Pensaba en la originalidad de la filosofía latinoamericana, en las expresiones diversas de cada ser latinoamericano, me había empapado del tema y ya tenía planeado que mi monografía sería sobre el libro de Leopoldo Zea. Le propuse a Argent que trabajáramos la monografía pero dijo que se iba a dar un año sabático, entonces le propuse a Kunnian y aceptó. Para problematizarlo pensaba si existía una filosofía en Nicaragua; nuestro mayor representante es Serrano Caldera, los problemas de identidad parecían dilucidarse en una cultura de confrontación; una lucha eterna contra la invasión del imperialismo. A mi parecer no hay un sistema filosófico planteado pero si un rico y amplio pensamiento propio de nuestra identidad política como nicaragüenses. Entonces entraba en una negación con lo propuesto con Leopoldo Zea. Ahí mi problemática del tema.
Para esos días Kunnian estaba entusiasmada por una feria de animé en la UNI, me invitó y tuve que ir a soportar a un montón de gente vestida como sus personajes favoritos de animé. Estuvimos ahí durante horas observando a la gente hacían muecas mostrando sus cosplays. Argent parecía asqueado por los pobres muchachos que actuaban en la tarima, le pregunté si sentía bien y dijo que le parecía una locura que existiera esta cultura de animé, le dije que cada quien tiene derecho a hacer lo que quiera con su vida. El día se alegró cuando nos encontramos a Colline, Kunnian la había invitado; al parecer a ella también le gustaba el animé. El encuentro no me sorprendió tanto, empezamos a hablar y debatir ideas sobre filosofía latinoamericana, ella parecía absorta mientras yo hablaba. Cuando nos dio hambre fuimos a comer hamburguesas de un carrito que estaba afuera de la UNI. Las hamburguesas estaban deliciosas. Sabían a verdadera carne no como las hamburguesas de cadenas comerciales. Colline hablaba sobre glocalización. Termino que si más o menos recuerdo se refiere a la expansión de la globalización en un mercado local operado por empresas trasnacionales. En ese momento me sentía más hombre de lo que era antes, disponía de mi propio dinero y tenía un bagaje cultural como ningún otro. La vanidad me corroía el alma pero no importaba y derrochaba todo mi talento para conquistar a Colline. A la media hora apareció Geoisie; Kunnian lo había llamado.
Luego de aburrirnos en la UNI fuimos a El panal a tomar un par de cervezas, íbamos los cuatro. Me sentí un poco celoso cuando Geoisie saludó efusivamente a Colline y se sonreían como si se conocieran de toda la vida, le dije a Argent que Geoisie me estaba robando a mi chica. Me quedó viendo estupefacto y contestó que estaba delirando, que no había nada entre ellos, solo eran conocidos. Llegamos a El panal y nos servimos de los litros de cervezas, litro tras litro vimos pasar hasta embriagarnos y discutir sobre la situación actual del país que se encontraba en un desastre. Recordamos la vez del Ocupa INSS que nos robaron todo y nos golpearon los militantes sandinistas, luego de las marchas con los campesinos en la carretera norte; Colline nos contó que ella anduvo también en esas marchas, yo nunca la vi en ningún movimiento. Para ese tiempo me encontraba afiliado al partido MRS, pero como encontré varias disonancias en el partido decidí alejarme de ellos y tomé una posición individual de la política, me entregué a terminar mi carrera y alejarme totalmente de la política porque solo problemas me traía. La vez del Ocupa INSS recibí una tremenda paliza y me llevaron al Chipote; una prisión de detención para prisioneros políticos. Ahí me desnudaron y me interrogaron. Al salir decidí que jamás me metería en asuntos políticos porque el gobierno me tenía fichado; durante mucho tiempo sufrí de una paranoia constante cuando veía policías o militares, pensaba que venían por mí. Argent también desistió del MRS y se unió a mi apatía política. Kunnian estaba muy joven para cuando pasó todo eso, estaba en primer año de la carrera y tenía dieciséis años. Ahora lo único que me preocupaba era hacer dinero. Era lo único que me interesaba; lucrarme en el casino y obtener buenas ganancias para asegurarme un buen futuro. Eso es lo que pensaba.
Desde la mesa podía sentir la pierna de Colline rozando la mía, yo le seguí el juego y de repente tomé su mano y empezamos a acariciarnos; sabía que ese día íbamos a acostarnos. Geoisie se levantó de la mesa y dijo que tenía que retirarse porque iba a salir con su mamá, ella era una pintora famosa de la alta clase. Entonces Geoisie se fue y nos quedamos Kunnian, Colline y Argent. De repente todo se volvió una locura, Argent y Kunnian empezaron a besarse, yo quedé viendo a Colline, nos acercamos y nos dimos un beso con todo y lengua. Las cosas se pusieron más calientes cuando puso su mano en mi pene.
