Esa noche con Colline había sido espectacular, cogimos durante horas. Estaba en mi casa escuchando Amor Amarillo de Cerati, pensaba en Colline, en lo bella que era. Era viernes y tenía ganas de salir un rato a apostar en el casino, me alisté y fui directo al casino. No quería ir a la casa de apuestas y solo jugué un rato en las máquinas, obtuve cuarenta dólares. Luego de eso hice una llamada a Argent, dijo que estaba en Ron Kon Rolas; un bar ubicado en la calle de la perdición por el Reparto San Juan. Había un concierto en homenaje a Héroes del silencio. Detuve un taxi y me dirigí a Ron Kon Rolas. Prendí un cigarrillo, el guardia de seguridad me revisó y luego me dejó pasar. Vi un montón de chicos vestidos con camisas negras, jeans y botas, caminé hacia la barra y pedí una cerveza. Me levanté y empecé a buscar a Argent. El lugar estaba atiborrado de muchachitos rockeros.
Fui hasta el fondo y encontré a Kunnian y a Argent sentados en un sofá, les dije que el lugar estaba muy lleno y que fuéramos a tomar a otra parte. Kunnian torció los ojos y se levantó para ir al baño. Mientras tanto, Argent me preguntó por Colline, le dije que seguro estaba en su casa pero de repente, por un instante me pareció verla entre la multitud. Me pregunté si Colline vendría a un concierto en homenaje a Héroes del silencio. Hasta ahora no habíamos compartido nuestros gustos musicales, pero era ella. Venía acompañada, Argent me hizo señas para que fuera por ella, le dije que no. Me parecía estúpido invadir su espacio, seguramente era su novio o su agarre, quien sabe, pero no me atreví a acercarme. Hasta que recibí un mensaje en mi celular: te estoy viendo. Miré a todos lados y clavé mi mirada en la barra, estaba ahí. Me hizo señas con el dedo para que me acercara, caminé y al arrimarme me dio un abrazo y sujetó mi mandíbula para darme un beso. Había dado por sentado que aquella noche no se iba a repetir pero lo logré. La tomé de la mano y nos dirigimos a donde Argent. Su amigo se quedó en la barra con otra chica, una de las bandas dio inicio al homenaje, el ruido de la batería empezó a invadir el lugar, ni siquiera escuchaba lo que Colline me decía al oído. Se sujetaba de mi brazo porque había una multitud que pasaba a nuestro alrededor y nos empujaban. Argent era fan de Héroes del silencio. Yo un poco pero no tanto como él. Colline dijo que fuéramos a Maura & Simón para platicar. Me quedé sorprendido porque no sé qué íbamos a platicar. Llegamos a Maura y nos sentamos, de inmediato empezó a acariciarme la mano y me veía con ojitos de cachorro. Supuse que quería escuchar que tuviéramos algo exclusivo, y eso fue lo que hice. Le dije que me parecía una chica espectacular y debíamos tener algo exclusivo. Me dio un beso y me abrazó. Por un momento pensé que había sido mala idea decirle que tuviéramos algo exclusivo. Me pareció un poco psicópata su actitud de alejarme de mis amigos, bastante posesiva pero, ni modo, me gustaba y quería estar con ella un buen rato.
Odiaba Managua, no era para nada una ciudad heroica que duerme la siesta, más bien una ciudad llena de vicios, solo eso me recetaban mis amigos, aunque yo también recetaba lo mismo: tomar. Lo bueno es que de eso no pasábamos, no nos entusiasmaban otras drogas. Argent me contó que Kunnian se metía cocaína. Yo para esos tiempos desconocía los efectos de la cocaína, solo sabía que daba energía pero nunca había visto a alguien bajo los efectos de la droga.
Seguíamos en Maura dándonos caricias y tomando cerveza tras cerveza, Argent llegó con Kunnian, se sentaron en la mesa y Kunnian se levantó rápidamente para ir al baño. Le pregunté qué iba a hacer y Argent se pasó el dedo por la nariz; Kunnian fue a meterse cocaína. Cuando volvió pude notar los efectos. Movía los ojos y los labios de manera incontrolable. A los minutos, Colline también fue al baño, anterior a eso había visto un intercambio extraño entre Kunnian y Colline, deduje que ella también se metía cocaína. Y en ese momento mi mundo se vino abajo, no podía creer que estaba saliendo con una cocainómana. Cuando volvió, por broma le hice señas con el dedo puesto en la nariz y ella se pasó la mano para limpiarse. Luego me dio un beso con sabor a ácido. Pensé en retractarme de una manera amable, en unas cuantas semanas luego de tener mucho sexo, pero eso no sucedió, volvimos a Ron Kon Rolas y más tarde fuimos al motel 10 ½ por Carretera a Masaya. Me fue a dejar a mi casa y nos despedimos. Pensé en la locura en la que me estaba metiendo, mi novia la cocainómana, sentía pavor con solo pensarlo.
