Lucifer apareció entonces acompañado de Amón, quien al sentir aun algo de dolor en su hija, miró a Lucifer con enfado.

—Hablarás con Gabriel, porque sé que sabes de lo que va esto. Puedo entender que quiera proteger a su esposa, pero no puede herir a Christie.

—Amón, tengo frío.

—Puedo ayudarte, considérame un calefactor portátil. Voy a colocar mis manos sobre tu cabeza y te sentirás bien.

Efectivamente, pocos segundos después ya se sentía bastante mejor, aun así, y sin que le importara si había testigos o no, la mantuvo en la cama, cubierta con la manta. Mientras tanto, escucharon con calma ese secreto que tenía aterrorizado a Vlad y entonces comprendieron mucho sobre ese poder de Gabe.

—No veo nada malo en esto, y entiendo que protege a mamá. Debo hablar con él.

—No me dejes, Gabe.

Todos abandonaron la habitación mientras Gabriel abrazaba a su compañera, esta no levantaba barreras mentales, lo dejaba verla tal cual era y lo sintió, Christie tenía dolor pero sobre todo miedo.

—Duerme