—Porque... porque ¡me siento bien! es solo que estoy fingiendo dolor... ¡asi es!Me mira , si me hubiera salido una tercera cabeza, incluso me tocó por si acaso.—¿Qué persona finge dolor? tienes el Incluso el tobillo hinchado.— Pero estaré bien... en serio —comento y me voy alejando, parezco una viejita renga, perdóneme las viejitas.Siento la mirada de Leonardo detrás de mí nuca, pero aún así no me giro.Me siento avergonzada, y llegó detrás de la cocina. Me siento en la primero que veo: en un cajón de verduras desgastado, de pronto veo a Melisa acercarse a mí con un hielo.—¿Por qué no dejaste que te ayudara? —quiere saber.Yo misma quiero saber la misma respuesta, pero tampoco iba a dejar que viera eso.—Tengo la media rota, en el cual se me sale el dedo gordo.—Ahora entiendo. Pero seguramente lo hubiera entendido: tal vez te hubiera regalado un par de medias —comenta divertida y yo la miro entrecerrando los ojos.Hoy día no me había parecido la más cuerda, aunque no pude evitar
Gisel, se encontraba en este día lluvioso cubierta de cobijas. La verdad es que no le había parecido levantarse dela cama, y a pesar de ser primavera y hacer calor: en ese día había sido en particular nublado y gris.Podía ver las sombras de las ramas a través de la ventana, alguna brisa se colaba: haciéndola extremecer.Las sombras, le daban un poco de miedo. Ya que estaba sola en su casa, a pesar de tener unos buenos padres amorosos... los cuales se preocupaban por ella, ella había optado por independizarse vivir sola.Tenía un solo hermano, el cual estaba felizmente casado y ya tenía más de 30 años.Ella, se encontraba cubierta, y con el corazón pensante. No podía quitar la sonrisa de Julia antes del día anterior, estaba en un día domingo gris y húmedo.De pronto, escuchó su teléfono de reojo. Puedo ver la luz palpitante y el sonido vibrante le hicieron despabilar, sabiendo que tenía que levantarse con las pocas fuerzas que tenía de hacerlo.Se sentó sobre el mudillo colchón, el cu
—¿Y Ana? —Quiso saber ella.—No lo sé... también intenté contactarla. Y no quiso atender.—Tal vez... está deprimida. Creo que deberíamos, comer e ir a visitarlas ¿no te parece?—Me parece una buena idea, podríamos llevar la pizza a su casa —comento Melissa.—Tienes razón, no se me había ocurrido.Giselle, fue a cambiarse un poco la ropa, en parte le daba mucho miedo que su amiga se diera cuenta de lo que había estado haciendo durante el día.Miró de reojo: la cama la cual había tenido que cambiar las sábanas.Suspiró, se puso un pantalón largo y suelto; encima un suéter de hilo fino. En cuanto lo hizo, se vio vestida frente a un gran espejo que había comprado hace poco. Salió con su amiga disparadas, para ver qué era lo que le ocurrió a su amiga.—Solamente estoy un poco preocupada —comenta—Yo también, pero de seguro que solamente está un poco triste , no debe ser tan grave —coménta Melissa.Las dos se suben al vehículo de Melisa: la misma no había tenido el privilegio tener unos pa
—La verdad es que no, sigo con el mismo dolor de ayer.—Tranquila, seguramente que ahora cuando estemos en el doctor indicará reposo y te hará una serie masajes.En cuánto dijo la palabra "masajes" las mejillas de Giselle se tornaron rojizas al recordar lo que había ocurrido la mañana anterior. Sus ojos se encontraron con los del, pero ambos no dijeron nada.En cuanto sonó la cafetera, se puso de pie para buscar la infusión para su invitado. Lo puso en una taza idéntica a la que ella tenía, solamente que no había ninguna frase.—¿Qué quiere decir "Mejor afuera que adentro"? —quiso saber el divertido.—No lo sé —comentó y se encogió de hombros mientras bebía un sorbo de café.—Ya lo creo que puede ser debido a varias cosas: dicen que lo más sano es liberar los gases fuera del cuerpo.En cuanto escucho esas palabras, Gisel escupió el café que tenía entre sus labios y empezó a reírse.—No pensé que lo dirías tan así —comentó divertida.—Es normal, además a ti se te escaparon un par de ga
