—¿Inventaste todo eso con el apoyo del gobierno? ¡¿Y para asesinar a cazadores?!—No para asesinarlos, para atraerlos —expuso con agotamiento y se recostó en la silla con semblante exhausto.—Esa bestia iba a matar a quien se acercara. ¡Intentó matarme!—Yo no lo iba a permitir, como evidentemente lo hice. Sabía cómo dominarla.—¿Pero… por qué lo hiciste? —preguntó contrariada.—Ya te lo dije, para atraer a los cazadores. Necesito información sobre uno de ellos, pero justo me quedo con la que no pertenece al gremio y no sabe nada de nada —destacó con amargura y desvió su atención hacia un costado de la habitación sumergiéndose un instante en sus pensamientos, antes de traspasarla con una mirada irritada—. Si no hubieses estado allí, molestando con tus ruidos, habría atrapado al otro cazador.Yelena se irguió, molesta por su insolencia.—Tampoco hubieses obtenido nada de ese otro tipo —dijo con arrogancia.—¿Por qué? ¿Sabes quién era?—No. Lo encontré afuera y no me dijo su nombre, sol
Drake se acercó a la ventana y la abrió para revisar el exterior. Una ráfaga de viento helado entró con algo de la escarcha de nieve que se hallaba en el alfeizar.—¡¿Qué piensas hacer?! —preguntó Yelena alarmada y mientras terminaba de ponerse las botas y corría hacia su parka para no congelarse.Sabía que él podía saltar hacia el exterior con ayuda de sus capacidades sobrenaturales, pero ella no tenía más opción que enfrentar a los demonios que se acercaban.—Apúrate y ven —ordenó Drake y subió al alfeizar de la ventana quedando agachado y con la mitad del cuerpo afuera.—¡¿Qué?! Estás demente. Yo no iré…Cerró la boca al experimentar un estremecimiento poderoso que le dejó toda la piel erizada. Se giró hacia la puerta de entrada, sabiendo que tres demonios ya estaban cerca de la habitación y pronto derrumbarían la puerta.—Si no vienes ahora, te matarán —advirtió con enfado.—No les he hecho nada —expuso nerviosa y encarándolo. Sus ojos brillaban por el miedo, era consiente que los
—¿Puedes llevarme?Drake respiró hondo y se irguió apretando la mandíbula para controlar el enfado.—¿Cuánto tiempo te dieron? —inquirió, sabiendo que se trataba de una exigencia hecha por algún demonio que pretendía divertirse a costa de ella.El monte Urales era una de las zonas de contención donde los demonios habían sido recluidos. En sus montañas más alejadas solo había seres infernales.Yelena dudó un instante, pero había querido trabajar como cazadora independiente para reunir dinero y pagar a un brujo por una herramienta de teletransportación que le permitiera llegar pronto al monte Urales, donde tenía que cumplir la absurda misión que le había dejado la demonio de la lujuria que tenía secuestrada a su hermana.Hacerlo por la vía normal le llevaría muchos días de viaje, con varias paradas que significarían más dinero del que le costaría una herramienta mágica, ya que ningún transporte la llevaría directo al «Paso del diablo».Aquel lugar era una peligrosa ladera ubicada en Kho
La conversación de ambos fue interrumpida por un golpeteo en la puerta. Yelena se tensó y, aunque no sintió la presencia de demonios, igual corrió para ocultarse tras Drake.—Entra —anunció él, ignorando la preocupación de ella mientras terminaba de tomarse el whisky y dejaba el vaso en la mesa.Un sujeto de unos setenta años, delgado, pálido y vestido con elegancia, abrió la puerta y pasó a la sala.Se detuvo muy recto cerca de la entrada, manteniendo un rostro inexpresivo, pero con una mirada amenazante puesta en la extraña mujer que acompañaba a su jefe.—Señor Dewhorn, bienvenido. ¿Comerá en casa?Yelena lo observó con extrañeza, imaginando que sería un mayordomo. El sujeto poseía un marcado acento inglés.—Ya almorcé, Frederick. Para la cena la señorita estará conmigo —mencionó, tratando de señalar a la joven que seguía escondida tras su espalda—, y prepara una habitación para ella.—Así será, señor —respondió el mayordomo antes de hacer una venia, dar media vuelta y marcharse.A
