Días después de las declaraciones expresadas por Jorge Duque, la campaña política empezó:
El Municipio de la Dorada era el escenario en donde la doctora Daniela Robledo de Córdova daba inicio a su campaña, nerviosa y algo estresada subió a la tarima en plena plaza central, el líder del partido conservador hizo la presentación:
«Pueblo colombiano, soy Daniela Robledo, candidata para representarlos a ustedes ante el senado colombiano; si deciden darme su voto, yo les ofrezco fomentar campañas para eliminar la violencia doméstica: Estamos enseñando a nuestros niños a que todo se resuelve con violencia desde nuestros hogares, eso tiene que terminar, vamos a endurecer las leyes para castigar a los victimarios con severidad. Gracias»
Las personas que estaban de acuerdo con acabar con el maltrato y la violencia aplaudían los discursos de Daniela, quienes observaban sus vídeos y conocían que era una activista defensora de los derechos de los niños, mujeres y familia,
Parece que se acerca el momento de que Jairo sepa la verdad.
Manizales- Colombia Días después, la campaña política se intensificó, todos los candidatos brindaban sus mejores discursos para convencer a los votantes, mientras Carlos, reunido en Manizales, con su asesor Mondragón, revisaba las estadísticas. —Carlos tu amiga, la doctora Roblado, va a arrasando en las encuestas — indicó Francisco sobando su rostro con preocupación. —¿Vos qué propones? —le preguntó Carlos. —Ella ha arremetido en contra de nosotros, bueno en especial en contra de tu mujer, parece que le tiene celos. —Sonrió—comenta mucho sobre los atuendos que usa Angie para las giras. Carlos negó con la cabeza, y resopló. —¿No era eso lo que vos querías? —increpó Carlos—. Una mujer que atraiga a los votantes. —Yo no contaba con que el partido opositor se iba a conseguir a la doctora Robledo, de candidata y que aparte de tener estudios superiores, de ser defensora de los derechos de i
Semanas después.El debate entre Carlos y Daniela no se realizó, debido a complicaciones en el estado de salud del ingeniero Córdova. La doctora Robledo no pudo asistir a las marchas, sin embargo, ejecutaba sus campañas por medio de videos que eran promocionados a través de redes sociales y en las cadenas de televisión.No obstante, el día de cierre de campaña volvió a aparecer, y coincidió con Carlos en el mismo pueblo.Luego de que ambos bandos se retiraron la caravana de vehículos de cada partido emprendió marcha, y justo en medio de la carretera en auto de Daniela sufrió un desperfecto. Los partidarios de la joven creyeron que aparcó el vehículo por algún motivo y siguieron su rumbo, los de Carlos la ignoraron.Entonces mientras ella intentaba que su coche arrancara es
Daniela arrugó el ceño. —Claro que no, yo me he mantenido al margen, me he alejado de su vida, y fue usted el que me trajo a este lugar —reclamó—, y le recuerdo que está casado, y su esposa lo debe estar esperando, al igual que mi marido. Carlos ladeó los labios, suspiró profundo. —Parece que mi esposa no es de su agrado. Daniela encogió sus hombros. —No la he tratado —respondió—, más bien siento lástima por ella, no debe ser fácil estar casada con un individuo que pretende a otra. Carlos volvió a aproximarse a Daniela, la cogió de la mano. —Venga conmigo a la cocina —propuso. Ella aceptó—. Tome asiento. La chica sacó un taburete y se sentó, mientras Carlos preparaba el café, entonces él colocó sus manos sobre el mármol negro del mesón de la cocina. &nb