—De nada, te a,de todo lo que tenía que a,dar, y ahora vas a poder caminar mejor. Aunque te sugiero que haga reposo y te untes esta crema que te voy a entregar.Ella asiente, en cuanto le da todo ya se encuentran caminando hacia el exterior. No puede evitar mirar de reojo a Leonardo, después de haberse tirado tantos gases. Ahora le daba profunda vergüenza tener que hablar con el.—¿Estás bien? —Quiere saber el mismo.—Estoy perfecta, ahora no me duele tanto el pie.—Me alegra saber eso, la verdad es que me siento bien de que... estés bien.Ella siente, aunque de igual forma su corazón empezó a latir un poco más deprisa.—¿Me puedes llevar al bar? —quiere saber ella.—Pero... tienes que descansar.—Lo sé, pero aunque sea puedo atender la caja —se encogió de hombros.El no muy convencido de la respuesta de su nueva amiga: de igual forma se subieron el vehículo y la llevó.El lugar queda un poco más cerca que es su casa, en menos de 5 minutos había llegado. Leonardo, le abrió la puerta ,
Lo había amado en silencio por tanto tiempo, que decirle las cosas sería muy difícil.—Usted piensa que lo mejor sea: ¿ir y hablarle de mis sentimientos? —quiso saber ella.—No lo sé, eso es algo que lo tiene que saber tu misma. Sí es lo mejor para que lo puedas olvidar y cerrar esa etapa, pues hazlo; al contrario si lo haces para tener la leve esperanza de que él te diga que él también siente lo mismo, mejor guárdate tus sentimientos. No solamente sufrirás por no ser correspondida, sino por sentirte un poco humillada.El resto de la tarde, Gisel se quedó perdida en esas palabras de parte de Juan , una y otra vez volvía mismo momento pensando en decirle o no lo que sentía. Sus ideas mágicamente cambiaron el instante que Leonardo apareció con una bella chica de la mano.La misma de la foto.Sus ojos enseguida se llenaron de lágrimas, pero las disimulo quitando las con un pañuelo que tenía en su bolsillo izquierdo.La pareja, se encaminó hacia la barra y puso su mejor sonrisa.—¡Hola! t
LeonardoLa mañana siguiente, he preparado mi taza de café. Pude ver de reojo, Eli , a la cual se encontraba dormida en la cama. Después de levantarme, para poder desayunar, se quedó en el mismo sitio.Esa chica me ha gustado desde siempre, ni siquiera había podido creer el momento que me había dicho que sí. Fue un momento mágico.Para mi: es una buena persona. Eliana, es trabajadora social y le gustaba mucho ayudar a los niños. No solo eso: era una mujer extremadamente bella.No Pude evitar sacarle la vista de encima, por varios minutos. Hasta que finalmente decidí que era tiempo de despabilarme: no podía estar mirándole el culo todo el día.Es muy buena en la cama. Aunque sentía que algo faltaba entre los dos; no entendía muy bien que era. Cuando llegué a la isla de la cocina empezaba beber sorbos del café, mientras me comía una medialuna. Era delgado porque hace mucho ejercicio... pero comía mucho.Sabía que si no comería tanta comida chatarra: tendría un estado físico mejor. Me en
GiselleEs un poco extraño, no podía negarlo. Pude sentir su mirada sobre mí en todo momento. Pero en el preciso momento exacto, en el cual había pasado sus ojos sobre el. Me había mirado con unos ojos tan triste, eso me había estremecido.Aún no entendía ¿por qué motivo quería mirarme? una y otra vez cuando yo intentaba con todas mis fuerzas olvidarlo.Tal vez seguramente le ha llamado la atención de que yo no me hubiera acercado , cada día su lado, la verdad que no lo entendía. Tampoco sabía muy bien que hacer al respecto.Mi corazón se sintió en ese instante: bastante confuso y algo devastado.Había llorado por tanto tiempo: me lastimaba aunque sea una sola mirada. En este momento las confusiones, se volvían más inquietantes que antes. Era difícil reconocer que yo aún me sentía enamorada de él; sin embargo sabía las consecuencias que tenía ese amor.Estaba más que consiente: para el no era más que su hermanita.Una tierna y triste hermanita, que nunca tendría la oportunidad de esta