—Chicos, nos vamos— dijo Colline levantándose de la mesa y tomándome de la mano.
—Primero paguemos la cuenta no se nos vayan sin pagar — dijo Kunnian
Abrí mi cartera y les dejé un billete de veinte dólares en la mesa. Me sentí como todo un macho adinerado.
Colline caminó y yo la seguí hasta el auto, abrimos las puertas, entramos y empezamos a besarnos. Luego ella abrió la guantera y sacó una pipa. También extrajo una pequeña bolsa transparente donde guardaba la marihuana. Empezó a preparar la pipa, la encendió y dio una fumada. Me ofreció y lo rechacé; ya antes había tenido problemas con la marihuana. La primera vez me dio la blanca; quedé con los ojos volteados viendo al espacio. Terminado de fumar, seguimos besándonos. Hacía calor y le dije que encendiera el auto y encendiera el aire acondicionado. Comencé a acariciar sus pechos y a besarla por todo su cuello. “Vamos a un lugar privado” le dije. “¿A dónde” preguntó. “A un motel” le dije. Dio un respiro, se acomodó el pelo, y retrocedió el auto. Aceleró y llegamos al motel Fantasy. Entramos a una habitación exótica con cama en forma de corazón y espejos en el techo. Colline se quitó el vestido, por fin pude ver aquel cuerpo que tanto anhelaba. “Voy a la ducha” dijo. Yo me lancé a la cama y prendí el televisor, de inmediato apareció un canal porno donde un hombre negro penetraba a una chica blanca. No sabía qué hacer, intenté cambiar de canal pero siempre daba el mismo. Entonces tomé el teléfono y pregunté cómo podía ver otro canal. La muchacha que me atendió dijo que apretara el interruptor cerca de la mesa de noche. Apreté el interruptor y el canal se cambió a Cartoon Networks. Mientras esperaba a Colline, también me desvestí y me escondí en las sabanas. Colline salió de la ducha y se metió a la cama. Empezamos a besarnos y de inmediato me hizo una mamada. No terminé, y yo le regresé la caricia. Me vine unas tres veces. La noche había terminado. Pedimos la cuenta: setecientos córdobas. Eran como las nueve de la noche. “Vámonos” dijo Colline. Y salimos del motel. Pasamos por la gasolinera comprando más cervezas y nos dirigimos hacia la casa. Cuando llegamos y abrimos la puerta escuchamos los gemidos de Kunnian. Gritaba como una fiera. Nos quedamos en el sofá tomando las cervezas. Cuando los chicos salieron de la habitación se sorprendieron y se pusieron rojitos. “¿Kunnian te llevo a tu casa? preguntó Colline “Sí, por favor” dijo Kunnian. Las chicas se fueron, Argent y yo nos tomamos las demás cervezas, luego nos fuimos a acostar cada quien a su cama.
Esa noche con Colline había sido espectacular, cogimos durante horas. Estaba en mi casa escuchando Amor Amarillo de Cerati, pensaba en Colline, en lo bella que era. Era viernes y tenía ganas de salir un rato a apostar en el casino, me alisté y fui directo al casino. No quería ir a la casa de apuestas y solo jugué un rato en las máquinas, obtuve cuarenta dólares. Luego de eso hice una llamada a Argent, dijo que estaba en Ron Kon Rolas; un bar ubicado en la calle de la perdición por el Reparto San Juan. Había un concierto en homenaje a Héroes del silencio. Detuve un taxi y me dirigí a Ron Kon Rolas. Prendí un cigarrillo, el guardia de seguridad me revisó y luego me dejó pasar. Vi un montón de chicos vestidos con camisas negras, jeans y botas, caminé hacia la barra y pedí una cerveza. Me levanté y empecé a buscar a Argent. El lugar estaba atiborr
Estábamos en el motel New York, mientras Colline tomaba una ducha, hurgué en su bolso en busca de cocaína; quería comprobar que era una adicta, y, en efecto, encontré una bolsita plástica llena de polvo blanco, abrí la bolsa y metí el dedo. Quería averiguar que sabor tenía, puse el dedo en mi lengua, el polvo blanco tenía sabor a metal oxidado. Le hice un nudo a la bolsita y la guardé. Fui a la ducha a ver a Colline y la encontré orinando, se sorprendió al verme. Me lave la cara en el lavado y luego fui a la cama a esperar a Colline, encendí la televisión para ver TNT. No había nada especial, así que busqué el interruptor para poner la porno, de inmediato se escucharon los gemidos. El volumen estaba alto. Me sentía un poco estable, nada de nudo en la garganta, ni sensación de desvanecimiento, tampoco tenía ganas d