—Si te lo hubieses llevado a él ahora podrías estar con el cazador que buscas y no aquí perdiendo el tiempo conmigo —expresó con desagrado para recuperar la cordura.No quería volverse blanda con él y la ira siempre la había ayudado a pensar con la cabeza fría.—Las cosas no son tan fáciles —aclaró Drake mostrándose también enfadado. El cambiante temperamento de esa joven le hacía hervir la sangre—. Y no te traje aquí con intención de perder el tiempo contigo.Yelena quedó lívida ante sus palabras, aunque se sorprendió al verlo a él más afectado.Drake apoyó los codos en las rodillas y se frotó el rostro con ambas manos mientras gruñía, parecía molesto por lo que había expresado.—Escucha —comenzó, algo incómodo—, intentemos relajarnos hoy. Mañana tendremos que asistir a un evento donde nos toparemos con el cazador, habrá mucha gente y eso me pone nervioso. Ya resolví todo el tema de las reservaciones y nuestra estadía. Además, le escribí a una persona de mi confianza por el tema del
Para Yelena, aquella mansión no solo era inmensa, sino que contaba con un sistema de seguridad impresionante.En cada pasillo había cámaras de seguridad y las ventanas estaban reforzadas con sensores de movimiento.Para entrar a un área determinada, las puertas solo se abrían con reconocimiento dactilar.Frederick la había acercado a un panel donde le realizaron un escaneo. Según le explicó el mayordomo, era una forma de etiquetar su presencia para que los sensores no activaran las alarmas si a ella se le ocurría salir a caminar por la casa.—¿Qué ocurre si se activan las alarmas? —preguntó una vez que culminó su escaneo.—Se pone en marcha un protocolo de seguridad. Cada una de las salidas es sellada, tanto puertas como ventanas, las luces pasan a ser infrarrojas y se encienden los sistemas de defensa.—¿Sistemas de defensa? —quiso saber, asombrada.—No puedo hablarle de ellos, señorita —se disculpó el hombre retomando el camino hacia la habitación—. Solo le recomiendo que en caso de
Horas después estaba tan aburrida como una foca. Luego del baño comió las delicias que le había dejado Frederick en la habitación, durmió un buen rato y estuvo haciendo zapping en el televisor sin decidirse por ningún programa.En una ocasión, se detuvo en el noticiero para mirar horrorizada la descripción de violentos ataques producidos por engendros y demonios en varios puntos del planeta, como en Johannesburgo, Tel Aviv, Londres, París, Luxemburgo, Nueva York y Washington D.C..Decenas de muertos y heridos se mostraban en la pantalla, así como la destrucción de lugares de importancia nacional.Encargados de gobiernos de Europa y Asia exigían respuestas mientras la reportera aseguraba que las relaciones internacionales comenzaban a resquebrajarse por los extraños sucesos ocurridos en el Atlántico Sur, que aún parecía no tener responsables y podían ser la causa de los brutales ataques.Todos tenían miedo de ser agredidos de un momento a otro.Prefirió cambiar el canal y no envenenars
Nunca había sido hechizado por una mujer. En sus más de trescientos años jamás había podido ser dominado por una fémina de ninguna especie, pero Yelena, con sus ojos verde agua, sus inseguridades y su inocencia, lo tenía atrapado y sin posibilidad de liberarse.Rompía, sin proponérselo, las barreras que él se había autoimpuesto para mantenerse aislado del resto de los mortales, y de los inmortales.—¿Descansaste? —preguntó para cortar el tenso silencio.Descubrió que la chica lo detallaba con el mismo ardor y eso hizo crecer la ansiedad que ya venía bullendo dentro de él desde que se separó de ella en el salón de vigilancia de la mansión.Por más duchas de agua fría que se había dado para olvidarla, no podía sacársela de la mente.Había algo en la apariencia de esa joven y en su aroma que la hacía en extremo atrayente.Inquietud que creció en él luego de tocarla y aferrarla contra su cuerpo, paladeando con su lengua el sabor de su piel.—Ehhh… sí —respondió Yelena con nerviosismo, aun