¿Cómo diablos se respira luego de esas palabras? No pude responder nada, más por el hecho de no saber qué decirle, pero no he podido sacar de mi mente todo lo que dijo. Con suma facilidad me confunde y me atrapa. Una parte de mí se rehúsa a enamorarse tan pronto.

Desde que salimos del edificio, hemos cruzado tan solo un par de palabras. Mi mente se encuentra más allá de Marte, que no fui consciente de nada a mi alrededor hasta que llegamos al parque de diversiones.

—¿No dijiste que querías que fuera tu guía? —le pregunté.

—Sí, pero estabas en otro mundo y no me respondiste cuando te pregunté por un buen lugar al que pudiéramos ir.

—Lo siento, estaba distraída.

—Lo noté —sonrió, entrando al estacionamiento del parque—. ¿No te gusta? Podemos ir a otro lugar.

—Me gusta. Jana y yo veníamos seguido cuando estábamos en la escuela. Hace muchísimo que no venía.

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En cuanto Holden compró los tickets, entramos al parque. Él parecía un niño, veía todo con ojos curiosos, como si nunca hubiese