castillo medieval, Robert ya estaba esperándolo afuera.Zack no necesitaba preguntar para saber que él planeó todo, y también se hacía una idea de cómo encontró a Moira ya que no era extraño que viniera a cerrar negocios en el castillo de Florida y ella claramente trabajaba allí.Robert lo llevó de regreso a ciudad Lion en su avión privado, dejándolo embriagarse a gusto en el bar del avión antes de sentarse junto a él y dignarse a preguntar cómo fue todo.—¿Cómo crees? —Rio amargamente—. Asqueroso. Así fue todo. —Bebió otra botella de golpe—. No quiero volver a verla en toda mi maldita vida.El rubio suspiró, sirviéndose una copa de vino.—Lo siento. Creí que sería mejor que directamente la vieras a que yo te diga que la encontré… ¿No te dijo nada más? ¿No te dijo… por qué se fue?Zack bebió otro gran trago antes de negar con la cabeza.—No. Y no me interesa. Si ella fue capaz de algo así… ni siquiera merece la oportunidad de explicarse. —Su gesto se agrió—. No v
Después de llorar un buen rato, Lutxi tomó una profunda bocanada de aire y volvió a colgarse su mochila al hombro.No quería que la vieran así, por lo que rodeó la casa hasta treparse a un árbol que tenía una rama gruesa que estaba a dos metros del balcón de una habitación de invitados. La usaba todo el tiempo para escaparse o bien escabullirse a escondidas sin que sus padres se dieran cuenta incluso desde pequeña.Entró a escondidas a su casa, lo más silenciosamente posible, y fue al baño de la habitación para lavarse la cara.Desató sus dos coletas y las volvió a atar y, luego de media hora, se vio más normal y fue hasta el árbol otra vez, saltando desde el balcón hasta la rama y bajando para ir hasta la puerta principal.Abrió, sin decir nada, encontrando a su padre dormido en el sofá.Se acercó a él con una mirada triste. Quería abrazarlo y decirle muchas cosas, pero eso iría en contra del plan que estaba comenzando a armar, así que solo le dio un beso en la mejilla y se marchó su