Toronto Canadá.Madison sintió los rayos del sol sobre su rostro, abrió los ojos con pesadez, percibiendo la calidez de su pecho. Con cuidado tomó asiento y colocó sus dedos sobre su frente.—No tienes fiebre —resopló con alivio.—Buenos tardes —saludó el doctor William, bajito. — ¿Qué tal ha dormido? —cuestionó.—Bien, se quejó, pero hasta ahí —expresó mirándolo con ternura.—Me alegra escucharlo, tuvimos que bajarle la fiebre ingresándolo a una tina con agua helada.Su mirada se cristalizó.—Ayúdelo por favor —suplicó—, me duele mucho que tenga que pasar por esto, pero si usted nos asegura que tiene esperanza, nos aferraremos a ella, hasta el último momento —su voz se fragmentó.El médico colocó su mano sobre su hombro.—La hay, no pierdas la esperanza, el apoyo de la familia es vital. Lo vamos a monitorear y si no hay fiebre, podrás llevarlo a casa por la mañana. En una semana volverá a internarse, para la siguiente fase, será necesario que descanse y se alimente bien. —Seguiré su
—Salga de aquí —Madison ordenó y presionó el botón para solicitar ayuda.—La prensa está deseosa de saber su estado de salud —refirió el hombre.— ¡Váyase! —exclamó—, mi esposo decidirá si lo hace o no. —Empujó al hombre y cerró la puerta.— ¿Qué rayos fue esto? —cuestionó Alexander.—La noticia llegó a los medios de comunicación. —Presionó sus labios—, lo lamento, debió ser James.Alexander resopló.—Tarde o temprano se tenía que saber, me preocupa mi familia, no debió ser nada sencillo para ellos.—Eso lo podemos solucionar en este preciso momento. —Le entregó su móvil—, puedes hablarles y eso los tranquilizará.Momentos después la doctora Miller ingresó a la habitación.—Vine a ver como se encuentra el señor Walton después de este incidente —indicó.—Estoy bien, doctora —respondió Alexander en tono seco.—Es necesario que me informe si presenta náuseas, mareos, vómito, o algún otro síntoma.—Nada de eso —expresó.La doctora monitoreó signos vitales y lo revisó con rapidez.—Estando
Semanas después.En cuanto Alexander fue dado de alta, volvieron a su residencia, tal y como prometió a Madison, desde que se encontraban en Canadá comenzó a tomar terapia, y a enfocarse en el aquí y el ahora, empezando a limpiar aquella heridas que permearon en su ser y no lo dejaban vivir con plenitud.Aprovechando que Madison y los pequeños no se encontraban, se dispuso a hacer algo diferente para agradecerles sus cuidados.Eran cerca de las 7:00 pm cuando la chica regresó con sus hijos de hacer algunas compras, y comerse un helado.—Alexander ya llegamos —Madison anunció.—Llegamos —repitió uno de los gemelos.—¡Papá! —exclamó otro de los niños.En ese momento Madison recibió un mensaje de su móvil.—Estoy en el jardín, esperándolos —comunicó.Madison frunció el ceño con extrañeza, tomó de las manos a sus pequeños y salieron, se sorprendió al observar un camino de velas cubiertos con bombillas.—Wow —los gemelos expresaron con sorpresa.El corazón de Madison se sacudió, caminaron
—No caigas en sus provocaciones —Luke intervino—, es lo que está buscando —indicó con seguridad.Alexander presionó con fuerza sus puños, estando a punto de golpearlo.—No vales la pena —expresó intentando controlarse.—Justo como lo pensé —murmuró—, no eres un rival para mí. —Elevó su mentón con altivez. —¿Cuándo estarán los resultados listos? —En una semana —indicó el abogado.—Nos veremos la cara pronto —manifestó con resentimiento—. Me comunicaré con Madi para preguntarle de qué color desea la habitación de nuestros hijos.Luke se interpuso entre ambos.—Mantenga a su cliente lejos del mío, o nos veremos en los tribunales —refirió—, no tiene porque estar aquí —mencionó.—Será mejor que nos vayamos —refirió el abogado—, evitemos complicaciones. — Lo tomó por el brazo y se encaminó hacia otra sala.— ¡Madi! —refunfuñó Alexander con molestia—,odio que la nombren con diminutivos —gruñó.Luke ladeó los labios y sonrió.—Voy a tomarte una foto para enviarsela a Madison —bromeó.—No vas
