—¡Vete de aquí! —dijo enojado.—¿O que?, llamaras a tu papi.—Imbecil — el ojos grises, lo tomo del cuello y lo largo afuera.Todos nos quedamos de piedra, con ese acto. El idiota número dos, lo vio asustado. Es que daba miedo, las venas de su cuello se habían inflamado.Después que aquel sujeto, se fuera corriendo. Vino hacia mi y me habló:—¿Estás bien?—quiso saber.Nose porque motivo, me puse a llorar en su hombro , Magdalena.Pero olía tan bien incluso, me quedé un poco perdida en su colonia.Todos entraron adentro y me quedé sola junto con él.Se marchó dejándome más dudas que respuestas, aunque la buena noticia era que ya sabía , se llamaba.— ¿Estas bien Gi? — Mel quiso saber, apenas entré. Tambien mi jefe, estaba a su lado ambos con una mirada preocupada.—Si… solo fue un susto y mi bocota —dije con una sonrisa.— Ese tipo era un imbécil… se lo merecía — Nahuel contestó y añadió: — Si no te defendía el, hubiera ido yo, mi bella dama en apuro.Con Mel, nos miramos divertidas.D
—Eso lo hace una empresa de limpieza.—Claro, en cambio yo tengo que trabajar limpiando mesas que nunca serán mías.Abrí los ojos con sorpresa: dándome cuenta lo que dije.— Supongo que cada uno tiene un trabajo distinto se encoge de hombros.Empieza a tomar un aparatito que no entiendo muy bien para que es y lo miro aún más aterrada.En este día hacía calor. Así que había optado por ponerme un vestido largo, y al parecer era oportuno para esta ocasión.El chico que más me gustaba en el mundo; por el cual había suspirado durante años me iba a ver mi parte íntima, la cual había depilado rigurosamente gracias al consejo de Ana. Había estado todo el día anterior sufriendo una y otra vez, creo que ahora debe parecer un tomate con dos labios.El, sin una pizca de vergüenza empieza a preparar todo.—¿Puedes retirarte el vestido... por favor? —me pide permiso.Asiento y me lo levantó, bajo mi ropa íntima, y el empieza a proceder con todo.La verdad es que nunca me habían hecho esto.Bueno sí
—Porque... porque ¡me siento bien! es solo que estoy fingiendo dolor... ¡asi es!Me mira , si me hubiera salido una tercera cabeza, incluso me tocó por si acaso.—¿Qué persona finge dolor? tienes el Incluso el tobillo hinchado.— Pero estaré bien... en serio —comento y me voy alejando, parezco una viejita renga, perdóneme las viejitas.Siento la mirada de Leonardo detrás de mí nuca, pero aún así no me giro.Me siento avergonzada, y llegó detrás de la cocina. Me siento en la primero que veo: en un cajón de verduras desgastado, de pronto veo a Melisa acercarse a mí con un hielo.—¿Por qué no dejaste que te ayudara? —quiere saber.Yo misma quiero saber la misma respuesta, pero tampoco iba a dejar que viera eso.—Tengo la media rota, en el cual se me sale el dedo gordo.—Ahora entiendo. Pero seguramente lo hubiera entendido: tal vez te hubiera regalado un par de medias —comenta divertida y yo la miro entrecerrando los ojos.Hoy día no me había parecido la más cuerda, aunque no pude evitar
Gisel, se encontraba en este día lluvioso cubierta de cobijas. La verdad es que no le había parecido levantarse dela cama, y a pesar de ser primavera y hacer calor: en ese día había sido en particular nublado y gris.Podía ver las sombras de las ramas a través de la ventana, alguna brisa se colaba: haciéndola extremecer.Las sombras, le daban un poco de miedo. Ya que estaba sola en su casa, a pesar de tener unos buenos padres amorosos... los cuales se preocupaban por ella, ella había optado por independizarse vivir sola.Tenía un solo hermano, el cual estaba felizmente casado y ya tenía más de 30 años.Ella, se encontraba cubierta, y con el corazón pensante. No podía quitar la sonrisa de Julia antes del día anterior, estaba en un día domingo gris y húmedo.De pronto, escuchó su teléfono de reojo. Puedo ver la luz palpitante y el sonido vibrante le hicieron despabilar, sabiendo que tenía que levantarse con las pocas fuerzas que tenía de hacerlo.Se sentó sobre el mudillo colchón, el cu
