Más criaturas llegaron entonces, Benjamin estaba ahí junto con su ejecutor, también estaban otros vampiros e incluso Morgana y Kellen. Sabían que debían matarla, pero si se equivocaban y no lograban asesinarla de un solo golpe, ella podría herir a Emi de forma letal.

—Vaya, cuantos inmortales.

—Matilde—dijo Benjamin Black—somos muchos, ríndete y libera a la compañera de Korvoz.

—Ella es mi seguro de vida.

Mientras la discusión se llevaba a cabo, Korvoz había saltado sobre el techo de la inmensa caja y miraba con angustia como su compañera a duras penas se agarraba de aquella rejilla, tratando de obtener bocanadas de aire mientras el agua se agitaba con violencia, haciendo que perdiera el agarre.

Al inicio con poca frecuencia, pero el cansancio empezaba a pasarle la factura y cada vez le resultaba más difícil sostenerse. Y cuando la veía soltarse e ir al fondo, lo único que podía hacer era alentarla para que subiera de nuevo a la superficie.

Radu, Gabe y Alexander golpeaban las par