Colline pasó por mí a eso de las nueve de la mañana para ir a León, llegamos temprano y fuimos a desayunar a la panadería Pan y paz; me entró una crisis luego de tomar el café. Tomé las manos de Colline y le dije que debíamos terminar, ella me observó, acarició mi mejilla y me limpió la lágrima que corría. “Te amo” dijo. Yo no sabía que responderle, no es que quisiera terminar con ella por el asunto de la cocaína, solo que no quería estar con nadie en ese momento y pensé que la mejor manera de hacerle saber eso era diciéndole que termináramos y luego vagar solo por las calles de León. Con la intención de pensar buenas razones para seguir viviendo. Así es la depresión, no se le encuentra sentido a nada, hay una aflicción que lo provoca todo, desde los pájaros que parten volando hasta el agua d
Recibí la mejor noticia de la semana, me aceptaron en el IHNCA, de cinco que aplicaron yo quedé seleccionado para la beca de investigación, pasé todo el día aguardando para darle la noticia a Colline, mientras apretaba los números en el celular recibí una llamada de mi mamá. Lo último que hice al escuchar sus palabras fue soltar el celular y escuchar el crujido al caer contra el suelo, mi papá había fallecido hacía unos minutos por un infarto al miocardio.Fue en la mañana, se levantó a tomar agua y le dio el infarto; no estaba preparado para esa noticia, de inmediato recogí el celular. Mi mamá aún estaba al teléfono “Leopoldo ¿estás ahí?” decía. “Sí, aquí estoy mamá” le respondí. Ahora no sabía cómo recibir el día, mi opción era alegrarme por ha
La semana después del fallecimiento de mi padre fui por primera vez a mi pasantía como asistente investigador en el IHNCA, para esa fecha ya me había quedado sin dinero y no tenía tiempo para ir al casino, el pago de los trescientos dólares sería hasta dentro de un mes y solo tenía asegurado los mil córdobas del estipendio por la beca. Así que luego de salir del IHNCA a las cinco de la tarde fui al casino Nicarao a jugar en las máquinas, jamás pensé que me iba suceder lo siguiente. Inserté un billete de veinte dólares y de inmediato lo perdí, ni siquiera un dólar gané, inserté otro billete y también lo perdí solo me quedaban otros veinte dólares, no podía jugar al azar, así que me retiré y me fui a mi casa con la derrota encima de los hombros.Me sentí un fracasado, el juego no me dominaba
Fui al Palm Casino a jugar en las máquinas tragamonedas, ingresé diez dólares y obtuve veinte, luego ingresé los veinte y obtuve cuarenta, tuve una buena racha. Con el dinero extra sobreviví el mes hasta que me pagaron los trescientos dólares de la pasantía como asistente de investigación en el IHNCA, llegaron las vacaciones y me propuse pasarla en la casa de mi madre para acompañarla en su duelo.Diciembre se fue rápido, llegó enero y volví al IHNCA y también inicié la redacción de la monografía: Análisis historiográfico de la filosofía latinoamericana en Nicaragua. Todo marchaba bien hasta que encontré a Mathilde en el Café El Molino. Estaba ahí, sentada, tomando café. No lo podía creer, en seguida me levanté y fui a saludarla. Estaba estupefacta al verme, me pidió que me sentara;
Karibische me invitó a su casa en Bluefields, nos fuimos en panga desde El Río Escondido, las olas que se formaban al final de la cuenca me marearon al punto de vomitar; llegamos a su casa. Su familia me atendió con amabilidad, habían preparado especialmente ron don para la cena, comimos hasta explotar, luego fuimos a caminar por las calles de Bluefields, una ciudad muy exótica para mi gusto. El clima húmedo y las pequeñas brisas que de pronto caían me provocaron cierta extrañeza también el bochorno era distinto al de Managua. Había escuchado que Bluefields era muy pobre, pero su riqueza de paisajes ganó más en mí un entusiasmo por su cultura que ese pensamiento.Vi a niños con cubetas llenas de camarones vendiéndolas en las calles y a orillas de la Laguna de Perla. Recordé la vez que cociné pasta con camarones y me salió un ojo de la cara. Porq
Aturdido por la depresión, y por más que quisiera animarme a trabajar, había llegado a un punto de quiebre en donde ni Mathilde podía contentarme, ni la filosofía ni mi trabajo en el IHNCA. Colline me había mandado cartas por correo electrónico pero no tenía las fuerzas para responderle.Terminó el primer cuatrimestre y ningún avance en mi monografía, mucho menos Kunnian, ella también decidió entrar a un call center y dejó a un lado las clases. Me pareció una estupidez porque ella no tenía necesidad de entrar a un call center, sus padres la mantenían, supongo que era la manera de buscar su independencia. Yo me encontraba en un estado de crisis, había faltado al IHNCA y ya me habían enviado un memorándum donde me señalaban que iban a rescindir el contrato por mi falta de compromiso. Me propuse la terrible idea de terminar al igual q