Madison abrió los ojos de par en par, su respiración se agitó.—Eso no puede ser cierto. —Se llevó las manos a su pecho—, Alexander realizó esas pruebas, ese hombre no tiene derecho a acercarse a nuestros hijos —la voz de Madison decreció.—No lo permitiremos. —Alexander la abrazó.—Ese hombre utilizó sus peores cartas, nos toca jugar las nuestras —Luke retomó la conversación. —Ladeó los labios.—Confío en ti —Alexander mencionó.—No caigan en sus provocaciones, porque eso nos meterá en más líos.—No permitas que se acerque a los gemelos, por favor. —Trabajaré con mi equipo en el caso, haremos lo que sea necesario para evitarlo. —Presionó sus labios, y salió.***En cuanto Luke llegó al ascensor, Alexander lo alcanzó.—¿Qué vamos a hacer? —cuestionó agitado.Luke resopló.—Es más que evidente que alguien les está ayudando, necesitamos averiguar a cuanta gente ha sobornado —refirió.—No escatimes en gastos, por demostrar la verdad y tener a mis hijos, estoy dispuesto a hacer lo que se
— ¿En donde colocamos las repisas, señor? —cuestionó el hombre que llevaba los muebles para las habitaciones de los gemelos.—Las quiero arriba de la cómoda —ordenó.—¿En dónde colocamos estos juguetes? —indagó la joven de la limpieza.James la recorrió con su mirada y sin poder evitarlo recordó cuando Madison acudió a su apartamento para hacer la limpieza, para su buena suerte se encontraba de vacaciones, mientras Alison estaba en recuperación, después de haberse puesto implantes en los senos.Ladeó los labios y sonrió de forma perversa al encontrar a la candidata idónea para cumplir una de sus mayores fantasías en la vida. Tuvo una aventura con una empleada doméstica, por lo que comenzó a planear cómo seducir a aquella humilde muchacha.—Vaya que es mi día de suerte —murmuró, mientras la joven sacaba el jabón para lavar los trastes, el hombre la recorría con lentitud, sintiendo como se le secaba la boca, al ver sus firmes chamorros y luego se perdió en sus voluminosos glúteos—. Te v
—Buenos días —saludó Alice al ingresar a la residencia de su hijo.—Hola, señora —respondió Madison. — ¿Le ofrezco algo de tomar? —señaló hacia la sala para que tomaran asiento.—No gracias —contestó Alice presionando la mano del señor Adam, entonces comenzaron a escuchar las risas de los pequeños y de Alexander.El señor Adam no pudo evitar dibujar una sonrisa al escuchar a su hijo tan feliz.—Esos pequeños llegaron a cambiarle la vida.Madison sonrió.—Se esfuerza mucho por ser un buen hombre.—Va a sufrir mucho cuando ese hombre ejerza sus derechos.Madison presionó sus puños y observó con desagrado a Alice.—Liam y Noah, son mis hijos —intervino Alexander sosteniendo a ambos pequeños.—Pero los resultados dicen otra cosas —Alice expresó con nerviosismo.—Son idénticos a mí, ¿no te basta con eso para creer en nosotros? —cuestionó a su madre.—Ese hombre dice que Madison fue su amante y que esos niños son suyos. Su esposa lo confirmó.—Ellos mienten —Madison hizo hincapié.— ¿Los do
Después de tomar una ducha y arreglarse con uno de sus clásicos trajes que solía usar, James se dirigió al comedor y se sentó esperando a que la muchacha que contrató, para que le llevara el desayuno. — ¿Necesita algo más? —la chica cuestionó mientras le servía el plato de fruta.—Me hace falta una hermosa mujercita, que me acompañe a desayunar. —Guiñó un ojo y le sonrió con coquetería.Las manos de la chica temblaron al escucharlo.—Voy por su café —dijo con nerviosismo.—Ya caerás —expresó divertido, tomó el tenedor y comenzó a engullir sus alimentos.Justo cuando estaba por salir de su apartamento se encontró con Madison, abrió los ojos de par en par al tenerla frente a él, inclinó su mirada y la observó de pies a cabeza.—Te ves hermosa —manifestó al verla usar una falda tipo lápiz en color negro y un blazer en color blanco con un discreto escote.—Vine porque deseo saber ¿qué es lo que pretendes con todo el teatro que montaste? —lo miró con dureza.James observó que la joven de