La semana fue difícil. Todas las tardes avanzando en mis tareas con Leopoldo Zea, dando batalla por comprender sus términos y categorías y también preparando mis papeles para aplicar a una beca de investigación en el IHNCA. Estaba entusiasmado con la idea de aplicar a esa beca, eran trescientos dólares mensuales por ser asistente de un investigador y colaborar con un artículo. Anteriormente había participado en la convocatoria de Jóvenes investigadores, y uno que otro artículo había sido publicado en la revista Envío. Siempre sobre el tema de filosofía latinoamericana; con la ayuda del Kaiser conseguí publicar ese artículo, ahora esperaba adentrarme al mundo académico. Sabía que lo lograría, porque tenía un buen currículo, ya había terminado mis prácticas pre profesionales en el Colegio Centroamérica como profesor de filosofía, el cuatrimestre iba a terminar. Me sentía presionado pero sin importar que, tenía todo bajo control, andaba jalando con Colline, en mi cartera guardaba un poco de dinero, y un camino académico me esperaba. Había dejado de pensar en ir al casino porque todavía tenía algo de plata, entonces me aguanté las ganas de ir a jugar, también metí la carta en la facultad para el tema de mi monografía: Análisis historiográfico de la filosofía latinoamericana en Nicaragua. Kunnian iba a ser mi compañera de monografía, ella también estaba empapada del tema, Habíamos elaborado cuadros, mapas conceptuales y resúmenes del libro de Leopoldo Zea. Supe que Kunnian también había aplicado a la beca del INHCA, pero yo las llevaba más de obtenerla que ella. Porque ella no tenía publicado ningún artículo o participado en la convocatoria de Jóvenes investigadores y tampoco había hecho sus prácticas pre profesionales. Sabía que tenía un libro de poemas publicado, tal vez eso le daría puntos; mostrar su lado artístico. Yo nunca había escrito algo como un poemario o un libro de relatos, alguna vez intenté escribir relatos pero no se me daba eso artístico, solo leer y disfrutar. Para cuando estaba ocupado con la beca del IHNCA y la preparación del tema monográfico, apenas y tenía tiempo para leer relatos de Bukowski. Le llamaba lectura de placer. Supe que Geoisie si estaba escribiendo y ya había publicado uno que otro relato en una editorial underground de chavalos que se encargaban de publicar jóvenes escritores.
Mientras me preparaba para la tormenta de tantas tareas caí en una crisis de depresión, no quería salir del cuarto y sentía el mismo nudo en la garganta. Deje de ver a Colline y ella se enojó conmigo porque pensó que ya no teníamos nada, pero en realidad me hallaba sumido en un túnel oscuro sin salida. Kunnian había visitado psiquiatras y me recomendó ir donde el doctor Patricio Salazar. La primera vez que llegué le expuse mi situación y me recetó de inmediato como tres píldoras para solucionar mi crisis. Pensé que toda esa b****a no resolvería mis problemas así que fui a terapias donde Carla Ocampo; una ferviente evangelista de la medicina natural, me recetó flora terapia. Me tomaba esas gotas para autosugestionarme bienestar pero yo no sentía ningún cambio, seguía con las misma fobia social, paranoia y depresión. Todo me causaba un nudo en la garganta. Aun así presenté mis papeles para la beca del IHNCA y empecé a prepararme para la monografía. En mis crisis me sentía culpable porque no veía a mi mamá pero era por la misma razón que me consideraban un fracasado, según ellos iba a terminar como un vago o en un taxi dando charlas filosóficas. Ellos querían como dije, un abogado o un contador con trabajo fijo.
Estábamos en el motel New York, mientras Colline tomaba una ducha, hurgué en su bolso en busca de cocaína; quería comprobar que era una adicta, y, en efecto, encontré una bolsita plástica llena de polvo blanco, abrí la bolsa y metí el dedo. Quería averiguar que sabor tenía, puse el dedo en mi lengua, el polvo blanco tenía sabor a metal oxidado. Le hice un nudo a la bolsita y la guardé. Fui a la ducha a ver a Colline y la encontré orinando, se sorprendió al verme. Me lave la cara en el lavado y luego fui a la cama a esperar a Colline, encendí la televisión para ver TNT. No había nada especial, así que busqué el interruptor para poner la porno, de inmediato se escucharon los gemidos. El volumen estaba alto. Me sentía un poco estable, nada de nudo en la garganta, ni sensación de desvanecimiento, tampoco tenía ganas d
Colline pasó por mí a eso de las nueve de la mañana para ir a León, llegamos temprano y fuimos a desayunar a la panadería Pan y paz; me entró una crisis luego de tomar el café. Tomé las manos de Colline y le dije que debíamos terminar, ella me observó, acarició mi mejilla y me limpió la lágrima que corría. “Te amo” dijo. Yo no sabía que responderle, no es que quisiera terminar con ella por el asunto de la cocaína, solo que no quería estar con nadie en ese momento y pensé que la mejor manera de hacerle saber eso era diciéndole que termináramos y luego vagar solo por las calles de León. Con la intención de pensar buenas razones para seguir viviendo. Así es la depresión, no se le encuentra sentido a nada, hay una aflicción que lo provoca todo, desde los pájaros que parten volando hasta el agua d