—¿Y Ana? —Quiso saber ella.—No lo sé... también intenté contactarla. Y no quiso atender.—Tal vez... está deprimida. Creo que deberíamos, comer e ir a visitarlas ¿no te parece?—Me parece una buena idea, podríamos llevar la pizza a su casa —comento Melissa.—Tienes razón, no se me había ocurrido.Giselle, fue a cambiarse un poco la ropa, en parte le daba mucho miedo que su amiga se diera cuenta de lo que había estado haciendo durante el día.Miró de reojo: la cama la cual había tenido que cambiar las sábanas.Suspiró, se puso un pantalón largo y suelto; encima un suéter de hilo fino. En cuanto lo hizo, se vio vestida frente a un gran espejo que había comprado hace poco. Salió con su amiga disparadas, para ver qué era lo que le ocurrió a su amiga.—Solamente estoy un poco preocupada —comenta—Yo también, pero de seguro que solamente está un poco triste , no debe ser tan grave —coménta Melissa.Las dos se suben al vehículo de Melisa: la misma no había tenido el privilegio tener unos pa
—La verdad es que no, sigo con el mismo dolor de ayer.—Tranquila, seguramente que ahora cuando estemos en el doctor indicará reposo y te hará una serie masajes.En cuánto dijo la palabra "masajes" las mejillas de Giselle se tornaron rojizas al recordar lo que había ocurrido la mañana anterior. Sus ojos se encontraron con los del, pero ambos no dijeron nada.En cuanto sonó la cafetera, se puso de pie para buscar la infusión para su invitado. Lo puso en una taza idéntica a la que ella tenía, solamente que no había ninguna frase.—¿Qué quiere decir "Mejor afuera que adentro"? —quiso saber el divertido.—No lo sé —comentó y se encogió de hombros mientras bebía un sorbo de café.—Ya lo creo que puede ser debido a varias cosas: dicen que lo más sano es liberar los gases fuera del cuerpo.En cuanto escucho esas palabras, Gisel escupió el café que tenía entre sus labios y empezó a reírse.—No pensé que lo dirías tan así —comentó divertida.—Es normal, además a ti se te escaparon un par de ga
—De nada, te a,de todo lo que tenía que a,dar, y ahora vas a poder caminar mejor. Aunque te sugiero que haga reposo y te untes esta crema que te voy a entregar.Ella asiente, en cuanto le da todo ya se encuentran caminando hacia el exterior. No puede evitar mirar de reojo a Leonardo, después de haberse tirado tantos gases. Ahora le daba profunda vergüenza tener que hablar con el.—¿Estás bien? —Quiere saber el mismo.—Estoy perfecta, ahora no me duele tanto el pie.—Me alegra saber eso, la verdad es que me siento bien de que... estés bien.Ella siente, aunque de igual forma su corazón empezó a latir un poco más deprisa.—¿Me puedes llevar al bar? —quiere saber ella.—Pero... tienes que descansar.—Lo sé, pero aunque sea puedo atender la caja —se encogió de hombros.El no muy convencido de la respuesta de su nueva amiga: de igual forma se subieron el vehículo y la llevó.El lugar queda un poco más cerca que es su casa, en menos de 5 minutos había llegado. Leonardo, le abrió la puerta ,
Lo había amado en silencio por tanto tiempo, que decirle las cosas sería muy difícil.—Usted piensa que lo mejor sea: ¿ir y hablarle de mis sentimientos? —quiso saber ella.—No lo sé, eso es algo que lo tiene que saber tu misma. Sí es lo mejor para que lo puedas olvidar y cerrar esa etapa, pues hazlo; al contrario si lo haces para tener la leve esperanza de que él te diga que él también siente lo mismo, mejor guárdate tus sentimientos. No solamente sufrirás por no ser correspondida, sino por sentirte un poco humillada.El resto de la tarde, Gisel se quedó perdida en esas palabras de parte de Juan , una y otra vez volvía mismo momento pensando en decirle o no lo que sentía. Sus ideas mágicamente cambiaron el instante que Leonardo apareció con una bella chica de la mano.La misma de la foto.Sus ojos enseguida se llenaron de lágrimas, pero las disimulo quitando las con un pañuelo que tenía en su bolsillo izquierdo.La pareja, se encaminó hacia la barra y puso su mejor sonrisa.—¡Hola! t