El camino de regreso a Manizales, se dificultó para Francisco y Angélica, la lluvia no cesaba, por eso decidieron acampar en uno de los pueblos cercanos. —¿Qué hacemos en este lugar? —indagó la chica. —Antes de vos me vayas a lanzar una bofetada —advirtió— vamos a buscar un hotel en donde pasar la noche, y no quiero que pienses que deseo aprovecharme, te aclaro que no tengo intenciones de compartir una habitación con vos. Angélica negó con la cabeza, las palabras de Francisco le dolieron; pero ella era muy orgullosa, así que disimuló su molestia. —Yo fui clara en decir que no me gustan las arepas colombianas. —Me parece muy bien —comentó él con seriedad, era muy distinto con ella que en ocasiones anteriores, casi no se hablaban y Angélica había dejado de asistir a las campañas, pero al ser el cierre tuvo que acompañar a su esposo, claro que él prefirió dejarla sol
La mirada de Angélica se llenó de tristeza, ni siquiera entendía por qué sentía ese vacío en su corazón, en el tiempo que ella había estado presente en las campañas, evidenció que Mondragón, era un hombre muy inteligente, incluso más cerebral que Carlos, era de los que no perdían la compostura con facilidad. —¿Por qué habiendo aquí en Colombia, tantas mujeres hermosas, distinguidas, de clase, con dinero me escogieron a mí? —preguntó a punto de dejar escapar lágrimas de su rostro. Francisco pasó la saliva con dificultad. —Porque vos le gustabas a Carlos —respondió Mondragón. Angie negó con la cabeza. —No es verdad, él ni siquiera me mira, soy un objeto en esa casa —rebatió—, ustedes me arruinaron la vida. —Nosotros no te obligamos a nada, vos firmaste ese contrato, es más exigiste una fuerte cantidad de dinero.
Agua Bonita- Caldas- Colombia.Sentados en la plaza central en medio de un inclemente frío Angélica y Francisco, permanecían en una banca de madera bajo unos árboles, en profundo silencio. La chica minutos antes había decidido salir del hostal, sentía que se ahogaba en aquel lugar.—Angélica, nos vamos a enfermar es mejor ir a la habitación — recomendó él poniéndose de pie, ella levantó sus ojos, y lo observó con atención.—¿Ya no te gusto?Francisco resopló, inhaló profundo, deglutió con dificultad la saliva.—Vos sos una mujer casada —respondió— no me agrada tener problema por damas ajenas.—¿Si yo no fuera casada? —indagó d
Una semana después. Milagros, del brazo de Alfonso, recorría la hacienda analizando la geología y la estructura del suelo de la Momposina, a lo lejos en la parte baja de la quebrada Jairo junto con Joaquín, daban órdenes a un empleado que manejaba uno de los tractores que removiera la tierra. —¡Están locos! —exclamó Alfonso—, la ladera les va a caer encima. —¡Son un par de pendejos! —vociferó Milagros, ella con su amigo se dirigieron a pasos agigantados mientras les hacían señas de apagar el tractor, pero ellos no entendían, además Jairo, tenía su mirada fija en el compañero de ella. —¿Qué te pasa Milagros? —indagó Joaquín, cuando llegó alterada. —¿No se han dado cuenta de que esta es zona de deslizamientos? Toda la quebrada se les va a venir encima —reclamó. Jairo soltó una carcajada y se puso delante de ella
Jairo y el resto de la familia no salían de su asombro, el joven sobó su frente intentando poner en claro sus ideas, pero no podía. Tenía sentimientos encontrados. Todo era confuso dentro de él. Observó a Milagros, con la mirada llena de enojo, de ira, de impotencia, de dolor. No se le hacía justo que ella hubiera jugado con él y le haya ocultado a su hijo durante tanto tiempo entonces respirando agitado se acercó a ella como un energúmeno, la zarandeó. —¿Qué fue lo que te hice a vos para que me odiaras tanto? —reclamó. —No la maltrates —exclamó Alfonso, defendiendo a Milagros. —Vos no te metas —gritó Jairo, los dos iban a iniciar una pelea, pero Jorge, el padre de Milly, intervino. —Aquí hay mujeres y niños presentes, esto no es campo de concentración de guerra para que ustedes se pongan a discutir —declaró con firmeza—. Vos Jairo Rincón, nos debes muchas explicaciones. <