Recibí la mejor noticia de la semana, me aceptaron en el IHNCA, de cinco que aplicaron yo quedé seleccionado para la beca de investigación, pasé todo el día aguardando para darle la noticia a Colline, mientras apretaba los números en el celular recibí una llamada de mi mamá. Lo último que hice al escuchar sus palabras fue soltar el celular y escuchar el crujido al caer contra el suelo, mi papá había fallecido hacía unos minutos por un infarto al miocardio.Fue en la mañana, se levantó a tomar agua y le dio el infarto; no estaba preparado para esa noticia, de inmediato recogí el celular. Mi mamá aún estaba al teléfono “Leopoldo ¿estás ahí?” decía. “Sí, aquí estoy mamá” le respondí. Ahora no sabía cómo recibir el día, mi opción era alegrarme por ha
La semana después del fallecimiento de mi padre fui por primera vez a mi pasantía como asistente investigador en el IHNCA, para esa fecha ya me había quedado sin dinero y no tenía tiempo para ir al casino, el pago de los trescientos dólares sería hasta dentro de un mes y solo tenía asegurado los mil córdobas del estipendio por la beca. Así que luego de salir del IHNCA a las cinco de la tarde fui al casino Nicarao a jugar en las máquinas, jamás pensé que me iba suceder lo siguiente. Inserté un billete de veinte dólares y de inmediato lo perdí, ni siquiera un dólar gané, inserté otro billete y también lo perdí solo me quedaban otros veinte dólares, no podía jugar al azar, así que me retiré y me fui a mi casa con la derrota encima de los hombros.Me sentí un fracasado, el juego no me dominaba
Fui al Palm Casino a jugar en las máquinas tragamonedas, ingresé diez dólares y obtuve veinte, luego ingresé los veinte y obtuve cuarenta, tuve una buena racha. Con el dinero extra sobreviví el mes hasta que me pagaron los trescientos dólares de la pasantía como asistente de investigación en el IHNCA, llegaron las vacaciones y me propuse pasarla en la casa de mi madre para acompañarla en su duelo.Diciembre se fue rápido, llegó enero y volví al IHNCA y también inicié la redacción de la monografía: Análisis historiográfico de la filosofía latinoamericana en Nicaragua. Todo marchaba bien hasta que encontré a Mathilde en el Café El Molino. Estaba ahí, sentada, tomando café. No lo podía creer, en seguida me levanté y fui a saludarla. Estaba estupefacta al verme, me pidió que me sentara;
Karibische me invitó a su casa en Bluefields, nos fuimos en panga desde El Río Escondido, las olas que se formaban al final de la cuenca me marearon al punto de vomitar; llegamos a su casa. Su familia me atendió con amabilidad, habían preparado especialmente ron don para la cena, comimos hasta explotar, luego fuimos a caminar por las calles de Bluefields, una ciudad muy exótica para mi gusto. El clima húmedo y las pequeñas brisas que de pronto caían me provocaron cierta extrañeza también el bochorno era distinto al de Managua. Había escuchado que Bluefields era muy pobre, pero su riqueza de paisajes ganó más en mí un entusiasmo por su cultura que ese pensamiento.Vi a niños con cubetas llenas de camarones vendiéndolas en las calles y a orillas de la Laguna de Perla. Recordé la vez que cociné pasta con camarones y me salió un ojo de la cara. Porq
Aturdido por la depresión, y por más que quisiera animarme a trabajar, había llegado a un punto de quiebre en donde ni Mathilde podía contentarme, ni la filosofía ni mi trabajo en el IHNCA. Colline me había mandado cartas por correo electrónico pero no tenía las fuerzas para responderle.Terminó el primer cuatrimestre y ningún avance en mi monografía, mucho menos Kunnian, ella también decidió entrar a un call center y dejó a un lado las clases. Me pareció una estupidez porque ella no tenía necesidad de entrar a un call center, sus padres la mantenían, supongo que era la manera de buscar su independencia. Yo me encontraba en un estado de crisis, había faltado al IHNCA y ya me habían enviado un memorándum donde me señalaban que iban a rescindir el contrato por mi falta de compromiso. Me propuse la terrible idea de terminar al igual q
Obtuve un préstamo para comprar un carro, mi vida se volcó al monótono trabajo diario, ya no era el mismo muchacho entusiasmado por la filosofía. Geoisie se fue a estudiar artes visuales a Cuba, Karibische regresó a Bluefields a ayudar en la empresa de su padre y yo volví con Colline y estábamos viviendo juntos. Había un disonancia entre nosotros que no sé cómo sobrevivía esa relación. Se graduó de sociología pero no le fue muy bien en la búsqueda de trabajo así que se unió a nosotros al trabajo de call centers. La vida era como un ascensor con todo y la bosa nova que se escucha cuando se abren las puertas y empieza a subir o bajar. Un asqueroso bochorno me sacudía en abril, había algo en mi sistema que para esas fechas expedía un fétido hedor de mis axilas, siempre era en abril. Me sucedía ese fenómeno, y adem&aacu